El estado de alarma decretado por el Gobierno para la contención de los contagios por coronavirus hizo paralizar toda la actividad sanitaria que no sea urgente. Cirugías y otros servicios sanitarios no considerados apremiantes se han movido en el calendario para que los sanitarios se puedan centrar en la recuperación de los afectados por la pandemia.

Pero hay otros considerados no aplazables y que tienen que seguir su curso pese a la catástrofe sanitaria que estamos viviendo. Es el caso de la interrupción voluntaria del embarazo. En España, el aborto a petición de la mujer está permitido hasta las 14 semanas de embarazo. En 2018, los últimos disponibles, se han interrumpido 95.917 embarazos en España, 18.914 de los cuales en Madrid. Desde 2010, año en el que se aprobó la ley del aborto, esto representa un descenso del 16,71%.

El tiempo es un elemento fundamental para las mujeres que deciden interrumpir un embarazo y no se compadece con las medidas de confinamiento obligatorias. Por ello, el aborto está dentro de los servicios sanitarios considerados como no aplazables por parte de las autoridades sanitarias y las clínicas siguen prestando sus servicios.

"Todas las clínicas están abiertas y siguen funcionando con la normalidad posible, considerando que absolutamente todos los sectores de la sociedad se están viendo afectados", cuentan fuentes de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción Voluntaria del Embarazo (ACAI), que tiene asociadas a 28 clínicas en España.

En las clínicas nos aseguran lo mismo, las mujeres que necesiten recurrir al aborto pueden seguir haciéndolo con todas las condiciones de seguridad. "Estamos dando los mismos servicios. Se mantienen los mismos trámites de petición y nos siguen llegando pacientes derivados de la pública. Por ahora todo sigue igual", cuentan a magasIN desde la Clínica El Bosque.

En la Clínica Isadora, la misma respuesta: "Las mujeres que necesitan hacerlo piden la cita y son atendidas. No estamos dejando a nadie sin atender. Son servicios no aplazables, con lo cual seguimos trabajando como hasta ahora. El tiempo aquí es muy importante”, explican.

También la Clínica Dator, a através de su cuenta de Twitter, asegura que siguen funcionando con normalidad.

Como cualquier otro sector de actividad que sigue prestando sus servicios en estos momentos, se han redoblado las medidas de seguridad y protección tanto del personal como de las usuarias. "Cada clínica tiene un protocolo propio que están aplicando, en línea con lo que ocurre con los demás sanitarios. Mascarillas, guantes y equipos de protección para todo el equipo, en el caso de que se dispongan, porque ya sabemos como está el acceso a este tipo de materiales. Algunas espacian las intervenciones, para que no coincidan muchas usuarias en la sala de espera, de ser posible. Otras limitan el número de acompañantes por paciente. Se hace lo posible por seguir prestando el servicio con seguridad y calidad", dicen desde ACAI.

En la Clínica El Bosque, por ejemplo, se ha establecido que las pacientes no pueden ir acompañadas, para limitar los contactos innecesarios y se han repartido mascarillas entre el personal médico. "Estamos todos extremando los cuidados para minorar los riesgos", explican. Medidas muy similares a las que se están aplicando en otras clínicas y que pueden retrasar un poco el atendimiento pero no de manera significativa.

"Al intentar espaciar las intervenciones, para que no coincidan pacientes en la sala de espera, por ejemplo, puede que el atendimiento sea más lento, pero por ahora no tenemos constancia de situaciones relevantes a este nivel. Se están haciendo todas las intervenciones sin problemas de tiempo", aseguran en ACAI.

Salud sexual y reproductiva

A nivel de derechos reproductivos, no solo están garantizadas las intervenciones de interrupción voluntaria del embarazo, sino que también otro tipo de cuestiones relacionadas con la salud sexual. "Todas las situaciones urgentes relacionadas con la salud sexual y reproductiva siguen siendo atendidas. Esto incluye a la contracepción de emergencia, por supuesto, que sigue disponible en las farmacias, sin necesidad de receta”, dice Raquel Hurtado, coordinadora del área de intervención social de la Federación de Planificación Familiar Estatal.

Los centros se han cerrado en esta cuarentena, y no se presta atención presencial, pero los teléfonos de contacto y las redes sociales siguen operativas para resolver todo tipo de dudas. "Ahora mismo lo que más nos está llegando son llamadas de gente con dudas sobre lo urgente que puede ser determinada situación y si debe o no acercarse al centro sanitario", explica Hurtado.

"Tenemos que acompañar estas ansiedades, valorar lo que es urgente y lo que puede esperar, y redirigir a las personas al centro de atención correcta, en el caso de que deba ser vista por un médico", dice. "Y siempre teniendo en cuenta la situación personal de cada uno".

Porque un embarazo no deseado es de por si un momento de angustia e incertidumbre para la mujer y vivirlo durante una cuarentena, que impone aislamiento social y restricciones a los movimientos, puede agudizar estos sentimientos y la sensación de impotencia y parálisis

"En el caso de una mujer en una situación de embarazo no deseado, depende mucho de su situación personal: puede tener tiempo para decidirlo y en ese caso no es una situación urgente, una vez que puede esperar dentro de los plazos legales. Pero a ella le puede estar generando tal cantidad de agobio y ansiedad, que esperar puede ser inviable y, en esos casos, hay que tomar otro tipo de decisión”, señala.

Más allá de España

Si en España los derechos reproductivos y sexuales parecen no haberse resentido por la cuarentena, la organización internacional por los derechos de las mujeres Women’s Link pide no bajar la guardia.

"Como suele pasar en muchas situaciones de emergencia no todos los derechos fundamentales son garantizados. Es necesario recordar que los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos y que todas las normas y leyes de excepcionalidad deben seguir incluyéndolos”, dice Viviana Waisman, presidenta de Women’s Link.

La organización llama la atención para países donde el aborto no está aún garantizado, o sólo lo está en parte del territorio y donde las mujeres se veían obligadas a viajar para tener acceso a la interrupción voluntaria del embarazo de manera segura y salubre. "En estos momentos, con las restricciones de viaje y el cierre de fronteras, esas mujeres están desamparadas", dice. “¿Qué pasa con las mujeres migrantes, las mujeres sin recursos, las que viven en zonas más rurales o en comunidades más afectadas por la objeción de consciencia?”, pregunta.

Echando la mirada fuera de España, la situación se complica. En Colombia, por ejemplo, donde el aborto sólo es legal en casos de malformación del feto, riesgo de la vida de la madre y violación, la asociación Profamilia, que opera en 66 clínicas y unidades móviles de planificación familiar en el país ha visto su actividad restringida. "Con las nuevas directrices no se pueden mover y eso dejará a mucha gente sin atención a nivel de salud reproductiva", dice Waisman.

También en Estados Unidos, en el Estado de Ohio, donde el aborto es legal pese a que en el último año se han intentado aprobar leyes cada vez más restrictivas, el gobierno ordenó parar las interrupciones voluntarias del embarazo, al considerarlas "procedimientos no esenciales". "El aborto está dependiente de plazos y tiene un tiempo legal para hacerse. Es, por eso, un procedimiento urgente que no puede apalzarse", ha declarado una portavoz de Planned Paranthood al Washington Post

La Organización Mundial de la Salud calcula que cada año se producen 22 millones de abortos no seguros. Al año, mueren 47.000 mujeres por complicaciones derivadas de esas prácticas. De cerrarse clínicas e impedir estos procedimientos a causa de la crisis del coronavirus, estos números, ya de por si apabullantes, podrían aumentar.