Su nombre oficial es ‘Cadillac One’. Pero también se le conoce como la ‘bestia’ (The beast). Así es como llaman al coche presidencial que Joe Biden utilizará para sus desplazamientos en Madrid, con motivo de la cumbre de la OTAN. Una especie de ‘bunker’ sobre ruedas que resiste incluso hasta un ataque terrorista.

Analizamos a continuación todos los detalles sobre el vehículo que utiliza el presidente de los Estados Unidos en sus movimientos por la capital de España. Y en este sentido, lo primero que cabe señalar es que el coche presidencial siempre suele viajar con él.

En concreto, desde 1906 es el Servicio Secreto de los Estados Unidos, el encargado de velar por la protección del presidente. Por lo tanto, debe asegurar los desplazamientos de este mandatario. Una tradición centenaria en Estados Unidos que comenzó con caballos y carruajes y que décadas después fue actualizada primero con el coche y después con las limusinas blindadas.

Esto significa, por tanto, que el Cadillac One siempre tiene que acompañar al presidente de los Estados Unidos en todos sus viajes. De ahí que el coche del presidente, y toda la flota de vehículos que le siguen, viajen junto con el mandatario.

Un aspecto que, aunque parezca trivial, en realidad es clave en todo el dispositivo. Entre otras razones porque el resto de los mandatarios confían, para sus desplazamientos, en los vehículos otorgados por el país anfitrión.

De esta manera, es el Parque Móvil del Estado, con los coches que tiene como flota como el Mercedes Clase S del rey Felipe o el Audi A8 de Pedro Sánchez, el encargado de trasladar a todas las personalidades de la cumbre de la OTAN, salvo a Biden.

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, llegando a su encuentro con el Papa en Roma en 2021. Reportaje gráfico: Reuters, Efe, Europa Press, Gtres.

Un coche de 5,5 metros y 9 toneladas

Una de las claves del ‘Cadillac One’ o ‘la bestia’ es su blindaje. La razón es clara. Proteger al presidente de los Estados Unidos ante un posible ataque. En concreto, el coche debe resistir a una explosión provocada por una bomba cercana o incluso a un ataque con armas de fuego (resiste cartuchos del calibre .44 Magnum).

Esto se consigue con blindaje muy resistente que eleva el peso del vehículo: la chapa de la carrocería puede llegar hasta los 12 centímetros. Para hacernos una idea de lo que puede suponer este blindaje, un coche actual ronda como máximo los 2.500 kilos de peso (esta cifra se corresponde con los eléctricos más capaces). Pues bien, el Cadillac One, que cuenta con una elevada longitud -5,5 metros- elevaría esta cifra hasta los 9.000 kilos.

Tanto es así que algunos medios, como el Daily Mail, han apuntado en alguna ocasión que la puerta del Cadillac One es tan pesada como la que de un avión Boeing 757. Asimismo, el ‘Cadillac One’ no solo ofrece gran protección debido al blindaje de la carrocería. También tiene que contar con otros elementos con una preparación específica. Esto significa, por ejemplo, que las ruedas, fabricadas en kevlar, tienen que resistir también un ataque. Y lo mismo ocurre con el depósito de combustible, que está especialmente protegido.

Biden en su etapa de vicepresidente de Obama, dentro del coche presidencial.

Incluye sangre del grupo sanguíneo de Biden

Otras particularidades que hacen de este coche especial es que debe contar, por ejemplo, con un sistema de oxígeno en el maletero, al igual que diferentes bolsas de sangre con el grupo sanguíneo de Biden, por si en algún momento el presidente es atacado y necesita una transfusión.

A todo ello hay que añadir un buen número de armas en su interior para protegerse de un posible ataque y del ‘famoso’ maletín que autoriza al presidente a una respuesta contundente en caso de un ataque.

Los coches presidenciales viajan junto a los presidentes.

Casi siempre fabricado por GM o Ford

Esta es otra de las características del coche presidencial. Y no es otra que el fabricante del mismo suele ser estadounidense. En este sentido, el actual coche presidencial es de Cadillac, firma de General Motors. Y General Motors viene fabricando el coche presidencial desde la legislatura de Bill Clinton (1993 y 1997). Con Clinton se utilizó un Cadillac Fleetwood.

Después con George W. Bush (2000 y 2004) fue un Cadillac DeVille. Con Obama se transformó un Cadillac DTS (2009). Y el último ha sido el coche de Trump (estrenado en 2018). Por tanto, y esto es también muy curioso, Biden está utilizando el mismo coche que Trump (se dice también que cada presidente debe encargar su nuevo modelo, si bien se tardan varios años en construirlo; de ahí que Biden todavía no lo tenga).

Previamente a estos presidentes, la Casa Blanca había depositado su confianza en Ford. De ahí que entre 1960 y 1990 las administraciones de Roosevelt, Eisenhower, Kennedy, Nixon o Reagan eligieran a Lincoln (Grupo Ford) para la construcción de la limusina presidencial.

El Cadillac One, también conocido como 'The Beast' de Joe Biden.

El atentado de Kennedy

Dentro de los desplazamientos del presidente, el Servicio Secreto de los Estados Unidos tiene como principal ‘muesca’ en su afán de protección el atentado que se cobró la vida de John F. Kennedy. Fue en junio de 1963 cuando el presidente de los Estados Unidos fue asesinado mientras viajaba en un Lincoln Continental descapotable.

De ahí que, desde entonces, el presidente de los Estados Unidos no solo se desplace en un vehículo blindado sino también capotado, con techo.

Una caravana criticada

Precisamente los desplazamientos del presidente de los Estados Unidos no han estado exentos de polémica. En primer lugar, porque al ser coches tan voluminosos y pesados han tenido sus diferentes problemáticas para pasar por calles estrechas.

Un buen ejemplo de ello fue el vídeo en el que la limusina de Barack Obama quedaba literalmente atrapada cuando intentaba salir de la embajada de Estados Unidos en Dublín en 2011.

Pero también fue criticada la caravana de Biden en uno de los encuentros del G20 en Roma en 2021 cuando llegaron a contabilizar decenas de coches en el cortejo de Biden. Esta procesión de coches contaminantes fue apenas unas horas antes de una cumbre climática donde se aprobarían planes para reducir las emisiones.

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