La industria automovilística, una de las más poderosas del mundo, también comete errores. Errores muchas veces de bulto, que traen aparejadas consecuencias de diversa índole que, muchas veces, hacen cambiar la mentalidad a todo el sistema, desde productores hasta consumidores. 

Un buen ejemplo de ello es el escándalo de las emisiones contaminantes del Grupo Volkswagen, un asunto que posteriormente se demostró (desgraciadamente) más común de lo que parece entre los fabricantes de automóviles, haciendo variar el rumbo de una industria demasiado centrada en el diésel. 

En esta ocasión la desalentadora noticia nace de Japón, donde Kobe Steel Ltd, la tercera siderúrgica del país nipón y una de las más importantes a nivel mundial, ha admitido este domingo la falsificación de las características técnicas de varios de sus productos, principalmente metales, destinados a la automoción y a la industria.

 

¿Qué significa esto? Que Kobe Steel lleva años fabricando y entregando a sus clientes metales -principalmente aluminio, cobre, hierro y acero- cuyas características técnicas de resistencia y durabilidad no están garantizadas convenientemente, generando un enorme problema tanto de seguridad como de fiabilidad. 

Más de 200 empresas afectadas a nivel mundial, entre las que se encuentran prácticamente todos los fabricantes de automóviles japoneses -Nissan, Honda, Toyota, Mazda, Subaru...- así como empresas automovilísticas europeas como PSA o Renault. Este escándalo no se termina aquí, ya que empresas de otros sectores como la aeronáutica también se han visto afectadas. 

A partir de ahora, la propia empresa, que es la que ha desvelado este fraude, tiene dos semanas para presentar todos los datos relativos a los nuevos informes de seguridad solicitados por el Ministerio de Industria japonés, aunque ya ha confirmado que se hará cargo de todas las compensaciones económicas derivadas de este gravísimo asunto.