Aunque las mascotas son cada vez más bienvenidas en nuestra sociedad, todavía existen pequeños laberintos de normas que no siempre son fáciles de comprender.
Subir al autobús con tu animal de compañía ya no es una rareza en buena parte de España, pero no es lo mismo un urbano en Madrid que un interurbano en Galicia, ni viajar con un mestizo de 25 kilos que con un yorkshire en transportín.
La nueva Ley de Bienestar Animal ha abierto la puerta a una movilidad más pet friendly, pero la letra pequeña la siguen escribiendo los ayuntamientos y las compañías de transporte. Por eso es fundamental conocer bien las normas y saber cómo poder disfrutar de ellas.
El transporte urbano
El transporte urbano es donde más se nota la revolución pet friendly: al menos una veintena de ciudades españolas permiten ya viajar con perro sin transportín en el autobús, con requisitos de bozal, correa corta y, a menudo, un título específico para la mascota.
En Madrid, por ejemplo, la EMT admite perros en todas las líneas, pero con condiciones. Los perros pequeños deben ir en transportín y los de tamaño grande tienen que llevar correa y bozal, y solo puede subir uno por vehículo.
Estos animales viajan gratis, pero si no hay sitio en el autobús, el conductor tiene derecho a negar su acceso. Dentro del vehículo, los perros deben ir tumbados bajo el asiento delantero, entre la primera y la segunda puerta.
Además, existen algunas restricciones horarias a tener en cuenta: no pueden subir en horas punta de días laborables, aproximadamente entre las 7:30 y las 9:00 y entre las 16:30 y las 19:00.
Los gatos
En cuanto a los gatos, la EMT admite a los pequeños felinos, siempre que cumplan las condiciones establecidas. Deben viajar en un transportín homologado, cerrado, con puerta metálica y base impermeable. Pueden ir en la zona de pasajeros siempre que no molesten, sin un límite de peso estrictamente definido.
Otras ciudades son más estrictas y solo permiten animales en transportín de determinadas medidas, como Valencia, que exige un portador de hasta 45 x 35 x 25 centímetros y un carné EMT Mascota, o establecen límites de peso "en brazos", como Barakaldo (menos de 8 kilos) o Jaén (hasta 5 kilos en transportín).
Larga distancia
En los autobuses de media y larga distancia, el patrón se repite: solo los perros guía y de asistencia pisan la cabina, mientras que el resto de animales viajan en el maletero, dentro de un transportín rígido y ventilado.
Lo habitual es que se limite el peso a unos 10 kilos (mascota más transportín), se admita una sola mascota por autobús y se cobre un pequeño suplemento adicional al billete del tutor.
Además, las empresas suelen exigir que el animal tenga más de 12 semanas, esté identificado con microchip, al día de vacunas y desparasitación, y que se reserve la plaza de la mascota con antelación, como ocurre en compañías de referencia como ALSA o Monbus.
Leer las normativas
La Ley 7/2023 de Bienestar Animal reconoce el derecho de los animales de compañía a usar el transporte público siempre que no supongan un riesgo ni un problema de seguridad o higiene.
En paralelo, el Reglamento General de Circulación mantiene que, en los autobuses interurbanos, solo los perros de asistencia pueden viajar junto a las personas, lo que en la práctica empuja a la mayoría de mascotas a la bodega.
El resultado es un sistema a dos velocidades: una normativa estatal garantista pero genérica, y un mosaico de reglamentos locales y condiciones de cada empresa que marcan la experiencia real de los dueños en su día a día.
