Tamir y Samir continúan librando una dura batalla en el norte de Gaza. Desde aquel 7 de octubre de 2023, sus vidas han cambiado de forma irremediable, pero su misión permanece intacta. "No podemos abandonar a los 57 gatos que viven en nuestro refugio", aseguran en un vídeo difundido en Instagram.
A pesar de los años transcurridos, el compromiso que asumieron con los animales sigue siendo inquebrantable. "O sobrevivimos juntos o compartiremos el mismo destino", insisten.
Son dos hermanos palestinos, de 36 y 37 años, que han arriesgado todo por rescatar a las criaturas más vulnerables de Gaza. En pleno conflicto, permanecieron en casa reuniendo comida y agua para los gatos, mientras la ciudad caía bajo las bombas.
Esta es la historia de Tamer y Samer, dos hermanos que fundaron Animal Friend Shelter Gaza, un refugio seguro para gatos abandonados. "Solo queríamos darles amor, cuidados y un lugar donde descansar", relatan en una entrevista con Mascotario.
Las víctimas invisibles
Los informes oficiales registran cifras humanas, extensas zonas quemadas y viviendas destruidas, pero casi nunca reflejan a las víctimas animales, que permanecen invisibles ante el ojo público.
Esa omisión no solo minimiza el verdadero alcance del desastre, sino que empuja a familias y voluntarios a asumir enormes riesgos para rescatarlos en medio del conflicto.
Frente al peligro constante, abrieron sus redes sociales como último recurso para compartir la labor solidaria que llevan a cabo. "Estábamos aterrorizados mientras los aviones dejaban caer las bombas", recuerdan.
Crearon una cuenta en Instagram para solicitar ayuda internacional, destinando cada donación a la supervivencia de los felinos hambrientos. Por las calles de Gaza, cientos de gatos buscan refugio y consuelo ante unos ataques que no cesan.
57 gatos
El primer rescatado llegó entre sonrisas y abrazos, poco después ya eran 57 gatos bajo su cuidado, rodeados de juegos, alimento y afecto. Amigos y amantes de los animales de distintas partes del mundo contribuyeron a sostener el refugio, que se convirtió en símbolo de esperanza y amor.
Con la guerra, los mercados se vaciaron, los precios se multiplicaron por cien y el hambre se instaló en sus vidas. Tamer y Samer pasaron de tres comidas diarias a una sola, compartida con los animales y los niños.
En el punto más duro de la crisis, sobrevivían únicamente con un pedazo de pan envejecido, hecho con harina caducada y contaminada de insectos.
Hace unos meses, los habitantes del norte recibieron la orden de evacuar en apenas 24 horas. Incapaces de abandonar a los gatos y el santuario animal francés asociado, Tamir y Samir decidieron quedarse.
Su esposa e hijos fueron desplazados a la Franja de Gaza del sur. "No sé si nos volveremos a encontrar o si será un último adiós, pero ahora todo lo que pienso es asegurar la mayor cantidad posible de comida y agua para los animales de AFS".
Un piso improvisado
"El refugio, antes un lugar lleno de vida, es ahora un piso improvisado", relatan con cansancio. La situación es crítica. Incluso después del "acuerdo de paz", apenas logran acceder a alimentos, agua o electricidad.
Cada día luchan por obtener suministros básicos y medicinas para los gatos, que deambulan heridos y malnutridos entre las ruinas. Buscan cobijo bajo los escombros y un poco de afecto en las pocas manos que aún pueden brindarles calor. Así como los humanos, los animales se han convertido en víctimas invisibles de este desastre.
El refugio se ha transformado en símbolo de resistencia, y los hermanos Tamir y Samir en sus portavoces. Son testigos y representantes de una lucha silenciosa que no deja de buscar esperanza entre la destrucción.
