La pasión de Esther Kef por los animales comenzó en su infancia. A los 12 años, ya tenía su propia organización no oficial para recaudar fondos. Inspirada por su padre emprendedor, Esther montó su propia oficina en casa.
"Mi padre me dio una máquina de escribir... Empecé a hacer boletines sobre animales y él los copiaba". Iba puerta por puerta cada semana vendiéndolos por 25 céntimos. Sin embargo, se daba cuenta de que no era suficiente para cubrir todo.
Así que consiguió reclutar a otros 15 niños más para hacer lo mismo. Recaudaron bastante dinero. Adoptaron a una foca y compraron comida para un refugio local. "Esta fue mi primera experiencia ayudando a animales", afirma en una entrevista con Mascotario.
Un viaje decisivo
A pesar de su vocación temprana, Esther siguió el consejo de su padre y estudió administración de empresas, trabajando en roles de marketing y ventas para varias multinacionales. Sin embargo, no se sentía feliz ni realizada en ese trabajo.
Comenzó a trabajar por su cuenta en la aviación y fue agente de una de las mejores escuelas de vuelo de Europa, en Jerez de la Frontera. "Tengo una conexión muy fuerte con España". Sus padres viven en Benalmádena y ella trabajó como voluntaria en el Hospital Universitario de Málaga como intérprete.
Un veterinario y un niño ayudando a un burro en Gaza.
Pero, el momento decisivo llegó a los 40 años. Durante un viaje en barco en el que vio ballenas, se dio cuenta de cuál era su verdadera misión en la vida. "Quería salvar a los animales", cuenta emocionada.
"En ese momento lloré, supe que lo que siempre debí hacer era proteger a los animales, así que dejé mi trabajo de un día para otro". A pesar de tener un trabajo bien remunerado y una vida cómoda, supo que no podía continuar por ese camino.
La Creación de 'Animal Heroes'
Después de su revelación, Esther trabajó como voluntaria a tiempo completo durante cuatro años para una organización de bienestar animal en los Países Bajos. La guerra en Ucrania fue el catalizador que llevó a la creación de Animal Heroes.
Esther viajó allí y conoció a Olga, una mujer mayor que se quedó bajo las bombas, sin electricidad y con una pequeña pensión, para cuidar de unos 40 perros y gatos que sus vecinos habían abandonado al huir.
Esta experiencia la marcó profundamente. "Pensé que quería ayudar a gente como ella que hacen todo lo posible, pero no tienen la capacidad o las habilidades para darse a conocer al mundo y pedir ayuda", explica.
Así, en 2022, fundó Animal Heroes, una organización de ayuda internacional registrada en los Países Bajos. El nombre lo dice todo: "Apoyamos a los héroes de los animales, personas que arriesgan sus vidas o viven en circunstancias muy difíciles para salvar a estas criaturas".
El terremoto de Turquía
Inicialmente, Esther pensó que sería un proyecto pequeño para recaudar pequeñas cantidades de dinero. Sin embargo, la organización despegó inmediatamente cuando ocurrió el terremoto en Turquía.
Junto a un veterinario de su equipo fueron a ayudar a un hospital de campaña en Hatay. "Entramos en edificios derrumbados para salvar a los animales que estaban atrapados". Y mientras estaban allí, ocurrió el segundo gran terremoto.
La cobertura mediática que recibieron en los Países Bajos hizo que muchas personas conocieran la organización, lo que se tradujo en más donaciones y voluntarios. Ahora, tres años después, han hecho más de 30 proyectos en más de 10 países diferentes, ayudando a más de 15.000 animales.
Animal Heroes ha crecido exponencialmente. Es una organización internacional con un equipo de 34 profesionales voluntarios, incluyendo pilotos, veterinarios y expertos en seguridad.
Se han especializado en zonas de guerra, operando una clínica veterinaria en Cisjordania y una clínica pop-up en Gaza. Son la única organización europea con personal sobre el terreno en Gaza para ayudar a los animales.
"Cuando volvimos de Turquía nos dimos cuenta de que simplemente tuvimos suerte de estar vivos, ya que no estábamos preparados cuando fuimos allí". Por esto, han profesionalizado sus operaciones creando protocolos de seguridad para que puedan ir a zonas peligrosas con un plan.
Con la ayuda de expertos con experiencia militar, ahora tienen casas, rastreadores, evaluaciones de riesgos. "Esto nos permite actuar de forma rápida pero segura en zonas de alto riesgo".
La guerra de Gaza
"En Gaza tenemos gente local, porque no es lo suficientemente seguro para que nosotros entremos". En tres años, han logrado ayudar a más de 15.000 animales. Apoyan a una clínica en Deir al-Balah y a una joven, Maryam, en el norte de la franja.
Un perro en Gaza.
La llaman la "señora de los gatos" porque tiene 65 felinos y durante un año fueron la única organización que le ofreció ayuda. "Pudimos conseguir suficientes donaciones para comprar comida para mantener vivos a los animales".
Un día de hace dos meses, toda la casa fue bombardeada y no queda nada de toda la zona. "Está hecha pedazos. Ella pudo escapar, pero un vecino murió y no se le permitió volver a alimentar a los gatos".
Cuando finalmente logró regresar, no quedaba nada. Mucha gente le pregunta cómo pueden ayudar animales cuando hay niños y mujeres asesinados. Esther argumenta que, en lugares como Gaza, salvar animales es también salvar personas.
Ellos transportan el agua a las comunidades. Llevan la ayuda de emergencia. Se utilizan como ambulancias para llevar a los heridos a los hospitales. "Los burros salvan la vida de la gente, son realmente cruciales en Gaza ahora mismo".
Sufren tremendamente porque no hay agua potable, tiene problemas estomacales, comen restos de basuras y por esto, se quedan muy delgados con heridas peligrosas. Animal Heroes tratan a los burros con antibióticos para intentar detener las infecciones.
No pudiendo entrar en el territorio, tienen un veterinario que opera desde allí. Compra atún, medicinas y trata a los animales así, como puede. "Nos gustaría hacerlo todos los días, pero no es posible porque somos una organización muy pequeña".
Una misión solidaria
Esther dedica su vida por completo a la organización, trabajando unas 80 horas a la semana sin recibir un salario. Todos en Animal Heroes son voluntarios.
Para ella, esto no es solo un empleo: "Ahora soy una pobre protectora de animales, pero estoy destinada a hacer esto. No es un curro, es una misión". Su labor es intensa y se desarrolla los siete días de la semana.
"Me gustaría poder ir a jugar al tenis un sábado, pero tengo colegas en Gaza que están arriesgando sus vidas, tienen hambre y necesitan mi ayuda". Los héroes de los animales a los que ayudan enfrentan problemas urgentes que no pueden esperar al lunes.
Ahora están empezando un proyecto en Pakistán, donde hay una inundación y alguien ha pedido comida para vacas y burros. Sin embargo, tiene un proceso de diligencia debida exhaustivo.
"Tenemos que asegurarnos de que el dinero se use para los animales y no, por ejemplo, para comprar armas", afirma contundente. Son una organización moderna, donde la gente puede elegir a quien apoyar conociendo a los varios proyectos abiertamente.
En Málaga ayudan a un refugio cerca de Pizarra, donde tuvieron una inundación. Fueron allí para ayudar a sacar el barro y recaudar dinero. "Hay mucha miseria y muchas situaciones tristes. Cuando vamos a una misión, a veces vemos cosas horribles"
La violencia invisible
Durante una de ellas, vieron a un hombre de 50 años golpear a un cachorro casi hasta la muerte. Fueron a recogerle e intentaron llevarle a un hospital veterinario. Pero no fue posible, porque había un puesto de control y la carretera estaba cerrada toda la noche.
Esther Kaf en el terremoto de Turquía.
Esther Kaf con un perro.
Tuvieron que esperar hasta la mañana siguiente, con el cachorro en la habitación sin poder hacer nada. Cuando finalmente llegaron al veterinario, pudieron transferir el animal a Jerusalén. Estaba todo organizado, pero cuando llegó allí, había fallecido.
"Puedo aceptar que los animales mueran por causas naturales, pero lo peor es la violencia inútil, la gente que, sin ninguna razón, los pega y les hace daño". Esa experiencia traumática le dejó un sentimiento de impotencia que difícilmente se quita de encima.
Por esto, crearon un programa educativo, junto con el Ministerio de Educación palestino y la Universidad de Belén. "Queremos enseñar a los niños sobre los animales y cómo ellos también pueden convertirse en héroes, salvándolos".
El programa quiere ofrecerle otra opción, la de respetarlos. "Pueden no quererles en su vida, pero nunca deben hacerles daño, también son seres vivos y tienen derecho a estar en este planeta, al igual que ellos".
Tardaron dos años, pero ahora el programa ya está funcionando. "La solución está en la educación". Tratar a animales heridos es tratar el síntoma, no el origen. "También es dejar de hacer la guerra, pero no podemos influir en eso. Pero sí podemos ser una influencia en las próximas generaciones".
Todo el mundo puede hacer y aprender mucho todavía sobre cómo tratar a los animales con respeto. "Si fuéramos más como nuestro Dr. Ayat en Gaza, el planeta sería un lugar mejor".
