Angelica Rimini
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El invierno está llegando y, con él, también las bajas temperaturas. Los conejos son mascotas todavía poco comunes, y una de las especies más difíciles de cuidar, sobre todo en estos meses.

"Para evitar que tu conejo tenga frío necesitarías proporcionarle algunos cuidados específicos en esta época", afirma un experto del canal de YouTube ExpertoAnimal en un vídeo.

Por esto, se ofrece una guía fundamental para todos los dueños de conejos para evitar que las bajas temperaturas pongan en riesgo la salud de estos animales."Hay que recalcar la importancia de conocer los síntomas del frío para prevenir que el peludo se vea afectado".

Las temperaturas del entorno

Según los especialistas, es esencial el acondicionamiento del entorno. Si el hogar se encuentra en una zona con bajas temperaturas, el uso de la calefacción es vital para asegurar que el conejo mantenga temperaturas óptimas.

Sin embargo, los expertos lanzan una advertencia: "dado que la calefacción artificial suele secar el aire", es recomendable pulverizar agua en el ambiente de 2 a 3 veces por semana para contrarrestar este efecto".

El vídeo establece parámetros de salud claros: "la temperatura corporal óptima de los conejos se ubica entre 38 °C y 40 °C, y la temperatura ambiental ideal para su entorno debe rondar los 18 °C".

Los síntomas del frío

Cuando la temperatura ambiental desciende de manera rápida o brusca, se manifiestan síntomas de frío. Los signos a observar son: temblores, rigidez muscular, hocico y orejas frías, calambres y piel seca. "Además, el conejo podría mostrar una respiración más lenta o dificultosa o moverse de manera torpe y lenta". El experto avisa de que si se observa alguna de estas señales, se debe actuar rápidamente para evitar un cuadro de hipotermia.

Los primeros auxilios son: "envuélvelo con una manta o toalla seca para abrigarlo y transmitirle el calor usando tu propio calor corporal". Si el conejo ha tenido contacto con nieve o lluvia, es fundamental secarle previamente antes de envolverlo.

Una vez recuperado, debe permanecer en un ambiente con temperaturas "no inferiores a los 18 grados centígrados". Los dueños también deben revisar el cuerpo del animal para verificar si hay quemaduras o manchas típicas de congelamiento.

La situación se vuelve crítica si la temperatura corporal cae por debajo de los 36 °C, produciéndose la hipotermia. Los síntomas característicos, según el especialista, incluyen la pérdida de apetito, la reducción de la frecuencia cardíaca, las pupilas dilatadas y la mirada fija. "En los casos más graves, es posible que el conejo se encuentre deprimido, desorientado, se desmaya, colapse o incluso puede darse una muerte súbita".

Un refugio cómodo

La jaula o conejera debe funcionar como un refugio cómodo. Si el conejo está habituado a vivir en el exterior, es imprescindible que su hogar esté protegido de la intemperie. Además de dejar una manta a su disposición, el experto aconseja: "debes de tapar la jaula por la noche para evitar la entrada de frío o viento".

Si la jaula se encuentra en el interior, debe estar ubicada en un lugar sin corrientes de aire y que cuente con una buena iluminación. También la adaptación nutricional a esa época es fundamental. "Los conejos, al igual que casi todos los mamíferos que no hibernan, tienden a comer más durante el invierno".

Esto se debe a un aumento en el gasto energético que realiza su organismo para mantener su metabolismo estable y combatir el frío. Por esta razón, el experto afirma que el animal necesita una dieta un poco más energética. Además, para superar el frío, se necesita espacio para actividades y estimulación mental. Los conejos son descritos por los especialistas como animales muy activos e inteligentes.

"Es crucial que el animal cuente con espacio para correr, saltar y explorar en su entorno libremente, como un jardín, un patio o una terraza". Asimismo, se debe enriquecer su jaula para estimular su mente y darle la oportunidad de desarrollar sus habilidades cognitivas.

Por último, el experto enfatiza en el cuidado básico. El conejo necesita recibir sus vacunas y acudir a un veterinario especializado cada seis meses para verificar su estado de salud. "Sería oportuno llevarlo a revisión antes de la llegada del invierno para brindarle los cuidados necesarios para protegerle", concluye.