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Observar a los gatos y percibir los pequeños cambios en su actitud es esencial. Las señales que muestran a través de su forma de moverse, la manera en que se acicalan o sus vocalizaciones hablan de su estado físico y emocional.

Por eso, saber interpretar esos gestos silenciosos permite intervenir a tiempo y cuidar, como merece, la salud y el bienestar de nuestros felinos. Detectar el dolor en gatos no siempre resulta sencillo.

Estos animales tienden a disimular sus malestares por instinto de supervivencia, lo que convierte a los dueños en observadores clave de cualquier cambio en su comportamiento. En un vídeo de YouTube, un educador explica las 10 señales de dolor en gatos.

"Es fundamental que puedas detectarlas a tiempo y llevar a tu felino al veterinario". El educador advierte de que prestar atención a diez señales específicas puede marcar la diferencia entre una consulta a tiempo y un problema grave.

Dormir para no sentir dolor

Cuando el gato evita moverse, puede ser un signo de dolor articular, como la artrosis. "Duerme en horarios poco acostumbrados, apenas juega o hace sus necesidades fuera del arenero".

El ayuno es descrito como un "síntoma inequívoco de que algo no va bien". Además, advierte que si la falta de apetito se prolonga, originará una afección hepática con toda seguridad.

Además, un gato con dolor suele dejar de acicalarse. "El pelaje pierde brillo y se eriza, provocando un aspecto áspero y poco lustroso". También puede abandonar el hábito de afilar sus uñas o, en un comportamiento contrario, lamerse y morderse compulsivamente la zona dolorida, incluso hasta autolesionarse.

Irritabilidad y agresividad

Si notas que tu gato reacciona de forma defensiva al acariciarlo, es momento de preocuparse. "Puede que huya o retire las orejas hacia atrás en señal de ataque. Si ocurre con frecuencia, no debes retrasar la visita al veterinario".

El maullido constante también es un aviso. "A menos que sea siamés, un gato que maúlla excesivamente está tratando de expresar su malestar emocional", señala el experto. Algunos pueden incluso gruñir al interactuar con sus dueños.

Es importante saber que los gatos con dolor físico modifican sus posturas para aliviarlo. Entre ellas, caminar encorvados, tumbarse con las patas delanteras estiradas, acurrucarse en forma de bola, dormir con un ojo abierto o colocarse con las patas recogidas debajo del cuerpo.

Además, cuando un gato se acerca al comedero, pero no logra comer, la causa puede estar en un exceso de salivación. Esta dificultad para deglutir puede ser síntoma de dolor o una patología bucal.

El tercer párpado

La aparición de la membrana nictitante, visible incluso con los ojos abiertos, indica que algo no anda bien. "Si además hay sensibilidad a la luz o espasmos en el párpado, podría tratarse de una patología ocular".

Los gatos suelen marcar su territorio frotando la cabeza o el cuerpo contra objetos y personas. La ausencia repentina de este comportamiento, como explica el educador, es clara señal de que "probablemente no se encuentra bien".

Existen indicadores médicos que requieren revisión veterinaria inmediata. Por ejemplo, una frecuencia cardíaca o respiratoria elevada, presión arterial alta, pupilas permanentemente dilatadas o mucosas pálidas.

Sin embargo, el educador advierte que la prioridad es observar de cerca la conducta del felino y no restar importancia a cambios notorios. "Nunca automediques a tu gato y menos aún con fármacos de uso para humanos. Las consecuencias podrían ser fatales", recalca con firmeza.

Porque, al fin y al cabo, el dolor en un gato puede ser invisible a primera vista, pero los signos están ahí. Depende de nosotros reconocerlos y actuar a tiempo.