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Vivir con un perro es una experiencia llena de alegría: compañía, juegos, paseos y mucho amor. Sin embargo, a menudo no somos plenamente conscientes de que nuestro hogar puede esconder peligros silenciosos capaces de poner en riesgo su salud o incluso su vida.

Muchos de los objetos, alimentos y medicinas que forman parte de nuestro día a día pueden ser tóxicos para ellos. A veces con consecuencias graves en cuestión de minutos.

Por eso, es fundamental conocer qué cosas no deben estar nunca al alcance de nuestros perros. También hay que saber cómo actuar si sospechamos que han ingerido algo peligroso.

El veterinario clínico Andrés Santiago repasa los peligros más comunes que probablemente tienes en tu propia casa y que, sin darte cuenta, podrían mandar a tu perro a urgencias.

El capricho humano

El chocolate contiene teobromina y cafeína, dos compuestos que los perros no son capaces de metabolizar adecuadamente. Mientras que en nosotros apenas provocan un ligero estímulo, en ellos pueden volverse tóxicos muy rápido.

Como explica el veterinario, los síntomas de una intoxicación por chocolate van desde nerviosismo, vómitos y diarrea hasta temblores, arritmias cardíacas y convulsiones.

Lo más preocupante es que cuanto más puro y oscuro sea el chocolate, mayor es la concentración de teobromina y, por lo tanto, más peligroso. A veces, una pequeña onza puede ser suficiente para mandar a un perro pequeño al hospital veterinario.

Uva y pasas

Puede parecer increíble que algo tan cotidiano como unas uvas frescas o un puñado de pasas pueda ser tan dañino. Pero en los canes son veneno puro.

Todavía no se conoce con exactitud qué compuesto causa la toxicidad. Pero sí está comprobado que puede provocar un fallo renal agudo.

Lo más alarmante es que no existe una cantidad segura. Algunos perros enferman tras ingerir solo unas pocas uvas, mientras que a otros no les pasa nada.

Los síntomas iniciales incluyen vómitos, letargo y pérdida de apetito. Pero el daño renal comienza en cuestión de horas y puede ser irreversible si no se trata de inmediato.

El ibuprofeno

Muchas personas creen, de buena fe, que pueden tratar el dolor de sus mascotas con medicamentos de uso humano. Sin embargo, el ibuprofeno es uno de los fármacos más peligrosos para los perros.

"Una sola pastilla puede provocar úlceras graves en el estómago y el intestino, sangrados internos e incluso perforaciones que requieren cirugía de urgencia", explica Santiago.

Los síntomas de intoxicación incluyen vómitos (a veces con sangre), diarrea, debilidad extrema y dolor abdominal. "Nunca debemos automedicar a un perro". Incluso fármacos aparentemente inofensivos para nosotros pueden ser mortales para ellos.

Un peligro disfrazado de tradición

Dar un hueso al perro parece un gesto de lo más natural, algo que se ha hecho durante siglos. Pero cuando hablamos de huesos cocidos, la realidad es muy distinta.

"Al romperse, se astillan fácilmente y pueden clavarse en la boca, perforar el esófago o provocar una obstrucción intestinal", advierte.

Además de los riesgos mecánicos, los huesos cocinados pueden causar estreñimiento severo. También pueden provocar peritonitis si se produce una perforación en el tracto digestivo.

Algunos huesos crudos y grandes, ofrecidos con supervisión, pueden ser seguros. Pero, los cocinados jamás deben formar parte de la dieta canina.

Una planta mortal

La adelfa es una planta común en jardines y parques, valorada por su belleza y resistencia. Lo que pocos saben es que cada parte de esta planta es altamente tóxica, desde sus flores hasta sus hojas y tallos.

Incluso la ingestión de una sola hoja puede ser mortal para un perro. Contiene glucósidos cardiotóxicos, que afectan directamente al funcionamiento del corazón.

Estos provocan arritmias, vómitos, diarrea y colapso casi inmediato. Es una de esas plantas que debemos mantener lo más lejos posible de nuestras mascotas. Y, a ser posible, evitar cultivarla si tenemos perros en casa.

Consejos para prevenir intoxicaciones

  • Mantén alimentos peligrosos (chocolate, pasas, uvas, café, cebolla) fuera del alcance de tu can.

  • Guarda siempre los medicamentos en cajones o armarios cerrados.

  • Supervisa a tu mascota cuando explore zonas de jardín o parques donde crecen plantas tóxicas como la adelfa, el lirio o el acebo.

  • Nunca ofrezcas huesos cocidos como premio.

  • Ante la menor sospecha de ingestión de alguna de estas sustancias, contacta de inmediato con un veterinario. No esperes a que aparezcan los síntomas: en muchos casos, cuando se manifiestan ya es demasiado tarde.

Reconocer estos riesgos, prevenirlos y actuar con rapidez ante cualquier accidente puede marcar la diferencia entre un susto y una tragedia.

Nuestras mascotas confían en nosotros para protegerlos. La mejor forma de demostrarles ese amor incondicional es mantenerlos seguros, informarnos y reforzar en casa las medidas básicas de prevención.