Dominar la orden de "sentado" es, para muchos, el primer gran hito en la educación de un perro. Sin embargo, detrás de este sencillo gesto se esconde un método basado en ciencia, paciencia y cariño que todo dueño puede dominar.
Hablamos de la técnica infalible que recomiendan los expertos en adiestramiento canino, mucho más allá de forzar o gritar, y que hoy desvelamos paso a paso.
El video de YouTube de ExpertoAnimal ofrece un tutorial detallado sobre cómo enseñar a un perro a sentarse. Comienza con consejos esenciales antes del adiestramiento y la importancia de usar siempre la misma palabra clave.
El ritual previo
Antes de empezar cualquier sesión, los expertos insisten en la preparación: los pequeños detalles marcan la diferencia. "Hazte con snacks o golosinas, pueden ser comerciales o caseras", aconseja el profesional consultado.
Estos premios, lejos de ser un simple capricho, son el motor del aprendizaje y el refuerzo más potente para cualquier perro. El segundo mandamiento es el escenario: la tranquilidad es imprescindible.
Una habitación grande y silenciosa, tu jardín o un parque en horario poco concurrido. Toda distracción es enemiga de la concentración, recuerda el experto. "No más de entre cinco y quince minutos por jornada y, eso sí, de dos a tres veces a la semana", recomiendan.
Alargar las sesiones solo consigue que el perro se estrese o pierda la motivación. La constancia, en cambio, sí da resultados.
¿Cuál es la palabra mágica? Siempre la misma. El uso constante de la orden, acompañada de una señal física, ayudará a tu compañero a entender de forma inequívoca lo que esperas de él.
Por último, los métodos agresivos quedan completamente descartados: "Evita collares eléctricos de ahorque y semi ahorque".
La línea imaginaria
La primera técnica, calificada como "muy sencilla" por los entendidos, se basa en el aprendizaje natural y sin presión. "Imagina una línea con la comida que avanza desde la boca hasta la cola del perro".
Así describe el especialista el camino a recorrer. Solo tienes que mover la golosina frente a su hocico, dibujando esa línea invisible hacia atrás. Con el deseo de recompensa, el perro inclina la cabeza siguiendo el movimiento y, en un gesto casi instintivo, acaba sentándose.
El refuerzo llega inmediatamente: una palabra corta, clara, como "bien" y, por supuesto, el ansiado premio. Así empieza la magia del aprendizaje sin imposiciones.
Presión suave y mucha paciencia
A veces, sin embargo, los perros no captan la idea a la primera. Es entonces cuando entra en juego la segunda técnica: la línea imaginaria asistida con una suave presión.
Agachado junto al perro, el adiestrador sostiene con delicadeza su grupa mientras repite el gesto de la chuche, pero esta vez ayudándole a sentarse con un toque sutil y cariñoso.
En este punto, la paciencia es clave. "El perro puede mostrarse excitado o nervioso", recuerda el experto, "pero nunca debemos perder la calma ni forzar la situación". El refuerzo positivo es, de nuevo, la única guía autorizada en este viaje de aprendizaje.
Aprender y disfrutar
Detrás de este ritual de adiestramiento no solo se consigue que el perro obedezca, sino que, además, ambas partes –humano y animal– refuerzan su vínculo. Y ese, sin duda, es el verdadero objetivo.
Si logras que tu perro se siente, aplaude el logro. Porque la educación canina es, sobre todo, una cuestión de amor y constancia.
