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Los cachorros exploran el mundo llevándose todo a la boca para reconocer texturas y sabores. A esta edad, deberían estar jugando con sus hermanos, especialmente si tienen menos de 60 días.

A través de estos juegos, aprenden la inhibición de la mordida, es decir, a controlar la presión que ejercen al morder. Si el cachorro está en casa y no ha aprendido esta habilidad, probará a morder todo lo que interactúe con él.

"Las manos humanas son especialmente atractivas porque son blandas, están a temperatura ambiente y se mueven, cumpliendo con las tres condiciones principales que buscan", afirma Pablo Capra, educador canino, en un vídeo de YouTube.

La salida de los dientes definitivos provoca molestias, y morder actúa como una especie de analgesia o alivio para el cachorro. Esto es similar a lo que ocurre con los bebés humanos a quienes se les dan mordedores fríos.

Aunque también están en una fase de exploración, el motivo principal del mordisqueo en esta etapa suele ser el cambio de dentición. "Es normal, y común, que los cachorros muerdan mucho hasta los seis meses".

Disneylandia 

Una de las principales problemáticas es que los cachorros necesitan actividades acordes a su edad, y la mayoría de las personas no pueden suplirlas. Esto puede deberse a que no se les saca por temas de vacunación, se les saca tarde, falta de estimulación, o destete prematuro.

"En consecuencia, muchos cachorros no tienen la actividad diaria que necesitarían", advierte Capra.

Muchos dueños creen que comprar muchos juguetes es suficiente y convierten la casa en un Disneylandia lleno de peluches y objetos. Sin embargo, estos cacharros en el suelo son solo un objeto si no se mueven y no motivan al cachorro a perseguirlos.

"Los mordillos, mordientes, pelotas, etcétera, se tienen que mover porque el cachorro los tiene que perseguir para poder agarrarlos". El juego para ellos implica agarrar, robar, correr, forcejear y tironear.

No tiene sentido que el cachorro tenga 60 juguetes siempre a su disposición, ya que su atención se dividirá y cada objeto perderá valor, dejando de ser estimulante. "Lo ideal es tener 4 o 5 juguetes y rotarlos constantemente para mantener el estímulo novedoso y que no pierdan valor".

Además, es importante saber que cuando los humanos acarician a los cachorros como una demostración de afecto, el cachorro a menudo recibe o percibe juego o quiere jugar. Los perros juegan con la boca, así como los humanos con las manos, y empiezan a mordisquear.

"El problema es que, si se sigue acariciando mientras se dice 'no', se está continuando con la interacción social, enviando un mensaje incorrecto al cachorro". Para el pequeño, la mordida no tiene ninguna consecuencia negativa.

Dejar la interacción

En el mundo canino, cuando un cachorro aplica demasiada presión al morder a otro perro (cachorro o adulto), la interacción social se corta. El otro perro, si está molesto, muestra señales corporales de que "así no juego más".

Dos perros jugando al tira y afloja al aire libre. Istock

Si es un adulto, se alejará, ignorará o evitará al cachorro. Los humanos, en cambio, suelen reñir, enojarse, gritar o pelear. Estas respuestas no explican al cachorro que su acción es socialmente incompatible.

"La agresión (gritar, amenazar, pegar) solo irrita más al perro y no resuelve el problema; de hecho, muchos problemas de violencia en perros adultos comienzan con un aprendizaje incorrecto en esta etapa", afirma con contundencia.

Según el educador, cuando el cachorro muerde con demasiada presión, la corrección más efectiva es "retirar algo agradable para el perro, que es tu presencia, tu interacción, etcétera". Esto se conoce como un castigo negativo.

"Apenas siento presión, me levanto y me voy de forma automática". Te vas, esperas 30-40 segundos y luego vuelves a sentarte en el mismo lugar para hacer exactamente lo mismo que estabas haciendo antes de la mordida.

"No hace falta retarlo porque de por sí irte es un reto". Sin embargo, hay que tener paciencia en esto porque es un bebé. Este proceso es de ensayo y error y requiere constancia.

Al retirarse, el experto no lo mira, no lo escucha, no lo toca ni le habla, cortando toda interacción social. Su lenguaje corporal es neutro, sin mostrar enojo, amenaza o intimidación.

Redirigir la atención

El cachorro necesita una serie de actividades diarias importantes. Aunque duerma mucho como los bebés humanos, necesita explorar, jugar, acompañar y correr.

No se trata solo de tirar la pelotita, sino de jugar con la soga, y otras actividades de enriquecimiento ambiental. Cuando el cachorro está mordiendo algo que no debe, se debe hacer aparecer un estímulo, una soga, una pelotita o un pedacito de comida de algo muy rico que se mueva.

"Hay que ponérselo delante de la nariz y moverlo mucho para que el cachorro dirija toda su atención a ello, lidiando con su frustración por unos segundos". Una vez que esto funcione, se le permite que lo agarre, forcejee un poco y luego se suelta.

Si no se corrige la mordida de manera apropiada desde cachorro, el perro continuará resolviendo sus problemas con la boca. Por ejemplo, si alguien se acerca a su plato de comida o no le gusta que lo toquen, su primera estrategia será morder.

"Esto aumenta la probabilidad de que las mordidas sean graves a medida que el perro crece", concluye Capra.