"Cada vez que alguien crea algo con todo su corazón, entonces esa creación recibe un alma", afirma El Barón, el alma de una estatua de un gato reencarnada en la película Haru en el reino de los gatos. Así mismo es como Hayao Miyazaki creaba sus animales.
Para el cofundador de Studio Ghibli, los gatos han sido el centro de su imaginario filmográfico. Compañeros de viaje, guías espirituales, protectores o incluso transporte público. Y es que, en las películas del estudio, los gatos se reencarnan en cualquier rol.
Estos animales han sido objetos de adoración y tienen interpretaciones variadas a lo largo de la historia. En el folclore japonés, son símbolos de buena suerte y prosperidad.
Desde Doraemon, Hello Kitty y el maestro Karin de Dragon Ball, hasta Luna en Sailor Moon y El Barón en Haru en el reino de los gatos, estos animales son figuras recurrentes en toda la filmografía japonesa.
No son solo elementos decorativos, sino que tienen una presencia significativa y diversa, simbolizando desde crítica social hasta medio de transporte, lo que demuestra la profunda "obsesión gatuna" del estudio y su conexión con la cultura nipona.
Ya que este verano vuelve a las salas de cine con el reestreno de grandes títulos, hemos decidido repasar su filmografía a través de la figura mágica de estos felinos de cuatro patas y ojos profundos.
Jiji
Con su pelaje negro y lustroso, Jiji acompaña inseparablemente a Kiki, la joven bruja de Kiki: Entregas a domicilio de Studio Ghibli. Es su voz de la conciencia y expresa aquello que ella no se atreve a decir.
En la versión original japonesa, Jiji tiene una personalidad cautelosa, leal y algo tímida, aportando sensatez y funcionando como la voz interna de Kiki. En los doblajes inglés y español, sin embargo, se vuelve más sarcástica y bromista, actuando a menudo como alivio cómico.
Su relación evoluciona a medida que Kiki madura: conforme ella crece, Jiji se distancia. Es mucho más que un animal de compañía, pues funciona como guía emotivo, símbolo del proceso de maduración y parte esencial del viaje de autodescubrimiento de Kiki.
El Gato Bus
Así como el Gato de Cheshire guiaba a Alicia en el país de las maravillas, el Gato Bus es el consejero y el medio de transporte que ayuda a los personajes de Mi vecino Totoro a encontrarse. Su esencia es la de un híbrido entre un gato y un autobús mágico.
En el folclore japonés, un 'bakeneko' es un gato con habilidades sobrenaturales, como hablar, volar y cambiar de forma. El Gato Bus encarna esa guía y misterio en la película. Aunque su aparición es breve, su impacto visual y simbólico es profundo, mostrando el lado fantástico y bondadoso del mundo que Miyazaki crea.
Es el acceso a lo maravilloso y a la ayuda inesperada dentro del mundo mágico del director de cine. Existe un spin-off titulado Mei y el gatobús que profundiza en este universo, aunque solo se ha exhibido de forma exclusiva en el museo Ghibli.
Más felinos Ghibli
Además, otros gatos como Moon y el gato doméstico que persigue a Arrietty y el mundo de los diminutos añaden variedades de personalidades felinas que enriquecen el ambiente y la narrativa.
Algunos gatos funcionan simplemente como un "sello del estudio", como el anónimo que pasea por la barandilla del balcón de la protagonista en Recuerdos del ayer.
El gato ninja en Arrietty pasa de ser una amenaza a convertirse en un aliado. La princesa Kaguya juega brevemente con él en El cuento de la princesa Kaguya, en un momento de libertad.
Sin embargo, en Earwig y la bruja, la relación entre la niña y el gato negro es más decorativa y no aporta mucho a la trama. La filmografía de Studio Ghibli es variada y diferente, pero los gatos están casi siempre presentes.
El Barón
En Susurros del corazón, película dirigida por Yoshifumi Kondō con guion de Miyazaki, dos gatos guían a la protagonista, Shizuku, en su desarrollo personal. Basada en el manga homónimo de Aoi Hiiragi, esta animación japonesa de 1995 le otorga vida a los animales a través de una estatua de piedra.
El Barón, gato protagonista de la película de animación "Susurros del corazón" de Haru Miyazaki.
Un gato gris lleva a Shizuku a una tienda de antigüedades donde aparece la estatuilla de El Barón Humbert von Gikkingen, un gato que cobra vida por las noches. Es un personaje vestido con traje, patas con forma humana, sombrero de copa y bastón.
Guarda una hermosa y triste historia de amor. La estatua de El Barón representa la inspiración, el misterio y la creatividad, entrelazando recuerdos de amor y separación en tiempos difíciles.
El reino de los gatos
Por último, esta película destaca por su visión contrastante de los gatos. Es considerada la más "anti-Ghibli" por su tono y sentido del humor distinto. Funciona como un spin-off que recupera elementos de Susurros del corazón, como El Barón.
Dirigida por Hiroyuki Morita y estrenada en 2002, la historia sigue a Haru, una adolescente tímida y con baja autoestima. Su vida da un giro inesperado tras salvar a un misterioso gato de ser atropellado.
Para su sorpresa, este gato resulta ser Lune, el príncipe del Reino de los Gatos. En agradecimiento, los gatos cubren a Haru de extraños regalos y, en un giro aún más surrealista, le proponen casarse con el príncipe.
Su respuesta confusa es interpretada como un "sí", y sin quererlo, Haru es arrastrada a un extravagante reino felino donde comienza a transformarse físicamente en una gata.
La fantasía felina sirve como metáfora de la transición hacia la madurez, el valor de la autenticidad y la importancia de elegir el propio camino, simbolizado en la decisión de volver al mundo humano con una nueva perspectiva sobre sí misma y su existencia.
