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"Cuando recuerdo ir a toda velocidad por la carretera local a las 3 de la mañana, gritándole al perro en la parte trasera de mi coche, '¡No te mueras, bastardo!', miro hacia atrás con tristeza, pero también con gran felicidad. Estoy muy agradecido de haber tenido eso en mi vida", afirma Markus Zusak.

El escritor australiano, conocido internacionalmente por sus novelas Cartas cruzadas y La ladrona de libros, entre otras obras, decide publicar una nueva novela sobre —y para— sus compañeros fieles: Tres perros salvajes (Lumen, 2025)

Primero fue Reuben, lobo feroz, con sierras en lugar de dientes; luego Archer, rubio, bello y letal; y finalmente llegó Frosty, una bola afable y rencorosa. Son los tres perros salvajes y leales que llegan a casa de los Zusak para poner patas arriba a la familia y, al mismo tiempo, completarla.

Peleas callejeras, rifirrafes en el parque, daños corporales y psicológicos, tragedia y amor encarnizados, pero, sobre todo, la configuración de una constelación de afectos en torno a la necesidad humana (y animal) de pertenecer a un clan. Así es Tres perros salvajes.

La idea del caos

"Creo que una de las grandes razones por las que escribí este libro fue por la idea del caos, o más bien, la forma en que invitamos el caos a nuestras vidas". Según el escritor, el ser humano necesita un poco de caos para vivir grandes historias. "Hay una especie de naturaleza salvaje dentro de nosotros y tener animales nos lo recuerda".

Instinto, violencia y autocontrol son características animales que también el ser humano comparte. "No creo que las verdades salvajes de los animales sean una amenaza, sino más bien la idea de que todos tenemos grandes complejidades". Cada animal que ha tenido ha sido un ser muy complejo.

Portada de 'Tres perros salvajes', libro de Markus Zusak. Penguin

Amor visceral, caos real: así eran sus animales de compañía. Los primeros dos fueron como gánsteres, pistoleros, soldados, con una vida del tamaño de Johnny Cash y la belleza de Marilyn Monroe. En ellos había más pureza de carácter que cualquier otra cosa.

"Creo que solo quería estar con ellos de nuevo", afirma melancólico. "Como esa sensación en un sueño cuando crees que es real". Escribir sobre sus perros no fue tanto una catarsis, sino más bien un testimonio de la idea de que es genial estar vivo en el mundo físico.

Tener conexiones fuertes con quienes amamos y sentir el amor de vuelta. "Como suelo decir, es su aliento, su pelaje, su olor y sus ojos… Es genial sentir la aspereza de un perro frotándose contra ti, diciéndote: 'Soy tuyo'".

Grandes historias

Zusak cuenta los perros que ha tenido, son los que le han hecho vivir las mejores historias. Se sentía muy cercano a ellos, por esto los transformó en literatura. Sus primeras novelas tenían un adolescente como personaje central, y siempre veía similitudes entre los chicos de esa edad y los perros.

"Mucha suciedad, pero también amor y lealtad". A menudo, firma esos libros inscribiendo: "Hay chicos sucios aquí, pero tienen buen corazón". Esa idea no ha parado de latir en su vida.

Aun así, los perros no son exactamente un reflejo de los personajes humanos. Si bien las personas los guían hacia ciertos comportamientos, los canes mantienen su propia individualidad. "Cada vez que hemos traído uno nuevo a nuestra familia, es como aprender un idioma completamente diferente".

En el libro, estos animales "hablan" sin hacerlo. El escritor piensa firmemente que su comportamiento es bastante palpable. A veces solo se necesita una mirada para descodificar un lenguaje.

Las contradicciones

Evita moralizar sobre lo que la sociedad prefiere ignorar. "Siento que hay mucho sucediendo en la realidad de cada persona. Así que he aprendido a mantener mis historias anecdóticas, y a mirar hacia adentro". El mundo está hecho de contradicciones, y a Markus Zusak les interesan todas.

Se enfoca en preguntas introspectivas como "¿Qué errores cometí?", "¿Qué hice bien?", y la relación de su propia familia con los animales, incluyendo la contradicción de ser amantes de los animales que también alimentan a sus animales con otros animales.

Quería explorar esas preguntas en su nueva novela, aunque "lo primero y más importante es siempre la historia, y cómo cada palabra encaja con la siguiente". Tres perros salvajes es la idea de una familia y cómo integrar la "selva de los animales" en su hogar forma parte de una buena vida.

"Tener perros, perderlos y el dolor de su muerte son cosas bellamente trágicas", afirma, "Cualquier cosa que nos dé ese tipo de intensidad —una hermosa intensidad— incluso si nos quita algo, nos está dando más de lo que imaginamos".

Seres complejos

Zusak confiesa que no se dejó influenciar por otros escritores sobre temas similares. Descubrió que la mayoría de los libros sobre perros caían en dos categorías: "los que se portan mal, pero de forma benigna" o exploraciones filosóficas.

Markus Zusak, autor de 'Tres perros salvajes'. Penguin

"Ninguno encajaba con mi experiencia con ellos, que fue una vida en la que, sí, se portaban mal, creando mucho caos y humor, pero también eran bárbaros y salvajes, y eso era lo que realmente me interesaba".

Las ideas filosóficas en su libro son secundarias a la experiencia diaria y las dificultades vividas. Tuvieron que pasar por períodos realmente difíciles. Su mantra era: "Simplemente, haz que estos perros pasen por sus vidas sin que lastimen gravemente a alguien".

Los canes se presentan como seres complejos: un peligro para la sociedad, por un lado, y los mejores amigos de sus hijos, por otro. Eran salvajes y peligrosos, pero también eran "soldados" y "criaturas preciosas".

Escribir con el corazón

Sin embargo, al final declara que sí, otro autor lo influenció: The Imaginary Girlfriend de John Irving, que trata sobre su experiencia como luchador y entrenador. Se dejó inspirar por el formato del libro, la disciplina y la sentimentalidad.

"Para un escritor de novelas enormes, sus memorias eran muy delgadas". Esto lo ayudó a reducir su nuevo libro a unas 200 páginas, para construir una narrativa donde los perros tienen tanto peso sin caer en la sentimentalidad o la humanización excesiva.

Se preocupó por no poner demasiados "pensamientos humanos" en la mente de los perros, usándolo principalmente de forma cómica. Aunque confiesa: "no le tengo miedo a la sentimentalidad. Quiero escribir con verdadero corazón".