La investigación del cáncer de pulmón con mutación del gen EGFR ha vuelto a dar resultados. Un equipo de oncólogos médicos de ocho hospitales de Andalucía han descubierto cómo responden los pacientes al tratamiento estándar con osimertinib, y plantea nuevas formas de adaptar la terapia según las características de cada persona.
La investigación ha reunido datos de 225 pacientes tratados de cáncer de pulmón entre 2017 y 2024 de los hospitales universitarios de Virgen de la Victoria (Málaga), Torrecárdenas (Almería), San Cecilio y Virgen de las Nieves (Granada), Jaén, Jerez de la Frontera, Puerta del Mar y Puerto Real (Cádiz).
La intención del equipo, capitaneado desde el Hospital Universitario Virgen de la Victoria y el Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA), era analizar en detalle la evolución de estos pacientes en condiciones reales de práctica clínica, más allá de los ensayos controlados, para entender mejor por qué algunos responden durante más tiempo al tratamiento mientras que otros progresan de forma precoz.
Resultados que pueden cambiar los tratamientos
Tras analizar todos los datos recabados, los investigadores llegaron a la conclusión de que había tres patrones de evolución entre los pacientes tratados con osimertinib.
El primero lo forman los progresores rápidos, donde la enfermedad avanza antes de los seis meses. Luego localizaron los intermedios que se mantienen estables entre siete y diecinueve meses. Por último, los supervivientes largos, cuya respuesta es superior a los 20 meses.
Esto se debe, según el análisis de los datos, a varios factores que afectan a su evolución como la pérdida importante de peso, la presencia de metástasis en huesos o hígado o niveles bajos de albúmina en sangre.
Todos estos síntomas podrían servir como señales de alerta que ayuden a los médicos a decidir qué pacientes necesitan un tratamiento más intensivo desde el inicio.
El modelo propuesto en este trabajo permite una mejor comprensión del cáncer de pulmón con mutación EGFR y también abre la puerta a incorporar nuevos marcadores clínicos y moleculares que ayuden a predecir la evolución de la enfermedad con mayor precisión.
En este sentido, José Carlos Benítez, oncólogo del Hospital Virgen de la Victoria e investigador del IBIMA, ha asegurado que “el valor de este trabajo está en que refleja la realidad de nuestros hospitales, con pacientes muy diversos y situaciones clínicas que no siempre coinciden con las de los ensayos clínicos”.
“La colaboración entre compañeros de distintos hospitales andaluces demuestra la fuerza de nuestra red pública de investigación y la capacidad de generar conocimiento útil desde la práctica clínica”, ha señalado Jesús Corral, presidente de la Sociedad Andaluza de Oncología Médica.
Cabe señalar que el estudio se enmarca en un momento de transformación del abordaje terapéutico del cáncer de pulmón con mutación EGFR.
Hasta ahora, las investigaciones internacionales, como los ensayos FLAURA2 y MARIPOSA, habían dado a conocer resultados positivos que impactan en una reducción del riesgo de muerte (del 23% al 25% de los casos), pero a costa de un mayor riesgo de toxicidad.
En cambio, los resultados de los investigadores de Andalucía son importantes para trasladar la investigación a la práctica diaria y tomar decisiones basadas en la realidad asistencial, según han informado.
