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El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune sistémica que puede afectar a órganos vitales como los riñones, el sistema nervioso central o periférico, las articulaciones e incluso la piel.

En Málaga esta enfermedad la padecen casi 4.000 personas. A nivel nacional, los afectados ascienden hasta las 82.000 personas y en el mundo hay cinco millones de pacientes en total.

Los síntomas más comunes, según explica la doctora Sara Manrique, especialista en Reumatología, a través de un vídeo difundido por el Colegio de Médicos de Málaga, son la fatiga, el dolor articular y las lesiones en la piel.

Por su parte, en este mismo vídeo, Pepi Guerrero, presidenta Asociación Lupus Málaga, sostiene que “vivir con lupus es aprender a convivir con el dolor, la fatiga extrema y la incertidumbre”.

En cuanto a los pacientes tratados al año en los hospitales de Málaga, en concreto en el Hospital Regional Universitario atienden cada ejercicio a más de 500 pacientes afectados por esta enfermedad autoinmune.

A pesar de ser una de las enfermedades autoinmunes más frecuentes, existe una falta de conocimiento por parte de la población general y los profesionales sanitarios que repercute de manera negativa en los pacientes con LES, empeorando su pronóstico y aumentando el uso de los recursos, afectando directamente al sistema sanitario.

Los pacientes tardan un promedio de seis años en ser diagnosticadas de LES, el 63% de los pacientes son inadecuadamente diagnosticados y tratados durante ese tiempo y pasan por cuatro o más médicos antes de ser diagnosticados de forma correcta.

La heterogeneidad de sus manifestaciones y la complejidad de la enfermedad son algunas de las principales barreras por las que se retrasa su diagnóstico y se complica su abordaje.

El LES es una enfermedad impredecible que impacta de manera negativa en la vida de los que la padecen. Sin el tratamiento correcto, puede aumentar la discapacidad del paciente e incluso llegar a ser potencialmente mortal.

Actualmente, resulta complicado conseguir un control adecuado de la actividad de la enfermedad y los pacientes están expuestos a sufrir brotes que suponen un empeoramiento de su calidad de vida. Es una dolencia que es hasta diez veces más frecuente en mujeres que en hombres y se presenta sobre todo en la época fértil y laboralmente activa.