El recorrido gastronómico por la provincia de Málaga no tiene fin. La riqueza culinaria del territorio invita a un viaje continuo por sus pueblos y sus bares, donde el comensal siempre tiene la posibilidad de descubrir platos nuevos.
Esta semana la invitación nos llega de la mano de Javier Ferrer, director gerente del Museo Carmen Thyssen Málaga.
Desayunar en Casa Aranda y Café de l’abuela
Javier es de los que arranca la jornada tratando de cargar pilas con un buen desayuno. Lo suele hacer en dos establecimientos clásicos del Centro Histórico de Málaga: Casa Aranda y Café de l’abuela. En el primero no deja pasar sus tradicionales churros y el café en vaso. En el segundo, a pocos metros de la Catedral, opta por su sándwich mixto y su café.
Tomar el aperitivo en Los Patios de Beatas
No siempre lo hace, pero cuando se da la ocasión de hacer una pausa antes del almuerzo, opta por parar en Los Patios de Beatas. Un espacio apartado del bullicio ya tradicional del principal eje turístico que ofrece a sus clientes más de 600 vinos.
Comer en Promesa, Rincón Catedral y Cafetería Thyssen
A la hora de comer, Javier propone tres restaurantes. Uno de ellos es Promesa, en el hotel Maestranza. Del que fuera galardonado años atrás como el mejor restaurante de Málaga destaca "lo sorprendente de algunos de sus platos y sus cócteles".
La segunda posibilidad nos lleva a Rincón Catedral, con su comida tradicional, especialmente el gazpachuelo y pescadillas. Otra mención es para la Cafetería Thyssen, donde es posible disfrutar de un buen almuerzo a un precio económico.
Copear en La Pérgola
Para disfrutar de los atardeceres de Málaga desde el mismísimo puerto, La Pérgola. Ese es el lugar elegido por el director gerente del Thyssen para saborear una buena copa o un cóctel.
Cenar en el merendero Antonio Moreno
Para cerrar la jornada, Javier nos plantea ir a la zona este de Málaga, casi en la frontera con Rincón de la Victoria. Junto a la cementera de la Araña se encuentra el merendero Antonio Moreno, un lugar al que le gusta ir por su pescaíto y sus espetos. Y comerlos, "especialmente, en su terraza, que conserva el aspecto de las antiguas azoteas".
