Las claves
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La malagueña Elena Gallardo tenía muy claro desde pequeña que quería ser investigadora. Era curiosa y qué mejor que adentrarse en los misterios del cerebro humano.
Es licenciada en Biología y doctora en Medicina por la Universidad de Málaga, tiene un posdoctorado en Neurociencias por la Universidad de Sevilla, imparte clases en la UNIR desde el año 2020 y ha fundado el espacio de divulgación Neurociencia Accesible.
Hace un año escribió el libro De la inflamación al bienestar. Neurociencia para regular tu sistema nervioso y mejorar la conexión cuerpo-mente e imparte conferencias en numerosos puntos de España.
Gallardo ha pasado por el plató de la empresa Opplus, con la que colabora este diario para la realización de la sección Málaga se mueve. Hace mucho hincapié en dejar descansar el cerebro y en la necesidad de educarlo desde muy pequeños.
¿Cómo surge su interés por la biología y la neurociencia?
Desde muy pequeñita siempre he tenido una mente bastante curiosa. Me gustaba todo aquello que no era tan tangible y que había que investigar. Fui eligiendo una trayectoria científico-médica desde la licenciatura en biología, medicina y me fui especializando.
El cerebro me iba despertando mucha curiosidad. Es como a quien le despierta curiosidad el cosmos o el universo. El cerebro está detrás de la salud, de nuestros comportamientos, de la toma de decisiones. El cerebro se puede aplicar a muchos campos.
Siempre se dice que el cerebro es el gran desconocido. ¿Es cierto?
Absolutamente. Estamos todavía en un punto en el que necesitamos recorrer mucho camino para seguir desgranando muy bien qué pasa en el cerebro. El cerebro es moldeable, no tenemos la receta de 'A más B es igual a C'.
No hay dos cerebros iguales, por eso no hay dos personas iguales, y todo depende de las experiencias que tenga esa persona.
"No hay dos cerebros iguales, por eso no hay dos personas iguales, y todo depende de las experiencias que tenga esa persona"
Es curioso, ¿por qué no hay dos cerebros iguales?
Si te paras a analizar dos corazones o dos sistemas digestivos, anatómicamente son muy similares, no hay tanta diferencia. Pero la clave del cerebro reside en las conexiones neuronales. No en las regiones, porque las regiones tuyas son las mismas que las mías, pero la magia reside en que las conexiones que se generan entre esas regiones tienen mucho que ver con tu experiencia, con lo que has hecho hoy, con lo que llevas cosechando en las últimas semanas o a lo largo de toda tu vida.
Si eres deportista vas a tener unas conexiones neuronales distintas a una persona que no practica deporte. Si eres cinéfilo vas a tener unas conexiones neuronales relacionadas con esa afición, que no son las de una persona a la que no le gusta nada el cine.
¿Tuvo referentes científicos en su infancia y adolescencia?
He tenido referentes a lo largo de la carrera, pero realmente era más curiosidad mía propia, intrínseca. Luego evidentemente se han ido dando ya diferentes referentes, por supuesto a nivel de investigadores nacionales.
¿Cómo está la investigación en neurociencia en España?
La investigación es un camino largo, difícil de abordar porque es complejo y tienes que tener sobre todo mucha motivación y pasión por la investigación. Esa es la premisa para todo investigador.
Hay grandes neurocientíficos hoy en día españoles como Nazareth Castellanos. Dentro de la comunidad científico-médica hay médicos psiquiatras y psicólogos que hablan de neurociencia, pero en la carrera más purista, la que entiende bien el cerebro por dentro, la neurobiología, no somos tantos en España. Es un campo con mucha demanda pero no existe todavía una trayectoria definida como grado específico en neurociencia. Es muy necesario.
¿Qué le motivó a emprender y fundar Neurociencia Accesible?
Tengo alma docente e investigadora, pero tengo también un alma absolutamente emprendedora desde hace ya bastantes años.
Cofundé una empresa de productos con base natural, con fundamento en la neurociencia, con diana en el sistema nervioso central. Neurociencia Accesible lleva un año existiendo como un espacio que me permite divulgar y generar productos de información y formación, sobre todo infoproductos.
Nace con el deseo de poder llegar con la divulgación a las casas de la gente, para poder ayudar y transmitir información de manera sencilla y comprensible.
¿Está funcionando bien?
Parece ser que sí. La gente necesita sobre todo que le transmitas cosas en un lenguaje simple y llano, que se entienda. Que le expliques cómo hacer algo. El qué lo saben muchos, pero el cómo, qué hacer con ese conocimiento para producir un efecto, qué recurso te llevas a casa para mejorar tu salud o en el aula con los niños, es aterrizar el conocimiento y hacer algo con él.
En los colegios es café para todos, pero hay muchos niños con necesidades especiales y los profesores no suelen estar preparados porque no están formados ¿Qué papel juega la neuroeducación?
Cada vez hay más especialización. En la universidad en la que trabajo formamos a maestros y psicólogos para que tengan esa especialidad en neuropsicología y entiendan qué está pasando en el cerebro del niño o el adolescente para atender el abanico de necesidades especiales educativas.
Están irrumpiendo muchos casos de necesidades educativas especiales. No podemos mirar para otro lado. No es que antes no existieran o no hubiera métodos de diagnósticos.Es necesario formar a los profesionales porque están aumentando los casos de necesidades educativas especiales.
Dice usted que el cerebro necesita silencio. ¿Por qué?
Nuestro cerebro, tal como está diseñado ahora el mundo, está sometido a mucho ruido, mucho estímulo visual y sonoro. Todo eso capta la atención de nuestro cerebro y cuando tenemos la atención secuestrada no trabajamos de forma consciente. Eres menos productivo en el trabajo, hablas de manera menos efectiva a tus hijos, no les miras a los ojos, no los atiendes igual.
"Están irrumpiendo muchos casos de necesidades educativas especiales. No podemos mirar para otro lado. Es necesario formar a los profesionales porque están aumentando los casos"
El cerebro se siente atraído por la luz, el sonido y el movimiento. Tenemos revolucionado el cerebro. Eso lo tiene en hiperexcitabilidad cerebral. Tenemos una región particular, la amígdala cerebral, que está todo el día trabajando, como si tuviéramos un mono en la cabeza rumiando pensamientos 24/7. Eso nos tiene el cerebro tensionado y se manifiesta corporalmente de muchas maneras y no buenas.
Si cultivamos tiempos de silencio, baja la excitabilidad cerebral y nos ayuda a tomar el control de una zona importante: el córtex prefrontal, donde reside la atención y la toma de decisiones. Si la amígdala está rumiando pensamientos, nos bloquea la toma de decisiones y la planificación a medio y largo plazo.
Un ejemplo. Llegas a casa y tienes 10 ó 20 minutos hasta que tienes que ir a recoger a los niños. La gran mayoría de las personas en ese tiempo se engancha a redes sociales. Si tienes ese tiempo de descanso, úsalo, restablece los niveles de tu cerebro, tómate un té, quédate tranquilo mirando al horizonte pero no te conectes y le añadas más ruido y datos a tu cerebro. Lo estás agotando.
Muchas personas dicen que no tienen tiempo de calidad para ellas. Puede que sí que lo tengan, pero no saben aprovecharlo. El cerebro con 10 minutos al día de silencio y calma es suficiente para restablecer niveles.
Todo el mundo dice que vive acelerado. Y hay mucha conexión a las redes sociales. ¿Afecta la sobreestimulación a la salud mental?
El estrés agudiza y agrava determinados casos. Una persona con predisposición a demencia, Alzheimer u otras enfermedades neurodegenerativas necesita vivir más liberada de estrés.
Vivimos con niveles elevados de inflamación y se está relacionando la inflamación con casos de depresión. La inflamación puede afectar tanto al cuerpo como al cerebro. Hay personas que dicen que se sienten inflamados a nivel de vientre, personas que dicen que ningún alimento les sienta bien. Hay una relación entre personas con depresión y artritis reumatoide, por ejemplo. Una persona con síntoma corporal puede tener inflamación cerebral y afectar la atención o la memoria.
¿Qué hábitos recomienda para cuidar el cerebro?
Primero, hacernos con el control de la atención, eso tiene que ser nuestra máxima. Identificar qué está pasando y agendar el cuidado de la atención cada día.
Bloquear cinco o diez minutos al final del día para estar en silencio, meditar, bajar las revoluciones en lugar de estar viendo la tele. El cerebro lo va a agradecer, es el maestro de ceremonias del cuerpo. Si bajamos revoluciones, ayudamos a que haya una mayor supervisión de otras funciones corporales.
"Hay que bloquear el cerebro cinco o diez minutos al final del día para estar en silencio, meditar, bajar las revoluciones en lugar de estar viendo la tele. El cerebro lo va a agradecer porque es el maestro de ceremonias del cuerpo"
¿Cuál es el mayor desafío para la neurociencia en la próxima década?
Poder transferir el conocimiento cada vez más a la población de manera sencilla. Todo lo experiencial moldea el cerebro. Soy una gran defensora de la educación: el cerebro de un niño se está moldeando hasta los 21 años. El reto es aplicar la neurociencia para la educación.
Si a un niño le das pantallas en abundancia, su cerebro se programa para eso y se premia cada vez que le den pantalla. El reto es saber equilibrar y supervisar los estímulos tecnológicos y naturales para que los cerebros no estén tan tensionados a edades tan cortas.
Entonces, ¿pantallas sí o no?
Equilibrada, en su justa medida. No se trata de prohibir, ni de detractar las pantallas. El cerebro de los niños se está moldeando hasta los 21 años. Como sociedad y padres, tenemos ese cometido de saberlo y gestionarlo.