Ya dijo: "La calle es mía"

Manuel Fraga cuando puso

en Madrid a la policía.

Ahora la calle es de Ayuso,



que el lunes hizo las veces

de Agustina de Aragón

y tomó Génova trece

con sus tropas. Y el cañón



disparó contra sus muros

poniendo la cosa fea

al secretario de turno

Teodoro García Egea.



Lavar los trapos en casa

y tenderlos ya lavados:

se ve que Pablo Casado

no ha hecho muchas coladas.



Y Teodoro, que de huesos,

es experto lanzador

no lo hace mucho mejor

y han dado con su esqueleto



de bruces contra la losa

que enarbola la adalid

que, a la manera del Cid,

hoy no tiene quien le tosa.



El adiós firmó Casado

en la sesión de control.

Que Dios pille confesado

al postulante Feijóo.



Una singular regata

con barcos de muchos metros

va a traerse a nuestro Puerto

el consistorio de Málaga.



"Del América" le llaman

a la copa reluciente

que traerá muchos dineros,

promoción, riqueza y fama,

e inversiones imponentes.

Por eso te quedas muerto



cuando ves que están pidiendo

veinte kilos pa empezar.

Empezar, empieza mal,

porque venían diciendo



que no iba a costar un euro.

Ya veremos si al final

da sus frutos el invento

y no nos sale a pagar.



Parece que aún son pocos

los hoteles disponibles

pese a torres y Moneos.

En esta ciudad de locos

resultaba previsible

que en el antiguo Correos



no se estime prioritario

algo que de menos renta:

una buena residencia

para el universitario



o unas cuantas oficinas.

No importa lo que hace falta,

importa lo que da pasta,

no lo que se necesita.



Y al final de la semana

la única lluvia que arrecia

es de bombas sobre Ucrania.

¿Qué tendrán en la cabeza



los partidarios de Putin?

Eso nunca lo sabremos.

Nos sería mucho más útil

para los pantanos secos



que vengan lluvias a cientos

y mientras se las espera,

las plegarias elevemos

a la Virgen de La Cueva



por un no hotel en Correos,

por ucranianos y rusos,

por la Copa, por el puerto,

por Casado y por Ayuso