Las claves
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Los viejos fantasmas de la corrupción en Marbella han aparecido de nuevo tras detener y posteriormente dejar en libertad provisional a Carlos Fernández, el concejal marbellí que huyó en 2006 para no ir a la cárcel por sus implicaciones en la operación Malaya.
Cuando en 2006 la Policía fue a buscarlo a su casa para arrestarlo no le encontró. Dijo que estaba haciendo el Camino de Santiago, pero que no se preocupara nadie. Que se personaría ante la Justicia. Y voló. Primero a Portugal y luego a Argentina. Aunque esto no se supo hasta diez años más tarde. Mientras tanto, era uno de los políticos prófugos más famosos de España.
Entró de rebote en política en 1991 en esos primeros años del gilismo. Le escribió una carta de admiración al ya difunto Jesús Gil, entonces alcalde de Marbella, y éste, que tenía un ego que no le cabía en el pecho, le premió incluyéndolo en su candidatura en el GIL.
Fernández era uno de sus cachorros, pero aprendía rápido. Fue concejal de Deportes. Le cogió el gusto a la política. Era avispado, de reacción rápida. De los que le gustaba salir en los medios de comunicación. Se le acusó de llevarse 80.000 euros del club deportivo San Pedro, uno de sus primeros escándalos.
Acorralado por la corrupción y tras una década ominosa para Marbella, Gil dejó la alcaldía de Marbella en abril de 2002. Acababa de salir de la cárcel por el caso Saqueo y estaban a punto de inhabilitarlo para cargo público por el caso Camisetas. Su sustituto en la alcaldía fue Julián Muñoz.
Fernández había pasado al Partido Andalucista, siendo su portavoz municipal, y fue clave en la moción de censura de 2003, en la que echaron a Muñoz de la alcaldía en alianza con el PSOE y varios exgilistas. Entró como alcaldesa Marisol Yagüe y Fernández fue teniente de alcalde y concejal de Turismo hasta que fue expulsado por supuestas irregularidades contables.
Juan Antonio Roca repartía sobres con dinero a diestra y siniestra entre muchos concejales del equipo de gobierno. Sobornos para permitir que se hicieran obras ilegales, al estilo Gil.
El juez Miguel Angel Torres, en su auto de procesamiento, afirmaba que Fernández había recibido, como poco, 150.000 euros.
En 2006 todo explotó. Fue la conocida Operación Malaya. Detuvieron a Roca, a Yagüe, a Muñoz, hasta a Isabel Pantoja... Más de 70 implicados entre políticos, funcionarios y empresarios.
Curiosamente, cuando la Policía fue a detener a Fernández no estaba. Y nunca lo consiguieron detener.
En 2012, seis años después del estallido de Malaya, Fernández seguía desaparecido y en busca y captura. En pleno juicio de Malaya en la Audiencia Provincial de Málaga, la exalcaldesa Marisol Yagüe aseguró que éste vivía en Argentina sin ningún problema.
Yagüe incluso le acusó de haber sido el chivato de la trama a la Policía Nacional. "La Policía no fue a por él porque tenía mucho que ver con todo esto. No perdonó que lo echáramos del equipo de gobierno", dijo ante el juez.
Siempre se ha rumoreado, y estas declaraciones de Yagüe le daban más consistencia, que Fernández pudo haber cantado la trama de corrupción a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado a cambio de que pudiera escapar. Fernández lo ha negado, pero lo cierto es que se escapó.
¿Dónde se había escondido Fernández? Era un misterio -al menos para la sociedad- hasta que en septiembre de 2017 saltó la noticia de que se había entregado a las autoridades argentinas, causando lógicamente el oportuno revuelo en Málaga.
No era algo casual. Había calculado el tiempo necesario para que prescribieran los delitos de los que les acusaba en España. En esos días se conoció que Fernández se había casado en Argentina con una periodista, que tuvo incluso dos hijos y que trabajaba como asesor.
Estuvo tres meses en una cárcel argentina. Una vez conocido oficialmente su paradero, en estos ocho años, hasta ser detenido y puesto en libertad este 29 de octubre en Madrid, ha estado sumido en un galimatías legal con vistas a que todos los presuntos delitos en los que estaba encausado hubieran prescrito y poder regresar a España libre.
Desde España se pidió la extradición en varias ocasiones pero la justicia argentina la denegó por entender que esos delitos habían prescrito. Prevaricación, cohecho, malversación... Su nombre aparecía en varias de las principales investigaciones sobre corrupción en Marbella.
La Audiencia Nacional lo ha puesto en libertad provisional y lo ha citado para que comparezca el 5 noviembre sobre el caso Saqueo II. Habrá que ver qué ocurre y si realmente su posible participación en esa trama corrupta ha prescrito. Lo que está claro es que no tiene pinta de que vuelva a decir que está en el Camino de Santiago si la cosa se pone fea para él.
