Jana, una mujer de 44 años, de origen moldavo, en situación de calle y con movilidad reducida tras un accidente de tráfico, ha denunciado haber sufrido un intento de agresión sexual en San Pedro de Alcántara.
Según ha informado el Equipo de Atención a la Mujer de Málaga, que está solicitando ayuda para la mujer, el caso les llegó el pasado jueves gracias a la llamada de un vecino de 78 años que se había fijado en la situación en la que estaba la víctima. Le acompañaba cuando podía y le llevaba comida y otros víveres.
De hecho, cuando tuvo conocimiento de lo que había vivido, no dudó en darle cien euros y comprarle un teléfono móvil para que contactara directamente ella con el Equipo de Atención a la Mujer para darle todos los datos que requerían.
Las técnicas de intervención del EAM contactaron de inmediato con la afectada y comenzaron a recopilar la información necesaria para garantizar su atención y protección, además de trasladar el caso a las autoridades competentes.
Así, el EAM ha gestionado apoyo con el consulado de su país de origen y con el centro hospitalario donde la mujer recibe atención médica regular, con el objetivo de reforzar el acompañamiento y garantizar cobertura en sus necesidades médicas, sociales y legales.
Al parecer, la señora les relató que otros dos hombres en situación de calle le habían propuesto mantener relaciones sexuales en contra de su voluntad. Durante varias madrugadas la abordaron en la vía pública y en parques donde buscaba refugio. Dice que fue objeto de propuestas sexuales, intentos de agresión, robos de pertenencias y humillaciones verbales por negarse a las exigencias de los agresores.
"No se consumó la agresión física, pero los hechos constituyen un intento de agresión sexual y se van a poner en conocimiento de la Fiscalía para que no llegue a producirse", explican fuentes del Equipo de Atención a la Mujer.
Jana quedó en silla de ruedas tras un accidente ocurrido en junio. El conductor se dio a la fuga y, desde entonces, su vida ha entrado en una espiral de vulnerabilidad. Sin hogar, con problemas de salud graves y sin red de apoyo familiar, apenas puede valerse por sí misma.
“Tiene clavos en la pierna que se le han salido porque no ha recibido la atención médica adecuada. Necesita ayuda incluso para ducharse o para moverse”, subrayan desde el EAM.
Jana llegó a España hace 23 años. Divorciada y madre de tres hijos —uno de 17 años, otro de 19 y otra de 21—, arrastra una cronificación de problemas familiares y económicos que desembocaron en su situación de calle hace unos meses.
Actualmente pernocta en la vía pública en San Pedro de Alcántara, donde algunos vecinos le brindan apoyo en un parque. “No es una persona con la que haya que tirar la toalla porque está perdida. Es joven, recuperable y merece atención”, reivindican desde el Equipo.
Según el EAM, la atención que recibe actualmente procede de servicios como el Centro de Inclusión Social, gestionado por Cruz Roja, que cubre sus necesidades básicas —ducha, ropa, comida y medicación— hasta las cinco de la tarde. Después, vuelve a quedar desprotegida.
Su condición de extranjera añade un obstáculo más: no está empadronada en España, lo que limita el acceso a ayudas sociales. El Consulado de Moldavia en Málaga ya ha sido informado del caso y estudia vías de apoyo. “Los consulados tienen un papel fundamental. Nosotros alzamos la voz por una cuestión de derechos humanos, pero ellos también tienen que reclamar justicia para sus ciudadanas en situaciones tan graves”, apuntan desde el Equipo de Atención a la Mujer.
Ante la gravedad de la situación, el EAM ha solicitado al Ayuntamiento de Marbella la adopción de medidas de amparo urgentes para proteger a la víctima y reforzar la seguridad en la zona. Entre las medidas reclamadas se incluyen la intensificación de batidas policiales y el refuerzo de la presencia nocturna en lugares frecuentados por personas sin hogar, con el fin de prevenir nuevas agresiones y salvaguardar la integridad de mujeres en situaciones de especial vulnerabilidad.
El caso de Jana pone de relieve la fragilidad de las mujeres sin hogar y la urgencia de reforzar los protocolos de protección y que la Administración proteja a perfiles como el suyo. “Que no se haya consumado la agresión no significa que no pueda ocurrir. Esto es una alerta de lo que puede pasar. Si la Administración falla en la protección de una persona tan vulnerable, se expone a un riesgo extremo”, concluyen desde el Equipo de Atención a la Mujer.
"Las administraciones deben estar del lado de las víctimas de verdad y no en una campaña o en una fecha concreta”, concluyen, alertando del notable aumento de casos que el servicio atiende en la actualidad.
