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La calle Viento, una estrecha vía peatonal del barrio malagueño de La Goleta, se ha convertido nuevamente en epicentro de una tragedia. Este martes, un turista norteamericano de 80 años fue hallado sin vida en un apartamento turístico, con evidentes signos de violencia. La víctima, cuya identidad no ha sido revelada, presentaba un fuerte traumatismo craneoencefálico y había sido desvalijada. En el interior de la vivienda no había ni rastro de sus pertenencias.

Este nuevo caso reaviva el recuerdo de otra tragedia ocurrida en la misma calle: la muerte de la pequeña Camelia, de 17 meses, en 2018. Ambas historias, aunque separadas por el tiempo y las circunstancias, comparten el luctuoso destino de vidas truncadas en un lugar que parece marcado por el infortunio.

Un asesinato aún sin resolver

El cuerpo del octogenario fue encontrado este martes a mediodía por una persona que alertó a la Policía. La tarde-noche antes, una vecina del edificio colindante escuchó a un hombre gritar "como si lo estuvieran matando". Hubo incluso quien llamó a las autoridades, que al no encontrar indicios de peligro en la zona, se marcharon. Al día siguiente, alguien localizaba el cuerpo y volvía a avisar a la Policía, que abrió de inmediato una investigación en torno al suceso. 

No estaban las pertenencias del anciano y este presentaba un fuerte traumatismo craneoencefálico. Tras el levantamiento del cadáver, la escena del crimen evidenciaba el paso de la Policía Científica: la puerta del piso estaba acordonada y los investigadores trabajaban en busca de huellas y pistas. La investigación, liderada por el Juzgado de Instrucción número 2 de Málaga, está bajo secreto de sumario. La principal hipótesis apunta a un robo con violencia que derivó en la muerte de la víctima, y las autoridades trabajan a contrarreloj para identificar al autor o autores del crimen.

El recuerdo de la pequeña Camelia

La calle Viento ya fue escenario de otra tragedia que conmocionó a Málaga. En 2018, la pequeña Camelia fue encontrada muerta en un apartamento cercano, tras haber sido abandonada por su madre, Sara, una joven de origen marroquí. La madre dejó a la niña sola durante más de un mes, encerrada en una habitación con apenas un biberón y unas galletas como único sustento.

La mujer, que trabajaba en una discoteca y llevaba una intensa vida social nocturna, no regresó al domicilio mientras su hija agonizaba. Según la sentencia, Sara era plenamente consciente de que su abandono llevaría a la muerte de la pequeña. En 2020, fue condenada a 15 años de prisión por asesinato y un año adicional por abandono temporal de menor.

El hallazgo del cuerpo de Camelia, que llevaba al menos 26 días sin vida, sacudía a todo el que lo conocía. La autopsia reveló que la muerte se produjo por inanición, deshidratación y falta de cuidados básicos, en un caso que puso en el foco la vulnerabilidad de los menores en entornos de desprotección.

Dos tragedias, una misma calle

Aunque las circunstancias y los protagonistas de ambos casos murieron días diferentes con edades dispares, la calle Viento une, en cierta parte, sus destinos finales. En el caso de Camelia, la autoría fue esclarecida rápidamente y recayó en la persona que debía protegerla y amarla por encima de todo: su madre. Por el contrario, el caso del turista norteamericano está rodeado aún de incógnitas, con un presunto autor todavía desconocido y una investigación que sigue avanzando en busca de respuestas.

Mientras la Policía intensifica sus esfuerzos para esclarecer este último suceso, los pocos vecinos que quedan en La Goleta, ante el espectacular ascenso de la cifra de pisos turísticos en el Centro de Málaga, asisten nuevamente al impacto emocional que provoca que tragedias de tal magnitud se produzcan en su barrio. "Esto está últimamente fatal", dice uno de ellos, resignado, desde un balcón.