Juan Manuel Sánchez La Chica lleva tiempo investigando sobre el uso de las nuevas tecnologías y la robotización para la construcción con piedra en masa. ¿Quizás pensando en terminar la torre sur? Durante casi una hora, el arquitecto repasa las "sorpresas" que desde hace ya más de 10 años viene descubriendo en el "más bello edificio" de Málaga. Expresa su adoración por un inmueble que se acerca a los 500 años de edad y que, pese a su longevidad, está sin terminar.

-¿Qué significa para un arquitecto serlo de la Catedral?

-Muchas veces no te paras a pensarlo, tienes un trabajo complejo, de un edificio con muchos problemas, pero maravilloso, del que disfruto todos los días. Es un trabajo de mucho estudio, no sólo por la cubierta, sino por todas las cosas pequeñas. Es el edificio más bello de la ciudad. Supone un aprendizaje continuo. Aquí han actuado generaciones de maestros con los que me siento trabajando mano a mano. 

-Es un poco el alumno…

-Todos los arquitectos que hemos trabajado aprendemos de los anteriores. Hay una continuidad, siempre hay que ser alumno. Eso de maestro de obra no me gusta nada.

-¿Es imaginable hacer un edificio como este ahora?

-La Catedral es el mejor edificio de la ciudad. Siempre se han aplicado las tecnologías más punteras en su construcción. En el siglo XVI, cuando se levantó esta mole de piedra de 40 metros de altura, con las tres naves a la misma altura, hubo un avance grande desde el punto de vista técnico. No digamos en el Barroco, en el que disponían de metodología de cálculo de estructuras. Y varió muchísimo la tecnología de trabajo en piedra del XVI al XVIII.

Ahora estoy estudiando la utilización de herramientas digitales y de robotización para la construcción con piedra en masa. Volvemos a la piedra, que es sostenible, por la relación entre coste y vida útil; es un material que se extrae de manera directa de la naturaleza sin muchos procesos de gasto energético intermedio. Vuelve a ser material para construir. Aunque todavía no sabemos bien el lenguaje de ese material, hay que redescubrirlo. En la Catedral se ve claramente el cambio abismal entre las herramientas del XVIII respecto al XVI. Se abren nuevos campos para utilizarlo. 

Sánchez La Chica, junto a una de las puertas de la Catedral de Málaga.

-Siempre ha dicho que no deja de sorprenderle la Catedral. Pero si tuviese que destacar algo, ¿qué sería?

-En este momento y tras hacer el proyecto de las cubiertas, el momento más apasionante de la Catedral fue el momento de unir la fábrica barroca con la renacentista, cuando surgieron una serie de problemas estructurales que obligaron a reforzar el edificio. Los maestros salvaron la Catedral. 

"El momento más apasionante de la Catedral fue el momento de unir la fábrica barroca con la renacentista, cuando surgieron una serie de problemas estructurales que obligaron a reforzar el edificio"

-¿Hubo riesgo cierto?

-Claro. Precisamente a Ventura Rodríguez se le llamó para que informara sobre los problemas acaecidos. Al unir la fábrica renacentista con la barroca, en el momento en que iban a derribar el muro que separaba las dos fases, hubo una serie de quiebras que necesitaron de un refuerzo estructural muy importante. De hecho, se planteó ese tipo de cubierta para hacer posible la evacuación del agua.

-En los últimos 20 años se viene hablando mucho de la Catedral. Ahora con la solución que se pretende ejecutar para solventar los problemas de humedad que presenta el templo. ¿Cuéntenos en qué consiste?

-Creo que la Catedral renacentista ya se planteaba con una cubierta inclinada, pero como se paralizó la obra no se pudo continuar. En ese momento tan difícil de la unión de las dos fábricas se hizo un esfuerzo tremendo para mantener en pie la Catedral. Los maestros de obra salvaron la estabilidad del templo, pero dejaron el tema de las aguas como un elemento a desarrollar con posterioridad. Se hizo el proyecto de Ventura Rodríguez y con la paralización de las obras no se llevó a cabo. En este momento recogimos el problema de 1764, que va más allá de poner un tejado; es dar la solución a una Catedral con una configuración estructural muy compleja. Ahora nos metemos con el tema de las bajantes, reparamos las cubiertas intermedias. 

-Es ahora, unos 250 años después, cuando hay que actuar. ¿La sensación es que se ha tardado demasiado en actuar?

-He pensado mucho en por qué no se ha solucionado antes el tema de las cubiertas. Hacer el tejado sería acabar la Catedral. Históricamente, los tejados se han construido bastante después de que se terminase la obra, la fábrica, porque los tejados se hacían cuando ya estaba asentada la estructura. Nunca se ha acometido esto de verdad porque se ha pensado acabar la catedral.

-¿Con la torre?

-La Catedral de Málaga está inacabada no solo por la torre. Tiene muchas señas de identidad que lo hacen un edificio único en la historia de la arquitectura que va mucho más allá de la terminación de la torre sur. Tiene una espacialidad soberbia, que parte de poner las naves a la misma altura, surge un pilar doble que es único en la historia. Las puertas de crucero se abren como si fuera una fortaleza.

"Tiene muchas señas de identidad que lo hacen un edificio único en la historia de la arquitectura; va mucho más allá de la terminación de la torre sur"

-¿Y qué más queda?

-Se soluciona el problema de la estabilidad pura y en 1782 se paralizaron las obras. Para terminar la Catedral, según los dibujos de Antonio Ramos, falta la sacristía. Tenemos una antesacristía que se usa como sacristía; había una sacristía sur; los remates de los cuatro cubillos, que son las torres que flanquean las puertas de crucero; la torre sur; el tejado, la crestería, y el programa iconográfico, porque la Catedral estaba coronada por esculturas. Nada de eso hay.

-Hablaba más de la dilación en intervenir en las últimas décadas…

-Hay un problema porque entra agua, pero se pusieron medios antes de 2004, se hicieron reparaciones para ver si la Catedral podía solucionar el problema con elementos químicos. Eso no fue efectivo y se apostó por el concurso. Había dos modelos. Uno era tratar de mantener la Catedral en su estado inacabado y otra, apostar por una arquitectura del meme, con cubiertas de cristal, que quiere ser protagonista. Se optó por una solución intermedia. El problema es que la solución que se hizo no cubre todo.

-Y ahora ya sí se apuesta de manera decidida por el modelo original.

-Cuando miraba atrás las soluciones en la Catedral me enfadaba. Con el tiempo me he dado cuenta de que cada época tiene unas condiciones sociales, económicas… Las soluciones parciales que se hicieron eran propias de la época, de una Málaga en la que no se tenía el cuidado por el patrimonio que se tiene ahora.

-¿Cree que la Catedral ha sido un edificio socialmente maltratado?

No. La Catedral es un edificio querido por todos, es nuestro mejor edificio. Sí que es verdad que ha sido maltratado desde el punto de vista de la financiación. Es verdad que en Andalucía tenemos otras ciudades muy importantes y nos hemos quedado un poco atrás en pedir dinero y que la Catedral esté continuamente en obras. En esas ciudades con mucho patrimonio tienen una maquinaria para conseguir esas subvenciones. Eso no se monta de la noche a la mañana.

-Este puede ser un principio.

-Debe serlo, para que no pasen otros 20 años sin hacer una obra. Hay que restaurar el interior de la Catedral y para eso es esencial que no entre el agua. Hay muchas cosas que necesitan de su puesta en valor. Un ejemplo es el patio de las cadenas, que tiene una reparación del pavimento de urgencia, pero requiere una intervención fuerte. O la iluminación de la Catedral, que se puso en el año 1996. Y no se ha tocado. Hay que restaurar todas las capillas; el patio del Sagrario. Hay que poner al día la Catedral, desde lo más grande a lo más pequeño.

Vista de la Catedral de Málaga con el tejado a dos aguas que ahora se proyecta.

-¿Qué posición tiene usted sobre la torre sur? 

-Mi idea es que un edificio que se ha trabajado durante tantas generaciones, siempre atendiendo a su autenticidad, por qué nuestra sociedad no va a añadir una nueva capa. Resulta extraño que desde el siglo XVI se haya construido este edificio y ahora no podamos añadir esta capa de nuestra historia. Pero hay que hacerlo con mucho cuidado. Por eso esta investigación sobre la piedra como material contemporáneo me interesa mucho. Jamás vería hacer una torre metálica o de otro material. Hay temas que me interesan más como los cubillos, que se ven desde el puerto. La torre sur se podría hacer y sería importante, completaría un edificio que estaba pensado para ser así.

-Entiendo…

-Hay una cuestión muy importante y es que la Catedral renacentista se proyectó como una fortaleza. Inicialmente se trajo como una planta gótica. Para la obra se designó a Diego de Siloé como arquitecto, que había intervenido en la Catedral de Burgos y propuso una Catedral muy atrevida en Málaga, que quizás en el interior de España no hubiese sido posible. Era una Catedral renacentista pero con una condición de fortaleza importante, porque la Málaga del siglo XVI estaba en un lugar fronterizo.

Pero en el barroco, frente a la fortaleza, se planteó un palacio repleto de torres y solo tenemos una. La autenticidad de la Catedral barroca está ahí, en esa arquitectura palaciega. No tendría sentido la torre sur sin los cubillos. Eso va dentro de un conjunto que idearon los maestros barrocos que se quedó ahí.

-Habla usted de la visión desde el puerto, pero esa perspectiva está claramente afectada por el Málaga Palacio.

-Eso tiene difícil solución, casi imposible. Pero no se trata de despejar todo alrededor. Cuando se hizo la obra de la Plaza del Obispo se dijo que necesitaba más espacio. Creo que no. Es una Catedral que se descubre entre las calles, con la verticalidad. Y hay una relación con el paisaje con esos elementos verticales. 

-La semana pasada le preguntaba al doctor Manuel Baca por si le gustaba el modelo de ciudad. ¿A usted?

-Podríamos hablar horas. Creo que debemos generar otra idea de Málaga distinta a la que tenemos. El Centro no se reduce a la almendra, Málaga es una ciudad grande que debe tener otros centros y se debe expandir. Y en esos lugares hay que generar otros focos de atracción. Hay que medir cómo crecemos y la forma en la que lo hacemos. Todos hemos vivido la transformación del Centro; debemos evitar la excesiva turistificación e ir a modelos que hagan posible que en el casco histórico haya residentes.

"Debemos generar otra idea de Málaga distinta a la que tenemos, evitar la excesiva turistificación e ir a modelos que hagan posible que en el casco histórico haya residentes"

-¿Es vecino del Centro?

-Sí. Soy un bien de interés cultural. Hace 10 años éramos muchos y ahora somos muy pocos. A Málaga le pasa como a otras que tienen puerto y mucho turismo. Si se habla en Barcelona y en Venecia de estos problemas tenemos que escuchar sus discursos. Hay cuestiones que van avanzadas en otros lugares que deberíamos retomar para variar el rumbo y coger otros modelos más sostenibles.

-Pero aguanta…

-Lo hago. Siempre te lo planteas, por los precios y por el modelo de vida, que no está hecho para los ciudadanos sino para el turista. 

-Habla de cómo crecer. ¿Le gusta cómo se está haciendo? ¿El asunto de las torres?

-En Málaga siempre se ha jugado con las alturas, aunque a una escala diferente. La Malagueta, mismo. Alta densidad de edificios en altura. En general no estoy en contra pero depende de cómo. Como arquitecto de la Catedral cuando se me echa un edificio encima o que influye en el monumento, como está pasando, me preocupa. Y la configuración paisajística de la ciudad, esa olla de Málaga, rodeada de las montañas, en cierto modo se ve afectada, me han roto el horizonte, lo han pinchado. Hay que pensar cómo y dónde. La protección del casco histórico debe ir más allá de su propia realidad física, hay una cuestión paisajística que es muy importante.

"La protección del casco histórico debe ir más allá de su propia realidad física, hay una cuestión paisajística que es muy importante"

-Desde su punto de vista, ¿las torres de 30 plantas de Martiricos sí afectan al Centro?

-Claro que sí. El eje del río ya tiene un final. 

-En el debate sobre la torre del puerto. ¿Su posición ha variado con el paso de los años?

-Soy arquitecto de la Catedral de Málaga, que es marinera. Estaba justo detrás de la muralla que daba con el muelle. Me preocupa que todo ese frente se termine cerrando. Ahora mismo hay un frente abierto al mar y esa relación con el mar es muy importante. Todo lo que se construya ahí va a cerrar ese frente.

-Desde ese punto de vista sí tendrá impacto sobre la Catedral.

-Hay una relación directa del monumento con el parque y el mar, que se construya una torre o dos torres o tres torres o cuatro supone un alejamiento de ese borde marítimo y esa relación visual. Desde la Catedral vemos ahora el mar entre La Malagueta y el hotel Málaga Palacio, eso es lo que nos queda; si construyo en medio, ya no me queda nada.

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