La ciudad la lleva dentro. No cabe duda. Su voz lo delata. Pero él se encarga de confirmarlo. "En Málaga siento que estoy en mi casa". Germán vive en Uruguay, aunque sea sólo físicamente. Su alma está en "la ciudad del paraíso".

Germán Bernárdez reside a 10.000 kilómetros de Málaga. Se siente un malagueño más y así lo demuestra a EL ESPAÑOL de Málaga. Del perchero de su habitación cuelga una fila de camisetas del Málaga Club de Fútbol, "uno de los equipos de su corazón". El otro, dice, es Peñarol, el club de su tierra natal.

Recuerda con cariño su primera etapa en la capital de la Costa del Sol. "Allí me sentí fenomenal". Estudió hasta quinto de EGB en el colegio Rosario Moreno, en la barriada de La Paz. Le gusta mencionar a sus profesores, a quienes les guarda un especial afecto.

A sus 36 años, ha decidido cambiar el centro de Montevideo por una casa en la costa. Ahora puede ver el mar en cada amanecer. Ha ganado "en calidad de vida". Le gusta sentirse cerca de la playa.

Germán, en la grada de La Rosaleda Cedida Málaga

Para Germán, hablar de Málaga es hablar de gran parte de su vida. De sus sentimientos. Ilusionado, muestra su colección de camisetas y bufandas del Málaga CF -algunas, incluso, pertenecen al CD Málaga-.

Lo tiene claro: "la mitad de mi persona está en Málaga y la otra parte en Uruguay", afirma. Le gusta esta sensación. Pero le pesa la distancia. "Cada vez que hablo con alguien allí me siento un poco más cerca", confiesa. Se le agrandan las pupilas, respira y continúa narrando.

"Mi meta en la vida es poder actuar en Málaga". Germán se gana la vida haciendo reír a la gente. Ha recorrido los grandes teatros de su país. Pero insiste en que su "objetivo máximo" es afincarse y trabajar para los malagueños. La ciudad es "parte de mi vida".

Sus palabras van revelando la emoción que su voz esconde. Pero lo acaba confesando. "Te juro que yo quiero mi vida en Málaga". Ha trabajado en algunos de los mejores escenarios del mundo, pero "la cochera Cabaret o el Teatro Cervantes son mis sueños".

"En todo lo que hago está Málaga presente". Además de cómico, Germán es compositor. "Cada vez que salgo al escenario tengo puesto algo que me recuerde a mi otra ciudad". Le exije a los fotógrafos que "saquen lo que quieran, pero que salga el escudo del Málaga". Se siente cómodo hablando de esta ciudad. Su mirada lo evidencia.

Volvió a nacer

Germán dedica su vida a la sonrisa de la gente. Pero la suya estuvo a punto de apagarse en julio de 2017. La carretera que une Málaga con Marbella fue testigo de "un accidente de tráfico bastante fuerte".

"Es un milagro que saliésemos vivos", comenta, aún con el miedo en el cuerpo. El microbús en el que viajaban quedó "inservible", igual que el vehículo contra el que colisionaron. "Estaba todo para tirarlo al desguace".

Eran las doce del mediodía cuando Germán se dio cuenta de que "inexplicablemente", salieron ilesos. Desde aquel siniestro, "llevo cuatro años siendo más malagueño que nunca".

Ahora, Germán cuenta los días para poder regresar a Málaga. Añora pasear por sus calles y sueña con actuar en sus teatros. Desea emocionarse viendo los partidos del Málaga. Aunque ya lo hace a más de 10.000 kilómetros.

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