La tecnología tiene un componente creador, de aceleración constante para llegar más lejos cuanto antes; pero también cuenta con una perspectiva más reflexiva y casi filosófica en torno a para qué usan estas nuevas herramientas. Esta segunda visión es la que ha protagonizado este martes y miércoles la 15ª edición del Empodera Live, un foro de enfoque internacionales organizada por Fundación Cibervoluntarios sobre tecnología cívica que Málaga acoge desde su nacimiento en 2006. 

Más de veinte ponentes de distintas partes del mundo se han unido en estas dos jornadas en el teatro Echegaray, en cuyo sillón se han ido sentando para cargar de sentido la idea de soberanía digital ciudadana que protagonizaba el evento. El diagnóstico que sobrevoló el evento es que el rapidísimo avance de las herramientas y productos tecnológicos ha provocado una cierta distorsión en las garantías humanistas, que se deberían recuperar.

"No podemos seguir siendo ingenuos, tenemos que proteger la privacidad y el respeto a las personas", defendió en la primera ponencia Stephen King, una de las cabezas de cartel del evento y CEO de Luminate, la fundación creada por el presidente de Ebay para reinvertir sus ganancias en que el derecho a la información llegue también a los grupos más infrarrepresentados. 

El fundador del laboratorio de hackers éticos Dyne.org Denis Jaromil Roio fue más allá: "Somos parte del juego de otra persona y no tenemos ni control, ni entendimiento, ni compresión, de las normas". Él propone el concepto de "soberanía algorítmica" para recuperar el poder sobre el tratamiento de datos: "Un algoritmo puede crear incentivos que no tengan nada que ver con nuestras sociedades. El remedio es apropiarse de ello, traducir y democratizar".

Otra de las intervenciones más destacadas fue la de Sonja Betschart, cofundadora de WeRobotics. La suya es una organización que promueve el uso de la tecnología, la robótica, el big data y la inteligencia artificial para resolver desafíos locales en Asia, África y Latinoamérica. Para ello, han creado una serie de hubs bautizados como Flying Labs con los que buscan dar poder a expertos autóctonos para aplicar la tecnología a sus entornos más cercanos.

"Definimos el conocimiento de una manera distinta. Muchos creen que el conocimiento experto viene del norte global, y que alguien del sur global no puede ser un experto. La realidad es que no es verdad. Existen expertos locales, autóctonos, que no tienen una plataforma o una forma de acceder a la tecnología y al conocimiento. Buena parte de nuestro poder es conseguir que ellos sepan cómo y dónde utilizar la tecnología, qué y cómo compartir. No es algo que tiene que definir alguien a miles de kilómetros en Silicon Valley", reflexionó Betschart.

Para la cofundadora de WeRobotics, ese arraigo con el territorio es un buen incentivo para el uso ético de la innovación: "Si eres un experto local y vives en la comunidad, ¡es tu comunidad! ¡Quieres causar un impacto positivo en ella! Vas a utilizar la tecnología bien", ejemplificó Betschart: "Si eres un experto internacional, llegas y a lo mejor que haces es causar más daño. Los expertos locales aúnan la tecnología con el conocimiento local".

El escenario del Echegaray acogió durante las dos jornadas a todo tipo de proyectos y propuestas para mejorar esa inevitable matrimonio tecnología-sociedad: Concepción Monje y Guillem Martínez defendieron una robótica más orgánica y educativa; Alejandro "Verbiricha" desarrolló la pertinencia de Nostr, un protocolo de comunicación en el que trabaja y que permite crear redes sociales descentralizadas sin censura; Tim Jacquemard resaltó la importancia de restaurar la confianza en los productos digitales; Eleonora Lima apostó por poner las humanidades y la cultura en el centro de la reflexión en torno a la rápida evolución de la tecnología...

El profesor de Informática por la Universidad de Liubliana Vlado Stanovski señaló a un punto clave: "Queremos establecer los mismo estándares y normas que hasta ahora ha tenido la humanidad". "Nuestra visión es devolver el control de su vida digital a todo el mundo", resumió el defensor del software libre Paul Brown. 

Irene Larraz y Valeria Ferarrini resaltaron la necesidad de las sinergias entre la educación y la tecnología: por un lado, un uso útil y responsable de dispositivos electrónicos en clases, y por otro, la importancia de la formación para que las nuevas generaciones hagan un consumo responsable en ellos. Joyce Dogniez, vicepresidenta de la Internet Society Foundation, también resaltó la importancia del arraigo al territorio para el desarrollo de iniciativas que promuevan un Internet abierto, seguro y accesible para todos. "Para expandir Internet, tienes que crear capacidades locales. Las personas tienen que tener el conocimiento para crear redes, mantenerlas y expandirlas", planteó.

La última ponencia vino de la mano de William Casarin, que presentó su red social descentralizada y sin censura damus.io; que viene además apoyada por el fundador de Twitter, Jack Dorsey. "Tenemos que volver al orden natural de las cosas. Estamos en un estado muy poco natural en el que necesitamos tecnologías para liberarnos", concluyó Casarin. El paso de los años juzgará el impacto de cada uno de estos proyectos: el propio Dorsey participó en el Empodera Live allá por el año 2009 hablando del entonces aún emergente Twitter y lo que ocurrió después es ya historia.

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