Es un rara avis dentro del vestuario del Málaga CF. Llega al entrenamiento en chándal, sin peinado de moda, pide disculpas por el retraso –“te he hecho esperar”–; lanza respuestas largas; no ha pisado Ibiza, como un alto porcentaje de futbolistas españoles que desembarcan en la isla nada más que acaba la temporada, ni cree que la pise; nada más llegar a Málaga le robaron en el coche; ha formado su 'cuadrilla' en la Colonia de Santa Inés; ya ha dejado un par de imágenes cónicas en el imaginario colectivo malquista –sus acciones en la segunda mitad contra el Celta B en el playo, o el grito de “has ascendido al puto Málaga” a Cordero tras el gol de Tarragona–; y sueña con jubilarse como maestro de colegio en Vitoria. Pero lo primero es hoy sábado el Granada en La Rosaleda. Es Einar Galilea (Vitoria, 1994), y atiende a EL ESPAÑOL de Málaga antes del serbia andaluz que puede dejar casi sellada la permanencia del conjunto blanquiazul en Segunda División.
¿Cómo está el equipo esta semana?
Muy bien, la verdad. Ya dije que la victoria contra el Castellón es un poco una bocanada de aire fresco. Nosotros confiábamos en el trabajo que estábamos haciendo, es cierto que en los minutos finales nos estaban penalizando, o no conseguíamos materializar con puntos lo que queríamos, lo que trasladábamos al campo, pero con esta victoria todo lo que hemos sembrado últimamente lo recogemos y nos da un pozo de tranquilidad.
Fuera había nervios. ¿Os llega eso al vestuario?
Tenemos el vestuario que es un búnker, gestionamos las cosas como nosotros creemos, no con lo que recibimos de fuera, pero siempre te llega algo, o siempre cualquier amigo te comenta que en Málaga no ganáis… Pero al final nosotros también tenemos que ser conscientes de que esto es fútbol, hay rachas positivas, rachas negativas. Venimos de una negativa y como se puede salir de ella es todos juntos, trabajando todos de la mano y sacando la victoria que conseguimos contra el Castellón aquí.
¿Qué os ha dicho el míster en esta mala racha de partidos?
Que sigamos confiando en el trabajo. Por ejemplo, en Huesca creo que no hacemos un mal partido, y perdemos, pero no hacemos un mal partido. En Oviedo perdemos también al final, por ponerte dos ejemplos que perdemos al final puntos y nos vamos con las manos vacías, pero creo que son dos partidos buenos. Y luego seguir confiando, seguir reforzando las cosas positivas que se hacen y las negativas, que obviamente las hay, porque si no hubiésemos ganado, pues intentar solventarlas cuanto antes.
Crees que la continuidad ha sido un punto a favor del Málaga en esta situación en la que se ha encontrado. El vestuario es una piña y el entrenador es el único que se mantiene de los equipos que están en la zona baja de la tabla.
Siempre he dicho que el hecho de ser una familia y de estar todos a una como este vestuario las victorias las disfrutas más. Y cuando vienen momentos negativos, al final también te hace estar todos en el mismo barco y que no haya grietas donde se desquebraje. Es complicado en el fútbol profesional encontrarte a 25 tíos más gente del filial que vayan todos a una, pues las victorias cuando se dan las disfrutas más.
¿Los veteranos habéis llevado la voz cantante, o no ha hecho falta?
No ha hecho falta. Es cierto que igual por la experiencia sí hay que trasladar un poco de calma, porque al final es fútbol, las dinámicas hay que romperlas cuanto antes y nos ha costado romper esta dinámica negativa, pero bueno, también seguir confiando en lo que estamos haciendo y seguir un poco por esa misma línea.
¿Qué crees que le ha podido pasar al equipo en esta racha negativa? Porque esta vez no se ha estado cerca de ganar, lo que se han escapado han sido empates.
Al final que te pones a sumarlo y son tres puntos. Pero no sé. Veníamos también con la dinámica buena del año pasado e igual a principio de temporada seguíamos con esa dinámica buena. Luego también son los otros equipos que dan un paso al frente, y nosotros hemos hecho una primera vuelta que creo que la gente no se la imaginaba. Y en esta segunda no hemos estado a la altura o de lo que nosotros esperábamos, o por lo menos, de continuidad. Ya no te digo repetir los mismos números de la primera vuelta, que podríamos haberlo hecho, pero sí tener un poco más de continuidad en los resultados. No se ha dado porque el fútbol es imprevisible, nunca sabes lo que te va a pasar. Pero lo bueno que tenemos es que en los momentos malos vamos todos de la mano, y que el equipo, antes de futbolistas, somos muy buenas personas. Esto hace que en los momentos malos nadie tire un poco por otro lado, o nadie ponga mala cara, o nadie meta mierda. Y así es más fácil también trabajar.
¿Habéis buscado alguna explicación a esos goles en propia puerta? Porque no eran goles en propia puerta de los que se suelen ver.
Para mí, por lo menos, es la dinámica. Cuando te metes en una dinámica negativa, pues todo te sale de mala manera. Al igual que cuando te metes en una dinámica positiva. El año pasado Alfonso lo metió en el último minuto sin querer –el empate en San Fernando fue obra del portero malquista–. En el fútbol la dinámica te hace cambiar mucho por desgracia. Porque muchas veces sigues la misma pauta de trabajo, pero no obtienes los mismos resultados. Eso es lo bonito y lo jodido también de esto. Muchas veces desde fuera se intenta analizar demasiado las cosas cuando las respuestas tampoco son tan claras. Las dinámicas, esa es la explicación que le doy.
Ahora viene el Granada. Se os da bien jugar contra los equipos de arriba.
Antes del partido de Castellón lo hablé con Pastor, que nos veía a nosotros con más posibilidades de ganarle al Granada que al Castellón. El Castellón tengo el recuerdo del año pasado que eran aviones, y este año también allá nos pasaron por encima, es un equipo muy físico que juega al límite, también al rival le obliga a situaciones de límite. Y creo que el Granada o ese tipo de equipos hemos demostrado que les competimos de tú a tú. Podremos ganar o perder, eso ya es parte del fútbol, aciertos y errores, pero creo que no hay tanta diferencia entre nosotros y los equipos que están arriba de la clasificación, porque los partidos que hemos estado pues les hemos competido de tú a tú.
¿Cómo estáis preparando este partido esta semana? Se espera un día bonito en La Rosaleda.
Pero ya el mismo partido contra el Castellón, con el Mosaico y La Rosaleda. Y este no me quiero imaginar más, siendo serbia, con gente que se desplazará del Granada aquí, porque ellos también están jugándose mucho. Nosotros que venimos de una victoria, eso también a la afición le engancha un poco más. Pero nosotros al final tranquilidad, tampoco tanta euforia, porque al igual que cuando no salían los resultados tampoco era un funeral, ahora tranquilidad, seguir trabajando, seguir insistiendo, y seguir confiados en poder sacar los tres puntos en casa, claro que sí.
Te quedan cuatro puntos para renovar con el Málaga –el central tiene una cláusula de renovación automática si el equipo consigue la permanencia-. ¿Quieres seguir?
Yo estoy aquí muy contento. Jugar en Segunda División en Málaga, en una ciudad como esta, ya una vez establecido en la ciudad con amistades, con círculos, yo estoy encantado de la vida. Es cierto que ya son muchos años fuera de casa, que no me acerco para jugar porque luego al final durante el año es imposible, todos los fines de semana hay algo, pero vamos, que si tengo que estar aquí, aquí será porque aquí estoy encantado. Sí que me daría un poco más de pereza el hecho de dejar toda la calidad de vida que tengo aquí y todo lo a gusto que estoy por embarcarme en una aventura que empieza de cero.
¿Cuándo va a conseguir el Málaga la permanencia?
Pues esperemos que lo antes posible. Ojalá sea, no sé si matemática, pero pueda ser casi, casi, este fin de semana. Y si no, esperemos ir a Elda, que sabemos todo lo que nos jugamos allá, y que la vuelta de ese viaje sea de celebración, o por lo menos de estar bastante, bastante tranquilos.
Einar Galilea durante el Málaga CF vs. Celta Fortuna
¿Crees que se esperaba algo más del Málaga?
No sé. Yo por lo menos sabía que había que mantenerse. La gente que el año pasado empezó que el próximo año a Primera. El alcalde nos lo dijo ahí en el Ayuntamiento y digo: “vamos a ver”. Que sí, que ojalá en corto o medio plazo el Málaga esté en Primera. Por todo, por club, por ciudad, por afición, por todo. Pero sabemos que es muy complicado y primero creo que hay que hacer las cosas bien. Afianzarse en Segunda, ser un club consolidado en la categoría y a partir de ahí crecer. Yo obviamente este año no contemplaba ni la opción de subir a Primera. Que te va llevando la temporada y que te ves arriba, que te ves que finalizas la primera vuelta arriba, pues igual te lo empiezas a creer. Pero los pies en el suelo y saber de dónde venimos. Saber todo lo que nos costó el año pasado subir, porque nos costó tela. Y esto no se puede desperdiciar así como así, porque lo que no estamos jugando es mucho.
Echando la vista atrás, ¿qué te ha venido más a la cabeza, la tarde en La Rosaleda contra el Celta B o la noche de Tarragona?
El recibimiento del aeropuerto. A mí es lo que se me queda de esos play-offs, de ese ascenso. Lo de Tarragona fue increíble, lo del Celta B aquí también. Entre que mi actuación fue muy buena, el ambientazo, el recibimiento… Pero lo del aeropuerto a las cinco de la mañana que llegamos, eso se me va a quedar para siempre, hay imágenes que son una locura y que demuestra la buena conexión que se formó entre el equipo y la grada. Y eso creo que es básico para todo. En estos momentos que íbamos un poco reguleros, ellos también creo que saben que no dejamos todo por el escudo y que nos dejamos el alma, que estaremos más o menos acertados, que nos dará o no nos dará, pero que este equipo se identifica mucho con los valores del Málaga y que pueden estar orgullosos de nosotros en cualquier momento. Y eso ojalá se mantenga en el tiempo. Y esa base social que creo que ha creado el Málaga, que se ven cada vez más niños con la blanquiazul, eso es muy bonito y creo que en un futuro va a dar mucho tanto para el club como para la ciudad.
¿Es tu logro más importante?
Subí a Primera con el Alavés. Ese año jugué seis o siete partidos. Al ser con el equipo de mi ciudad, me quedo con ese ascenso. Luego viví también la final de Copa del Alavés contra el Barça, que estaba lesionado de la rodilla pero alternaba entrenamientos con el filial y el primer equipo. Luego en Croacia, por ejemplo, el último año guardo un recuerdo muy bueno, porque nos quedamos a un punto de entrar en competiciones europeas. También un año llegamos a jugar la final de Copa. Son diferentes situaciones. Pero lo que más me llega es subir con mi equipo, ver a toda mi familia, mi gente, amigos, que son del Alavés como soy yo, y conseguir eso. Pero lo de Málaga, en cuanto a dimensión, creo que es algo que siempre se me quedará. Esa imagen del aeropuerto, la rúa que hicimos aquí, que me acuerdo salir de La Rosaleda y gente descalza corriendo siguiendo el autobús. Pura pasión.
Saliendo del campo, Einar, ¿estás feliz aquí en Málaga?
Sí, muy contento, la verdad que muy bien. Venía de Croacia, yo estuve muy contento allá. Venir aquí al principio sí que me costó, sobre todo llegar en verano, el tema de la vivienda, que no encontraba. Llegas a una ciudad nueva, te falta un poco hacer amistades, círculos, pero bueno, una vez ya empiezas y echas a andar, vamos, yo encantado, encantado de la vida.
¿Por qué te costó, aparte de encontrar vivienda?
No encontraba sitio donde quedarme, verano, Málaga, calorazo, me robaron en el coche, de esto empiezas todo un poco para atrás.
¿Cómo fue eso del coche?
Nada, estaba haciendo la mudanza, tenía ocho bultos o los que sea, subí cuatro o cinco y dije, bueno, los otros tres para mañana. Alguien me vería subir y dijo, este coche tiene algo. Le metieron mano al coche durante la noche y se los llevaron.
Einar Galilea.
¿Qué te sorprendió de Málaga?
La gente, la verdad. Desde el principio, por ejemplo, en la primera feria que nos juntamos con los amigos de Dioni y en la Colonia de Santa Inés, y desde el primer momento me abrieron las puertas de su casa. Ya tengo unos amigos ahí para toda la vida, la verdad. Cada vez que puedo, una vez a la semana o así, suelo ir con ellos. Luego también suelo quedar a ver la Champions con otros amigos diferentes. Desde el principio, súper hospitalarios, súper bien conmigo. Por mi forma de ser también, me adapto bien o me muevo bien en esas circunstancias. Desde el principio, súper, súper bien.
Eres del norte, de Vitoria. ¿Notas esa diferencia de la que se habla en el trato con la gente?
Para mí, desde el principio, de buenas a primeras, sí. Nosotros, por ejemplo, igual somos un poco más, no sé si cerrados, pero como que cuesta más entrar a nuestro círculo. Y aquí al revés, desde el primer momento te abren las puertas de su casa, todo lo que te haga falta, ahí está. Y a nosotros igual nos cuesta más dar ese pequeño paso de confianza hacia un desconocido. Y luego una vez ya confiamos en esa persona, ya un amigo para toda la vida, pero aquí como que es más espontáneo, más genuino.
Dioni fue tu cicerone. ¿Es es tu mejor amigo en el vestuario?
No, yo prácticamente hago más cosas con gente de fuera que con gente del fútbol. Lo que pasa es que cuando vine yo aquí nuevo, intenté juntarme a Dioni, porque era de Málaga, que él también me fuese comentando un poco cómo iba la ciudad, que me presentara diferentes amistades. Entonces ya te digo, de su barrio, de la Colonia Santa Inés, pues tengo ahí una segunda casa prácticamente para mí. Aunque no viva allá, pues yo voy ahí como si fuese mi barrio.
Has hecho cuadrilla con los amigos de Dioni. ¿Y con alguien más?
Sí, claro. Yo llegué aquí, por ejemplo, y un ex trabajador de Croacia tenía unos amigos viviendo aquí, que son los que nos juntamos todas las semanas a ver la Champions y a cenar. Son, pues ingeniero de telecomunicaciones y el otro es personal sanitario. Entonces ya te digo, cuanto más alejado del fútbol, para mí también me parece que me da un poco de saber diferenciar el ámbito profesional y el personal. Y me siento cómodo también en ese ámbito. Y ahora con Ibon Navarro, vitoriano también, tenemos muchos puentes. Alguna vez he estado con él y tuve el lujo de verlos entrenar una vez a ellos. Y el trato increíble con él. Todo el mundo sabe la dificultad y el mérito que tiene el trabajo que está haciendo él aquí. Y me alegro muchísimo. No nos conocíamos pero sabíamos quiénes éramos. Y desde el primer momento, vamos, como si fuésemos amigos de toda la vida.
¿Qué hace Einar un día normal?
Pues nada, voy a casa, me echo siesta sin alarma, hasta que pueda. Y luego me suelo juntar con gente. Últimamente me he juntado con los del grupo La Trinidad –grupo de música malagueño compuesto por Sixto, Carlos y Jorge-. Me gusta moverme un poquito en diferentes ambientes. Y también me gusta estar solo de vez en cuando. A mí no me importa quedarme un día en mi casa, aunque haga sol fuera, me quedo en mi casa tranquilo y ya está. Ya te digo, alternando planes sociales con gente muy diversa a estar solo un día tranquilo y ya está.
¿Qué otras inquietudes tienes fuera del fútbol?
La música me gusta mucho. Antes veía mucho baloncesto, ahora cada vez menos. El Baskonia no está en su mejor momento, entonces me desengancho un poquito ahí. La fotografía me gusta mogollón, pero me robaron la cámara en el robo del coche y la estoy dejando un poco. Puzzles empiezo a hacer ahora bastante. Variopinto. Pero bueno, cuando más me gusta, cuando más disfruto es estando con gente a la que considero cercana y donde me puedo mostrar cómo soy yo.
Para la fotografía Instagram es un arma para mostrar las habilidades, pero vosotros en el vestuario lo que hacéis es picaros unos a otros en los comentarios.
Sí, sí. Es una muestra del buen grupo que tenemos, del grupo sano. Aunque las cosas vayan mal seguimos siendo amigos, nos seguimos riendo unos de otros porque si empieza a cambiar eso, es mala señal, alarma, porque algo está pasando dentro del seno del equipo y creo que eso es muy importante, tener un grupo sano como el que tenemos.
¿Eres de los artífices de la broma en el vestuario o eres espectador?
No, me quedo a medias, a medias. No hago porque no quiero que me hagan pero estoy ahí un poco con el ojo avizor.
¿Soñabas con ser futbolista?
No, esto me ha ido llegando poco a poco. Yo empecé a jugar en el patio del colegio y el padre de un amigo mío me dijo oye, no se te da mal, apúntate al equipo del barrio. Y al principio dije no, si yo con esto ya me vale. Luego el año siguiente me apunté, y ya me firmó el Alavés. Y ya pues como que una rueda que ya va girando y me veo en estas, Me ha gustado el fútbol, coleccionaba cromos y en la Guía Marca me la sabía entera, pero no pensaba en esto, porque yo era y soy consciente de que es muy complicado llegar a esto. ¿Cuánta gente practica fútbol en España y cuántos son futbolistas profesionales? El porcentaje debe ser mínimo. Entonces, bueno, poco a poco me va llegando y disfrutándolo de momento.
¿Recuerdas aquel Alavés de Segunda que eliminó al Real Madrid en la Copa del Rey?
Yo tenía una cinta VHS con esa Copa, del 98 o el 99 (temporada 1997-98), y esa cinta me la habré visto mil veces.
¿Y cómo te ves después del fútbol?
No sé. Siempre me dice la gente que compre una casa aquí, que aquí se vive muy bien, y la verdad es que sí, pero me veo viviendo en Vitoria. Soy muy de allá. Me quedan seis, siete asignaturas para acabar Magisterio, entonces ojalá, pues acabar el fútbol lo pueda acabar y empezar a trabajar ahí de profesor, de maestro, y pues bueno, una vida, como cualquier persona en Vitoria, tranquila. Me gusta viajar mucho y últimamente no he podido hacerlo con el fútbol, porque cuando he estado fuera siempre aprovecho mis vacaciones para volver a casa en vez de para cogerme un avión e irme por ahí, y al revés, cuando estaba en Álava las vacaciones eran moverme por el mundo. Me gustaría conocer más mundo, pero bueno, eso, ahora mismo prioridad es volver a casa y estar con mi familia. En estas vacaciones de junio que tendremos, pues me veo allá y bueno, con alguna escapadita me haré.
De Ibiza, como hacen muchos futbolistas, ni hablamos.
Vamos, Ibiza yo ni he estado ni creo que esté. Me he ido a Moscú, a Irán, a Sarajevo, a Berlín, a mil sitios antes que a Ibiza. Me gusta más con un viaje cultural. Me acuerdo que fui a Estambul y ahí claro, pasas el río y es otro continente, entonces eso me choca y me gusta el hecho de salir de todas las ideas preconcebidas que tienes ya de la sociedad occidental y conocer otras maneras de vivir.
¿Crees que serías capaz de convencer a alguien, un vestuario, de irse contigo a Moscú en vez de a Ibiza en junio?
Bueno, no lo sé, a ver, no sé. Tan exagerado no, pero igual a otro sitio, esto de furgoneta y un poco mochila y a ver qué pasa, si hay playa y así, seguro que sí, seguro que sí.
¿Qué te queda por hacer en el fútbol o qué te gustaría hacer antes de retirarte?
Nada, disfrutarlo. Seguir disfrutándolo como creo que lo estoy haciendo. Venir día a día aquí y pasármelo bien y ya está. Tampoco me voy a poner metas que no son realistas. Porque creo que la ambición también muchas veces... no sé. Tengo siempre con algunos amigos el debate de si la ambición es buena o mala. Al final si no la sabes llevar bien y todas las ideas que te puedas hacer con esa ambición, el fracaso puede ser mayor y el golpe más duro para ti mismo. Entonces creo que pies en el suelo y obviamente querer mejorar poco a poco. Siempre mirando a más, pero tampoco con una ambición desmedida porque luego el golpe puede ser muy complicado. Como lo que estábamos hablando de ser futbolista desde pequeño. Si yo con ocho años mi único objetivo en la vida es ser futbolista, y es muy complicado llegar, luego qué. Creo que hay mucho que perder para tan poco que ganar cuando te pones unos objetivos tan, tan altos.