Hace casi 25 años, Pablo Guede le metía tres goles al Terrasa para ganar 4-1 en La Rosaleda y volver a Segunda División después de sufrir una desaparición y una reconversión. Este domingo, el Málaga CF vuelve al mismo pozo del que salió hace cinco lustros con una derrota sonrojante contra la Ponferradina, un equipo casi desahuciado que le ha puesto la puntilla a un proyecto que se pensó para subir a Primera División y ha acabado saliendo del fútbol profesional. Un golpe muy duro para el fútbol de la ciudad. 

Respecto al partido, el veteranísimo Yuri, desaparecido casi toda la temporada con solo cinco goles, fue el encargado de asestarle los dos rejonazos al Málaga para mandarlo a Primera RFEF, delante de más de 600 malaguistas que acabaron con las bufandas al aire cantando el himno de un equipo que no ha estado a la altura en todo el curso, del primero al último, y al que le quedan tres jornadas de auténtica agonía hasta que se acabe este año para olvidar.

La derrota solo certificó todas las malas vibraciones con las que se llegó al partido, que empezaron hace una semana con el penalti fallado por Rubén Castro frente al Huesca. El sábado por la tarde había ganado el Leganés en el minunto 94 y justo antes de que arrancara el duelo de Ponferrada, el Villarreal B se impuso al Sporting de Gijón por 2-0, con un gol de Ontiveros para más inri, y la permanencia se le ponía muy, muy, cuesta arriba al Málaga. 

Sergio Pellicer apostó por Lago Junior para suplir a Chavarría en ataque y sorprendió con Alfred N'Diaye, sin un minuto desde febrero, en la medular. El parisino ha vivido una etapa convulsa en el Málaga en todo este tiempo, con expediente disciplinario incluido. El técnico de Nules pensó que era su momento. El resto del equipo, el esperado. 

No salió a morder el Málaga. Pellicer advirtió en la previa que no había que desesperarse, era mejor ejecutar el plan de partido sin volverse loco. Buscó el protagonismo el conjunto blanquiazul, con una indumentaria en El Toralín -la tercera camiseta, negra, y el pantalón blanco-, que no traía buenos presagios. 

En el 18' San Román le hizo un paradón a Rubén Castro y la más clara la tuvo Lago Junior en el 24', dentro del área pequeña la mandó al lateral de la red. 

Más activo el Málaga en ataque, sin pasar apuros atrás, pero le faltaba colmillo a los de Pellicer, impulsados desde la grada de una afición que se hizo notar, y mucho, en El Toralín. 

Antes de irse al descanso, Esteban Burgos vio la amarilla en el minuto 38 y eso en el librillo de Pellicer supone quedarse en la caseta. Salió Álex Calvo por él y el cordobés tuvo las mejores en la segunda mitad. 

Cuando más se jugaba el equipo, más le pesaban las piernas y era el juvenil el que de verdad parecía saber lo que se estaba jugando el equipo. También Escassi sosteniendo atrás al Málaga en un choque más abierto en la segunda mitad. Había sensación de peligro cada vez que Calvo agarraba la pelota desde la banda izquierda. 

Rubén Castro tuvo otra ocasión clara pero la mandó alta. Por ahí, por los malos números del canario este curso, se le han ido al Málaga muchos puntos que han dado con sus huesos, a falta de que sea oficial, en la Primera RFEF. 

En el minuto 73 entró al campo Yuri. El veterano goleador de la Ponferradina que este curso estaba pasando desapercibido. Solo cinco goles. Tres minutos tardó en abrir una cicatriz en las tripas del Málaga, entre N'Diaye y Escassi, para tomarse el tiempo necesario en acomodor el cuerpo al borde del área, tomarse un café, limpiarse con la servilleta y colocarla ajustada al palo izquierdo de Yáñez. Todo eso lo vio mejor que nadie, y lo permitió, Juande, demasiado blando, como todo el curso. 

Antes, Gallar había entrado por Febas, un cambio sorprendente que Pellicer justificó en rueda de prensa con que el '10' había arrastrado molestias toda la semana y en el descanso le pidió que forzara al máximo. 

El tanto de Yuri fue la vacuna a un Málaga que solo tuvo un disparo desviado de Gallar desde la frontal del área.

A falta de diez minutos, el ataque del Málaga lo formaban Gallar, Loren, Fran Sol y Appiah, más Álex Calvo. Una muestra del disloque de año. 

Entre medias, Escassi sacó el segundo debajo de la portería. Pero en el 86' llegaba la rúbrica a un año, dos, para olvidar en Martiricos. Yuri, otra vez, ponía el segundo y, de paso, fin a la era más dorada del fútbol malagueño, con el paso por la Champions incluido. 

Quedan nueve puntos en juego y el Málaga está a ocho de la salvación. No hay números a los que agarrarse y el descenso puede ser matemático el próximo sábado en La Rosaleda a eso de la media de noche. Adiós al fútbol profesional. Fue bonito mientras duró, aunque muy duro en su final.

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