El lenguaje malagueño cuenta con una riqueza léxica innata. Una tierra que da nombre a su historia a través de las palabras. Términos autóctonos que han permanecido a lo largo de los años sin deformarse, sobreviendo a la mimetización de los tiempos presentes. No hay excepción que se le resista; las cofradías, tampoco. Con esta premisa, Laura García Mesa decidió realizar tu Trabajo de Fin de Máster (TFM) sobre Las voces de la Semana Santa.

En conversación con EL ESPAÑOL de Málaga, explica que desde el primer momento tuvo claro que quería disfrutar con la investigación: "Mi objetivo era que Málaga estuviera presente. Al principio me propuso mi tutora que hablara sobre la gastronomía, pero no me convencía. Tampoco me atrevía a poner sobre la mesa el tema de las hermandades porque pensaba que no me lo iban a evaluar bien. Finalmente, vimos las posibilidades y comencé a investigar".

Sin embargo, el camino a recorrer no fue tan sencillo. La existencia de un corpus académico escueto obligó a intensificar los esfuerzos. Laura García relata que su idea inicial era aprovechar esta investigación para visitar las cofradías en Cuaresma, hablar con los hermanos, pedir información...: "Después de graduarme en Magisterio de Educación Primaria, cursé el posgrado de Estudios Superiores de Lengua Española. Gracias a la asignatura de Hablas andaluzas pude ligar mi formación con mi pasión".

Un bullicio de ideas que surgió en enero, pocos meses antes de que la pandemia cambiara por completo los planes previstos. A partir de marzo, tuvo que adaptar la metodología a las posibilidades: "Hubo tres obras fundamentales que me marcaron; el Gran diccionario cofrade, de Juan Carrero; Léxico cofrade gaditano, de Payán Sotomayor y Lenguaje cofradiero de Málaga, de Lola Carrera". Pero no fue tarea sencilla encontrarlos teniendo en cuentas las restricciones vigentes, especialmente en el último de los casos. La casualidad quiso que diera con él en la biblioteca municipal de Istán, el pueblo de su padre: "Como estaba cerrado y había confinamientos perimetrales, no pude sacarlo hasta el 13 de mayo. El TFG lo presenté el 10 de junio", destaca. 

Fotografía de la firma de ejemplares. Cedida

Del mismo modo, García Mesa entrevistó a distintas hermandades de toda España. Cuenta que, gracias al boca a boca, llegó a cofradías de Palma de Mallorca, Viveiro (Lugo) y Burgos: "Todas recibieron el mismo cuestionario con el objetivo de descubrir qué términos propios se utilizaban allí o viceversa", sostiene. En total, cuatro vertientes diferentes: voces con distinto nombre y mismo significo, voces con mismo nombre y diferente significado, voces con mismo nombre y significado (las menos repetidas), y voces exclusivamente malagueña, principal objetivo para destacar esa riqueza.

¿La conclusión? "Tenemos un lenguaje cofrade muy local que, aunque guarda similitudes, refleja el carácter y la idiosincrasia de un cultura propia y autóctona". Como ejemplo, trono, cabeza de varal o carrete. Aunque existen términos que responden a la propia historia del lugar: "Quise hablar de Novia de Málaga Tribuna de los pobres, que tienen una explicación antropológica".

El libro 

Mientras indaga en la búsqueda de un corpus que le permitiera expandir su trabajo, Laura García encontró la Cátedra de Estudios Cofrades: "Le escribí a Benjamín del Alcázar (director) y le envié el trabajo. En diciembre de 2020 me dieron el primer premio por mi investigación en el TFG". A partir de ahí, llegó la posibilidad de publicarlo en formato libro. Gracias a Ediciones Azimut, el proyecto que nació como culminación de máster se acabó convirtiendo en un ejemplar clave en las bibliotecas de los cofrades. 

Portada del libro.

Pese a los intentos de sacarlo a la venta en Cuaresma, el lanzamiento se tuvo que retrasar al Lunes Santo. Laura relata que el feedback ha sido muy positivo: "Lo he notado en las presentaciones, como la oficial del Miércoles Santo en el Sepulcro o las que hemos hecho en Cártama, Alhaurín o Marbella. Ahora estoy trabajando para dejarles a las hermandades el libro en depósito".

Sin embargo, su obra trasciende el espectro académico y profundiza un plano más emocional. Explica que, la publicación del libro le ha devuelto todo lo que le quitó la pandemia: "Lo que quería era estar en las cofradías, pero no pudo ser". Gracias a las presentaciones y entrevistas ha podido compensar ese vacío que dejó el confinamiento.

El camino está repleto de anécdotas y recuerdos, pero uno de ellos sobresale por encima del resto: la foto de portada. La Virgen de la Esperanza en la noche del Jueves Santo. En un primer momento pensó en que el protagonista fuera el Cristo de la Columna, pero finalmente se decantó por la titular de la Archicofradía: "Quería que fuera un guiño a Lola Carrera, que fue la autora del primer libro con el que me topé. Además, en Málaga todos somos de la nuestra y de la Esperanza. Pero hay una razón más; una amiga mío murió en 2019, y yo tuve una crisis de fe. Sin embargo, siempre tuve ese anhelo de volver a disfrutar de la Semana Santa. Eso me lo ha devuelto el libro, y se ve reflejado a través de la Virgen".

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