Las claves
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La soledad se ha convertido en una experiencia cada vez más extendida entre los jóvenes, especialmente tras la pandemia, y demanda nuevas formas de reflexión y respuesta desde la filosofía.
Por ello, en el VIII Festival de Filosofía que se está celebrando estos días en el Centro Cultural La Malagueta, es el tema central y busca abordarla desde la ética del cuidado, es decir, cuidar del otro, pero también de uno mismo, del pensamiento y del tiempo para detenerse y reflexionar.
Frente a una cultura digital que acelera, individualiza y reduce el espacio para el análisis crítico, las expertas participantes hacen hincapié en la necesidad de reconstruir comunidad, compartir vulnerabilidades y entender el cuidado como una herramienta para aliviar las consecuencias de una soledad que, cuando no se acompaña ni se piensa, termina debilitando más que fortaleciendo.
En este sentido, Claudia Fernández, filósofa y profesora de la Universidad de Málaga, asegura a EL ESPAÑOL de Málaga que la soledad hace a los jóvenes “más que dependientes, vulnerables”.
Asimismo, la filósofa incide en que se ha percatado de que el confinamiento ha marcado a las generaciones más jóvenes. “Muchos tienen una soledad autoimpuesta y hay estudiantes más introvertidos o incluso con problemas como ansiedad social”, añade.
Todo ello ha hecho que muchos “le den una relevancia mayor a esa soledad porque sienten que a lo mejor no son capaces de encajar ni de realizar ciertas tareas que se les presuponen por la edad que tienen o por su contexto”.
En cuanto a la forma de combatir esta soledad, Fernández asegura que para lograrlo “es necesario reivindicar el análisis consciente y el pensamiento crítico, pero también la comunidad y los cuidados, porque un pensamiento aislado tiene riesgos”.
Otra forma de hacer frente a la soledad es con la ética del cuidado. En este punto, la filósofa sostiene que “el cuidado implica tanto cuidar de otros como de uno mismo, pero también cuidar del pensamiento y del tiempo para reflexionar”.
“Si tomamos en serio los cuidados, pueden ayudar significativamente a aliviar los problemas asociados a la soledad, especialmente en los jóvenes y también en generaciones mayores”, remarca.
Eso sí, se debe tener cuidado puesto que es posible caer en la dependencia a partir de la ética del cuidado. “Hay que valorar la independencia de cada quien según sus capacidades, y los cuidados deben ejercerse desde el respeto y preguntando qué necesita realmente el otro”, incide.
En este sentido, Josefa Ros, directora del Festival de Filosofía, asegura que la soledad es el centro del encuentro porque “la soledad no deseada representa un problema real, tanto para jóvenes como para mayores”, una realidad que ya tiene consecuencias “en la salud mental y física” y que, además, “supone un gasto importante para la sanidad pública”.
Bajo el título Soledad (auto)impuesta, el programa también aborda el reverso positivo de esta experiencia: “En muchos casos, la soledad no es deseada, pero en otros sí la elegimos, y esa soledad elegida está invisibilizada”.
La reflexión no se limita a la filosofía académica. La directora detalla que ha seleccionado perfiles capaces de pensar la soledad desde múltiples disciplinas que van desde la ética del cuidado hasta las redes sociales y las nuevas comunidades digitales.
