Málaga

La vida es un pañuelo. La primera vez que Estrella Morente (Granada, 1980) actuó en un teatro importante fue en el Cervantes. Tenía unos 15 o 16 años. Lo hizo un diciembre junto a su padre, el genio Enrique Morente, con el que interpretó la Nana de los pastores. La cantaora vuelve este sábado a ese mismo escenario, al que tanto cariño le tiene, para presentar Navidad con los Morente Carbonell.

La artista, afincada en la ciudad, ya se ha hecho "boquerona" y vive en el barrio del Limonar. Para ella, Málaga es la tierra donde nacieron sus niños, sus "boquerones" Curro y Estrella, y del amor de su vida, el torero Javier Conde. En el concierto "familiar", previsto en el espacio de calle Ramos Marín, estará acompañada de músicos de primera fila y de su hermano, el cantaor Kiki Morente. 

La primogénita del maestro Morente tiene un repertorio muy especial preparado (desde villancicos divertidísimos a tangos, bulerías y verdiales) donde no faltarán los cascabeles y las botellas de anís. También cantará temas de Misa flamenca de su padre, que precisamente se estrenó otro diciembre en una iglesia de Fuenlabrada. "Fue uno de sus discos más importantes. Era su favorito y una belleza de obra", cuenta en una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga. 

La malagueña de adopción atiende a este medio con la agenda llena de compromisos porque justo está promocionando su nuevo trabajo, Leo. "Este disco se ha grabado mientras se vivían circunstancias extremas y momentos familiares delicados. Nos metíamos en el estudio y salían cosas cargadas de emoción. Cuando vives en la comodidad social no te das cuenta de muchas cosas que ahora sí valoro", reconoce.

Vuelve a Málaga con su espectáculo Navidad con los Morente Carbonell. ¿Cómo es una Navidad en presencia de una familia tan auténtica y unida como la vuestra?

Qué bonito que se sea vea desde fuera unión, cariño, cercanía y solidaridad. Una familia sin eso no es nada. Lo que vamos a hacer es una prolongación de lo que cantamos en familia durante estas fechas. Haremos un repertorio inspirado en la Navidad. Villancicos tenemos muchos para hacer. Incluso tengo un disco dedicado a ellos. En casa se cantan muchas cosas, incluso temas de origen sefardí con un ritmo muy pegadizo como los Tangos del Chavico. Nuestra familia celebra la fiesta y los días de guardar con música.

¿Esta época es idónea para recordar de dónde venimos, nuestras raíces?

Cualquier momento es bueno para volver a los orígenes, a la raíz, y recordar de dónde venimos. Si no fuese así, nos costaría mucho más ser nosotros mismos y llevar a cabo lo que pretendemos. De todo lo que somos, solemos dar un porcentaje. Una parte importante, que es difícil sacar hacia afuera, se queda dentro. Intento evitarlo durante las entrevistas, pero se me viene todo el rato a la mente mi padre. Se le echa mucho de menos. Vamos a intentar que sea un concierto que no esté dominado sólo y únicamente por la emoción.

Este lunes se han cumplido 11 años de su adiós. ¿Cómo se repone una de una cornada tan grande?

No te repones. El tiempo va mitigando de alguna forma el dolor. Es la sensación que tengo con lo que nos ha pasado en la vida, con esta injusticia tan grande que sucedió. El tiempo nos ha llenado el alma de cariño, trabajo y ganas de avanzar. Lo asemejo a un dolor muy fuerte que nunca cesa y que de vez en cuando adormece alguna medicina. Ese antídoto es la música. La herida está más presente que nunca. A mis hermanos y a mis hijos les pilló muy pequeños. Nos hacemos mayores. 

Su padre no paraba de investigar las diferentes músicas y de coquetear con muchos géneros. ¿Lo peor que puede perder alguien es la curiosidad?

Lo peor que se puede perder en esta vida son las ganas de vivir. Usted está en los medios y sabrá lo que ha pasado hace tan solo unos días (se refiere al suicidio de Verónica Forqué). Vivimos en una sociedad con un número de suicidios brutal, y un nivel de desilusión y desconcierto grande. Ahora mismo, por encima de todo, lo que no se puede perder nunca es la necesidad de sobrevivir. La ilusión, bueno... Puede haber en tu vida desgracias, desamores, problemas de dinero, desengaños, pero la vida hace que te repongas. Lo que no se puede recuperar es la vida. 

Justo acaba de publicar un disco, Leo, donde plasma su esencia más instintiva y visceral. ¿El cuerpo lo pedía tras un confinamiento y una pandemia?

A mí la pandemia me ha afectado como a todos. Estamos en la obligación de regenerarnos por el bien de los demás. Necesitamos generaciones renovadas. Debemos encaminarnos hacia eso. El arte es mi mejor herramienta en la vida para defenderme, recrearme, desarrollarme como persona. Mis armas son la literatura, la pintura... Las distintas disciplinas artísticas. Cualquier que esté cerca de la cultura es un poco mejor. Para estar cerca de la cultura no hace falta ser una estrella, ni alguien famoso. Mi padre me decía que los libros son los únicos capaces de contarnos de dónde venimos. Tu familia, por propia sobreprotección, te puede engañar sobre la vida y tus orígenes. La literatura no. 

Vuelve con malagueñas y fandangos, pero también fado, ranchera y tango. ¿No hay límites para una cantaora como usted?

Los límites nunca me han gustado. A veces son extremos y muy exagerados. A mí me gusta la libertad y hablar de posibilidades. Aunque el pesimismo se puede apoderar de cualquiera. La propia necesidad de seguir avanzando nos empuja a traspasarlos. Por eso, recomiendo siempre la cultura. Te hace avanzar muchísimo. Mi padre no era una persona con estudios, académico, y terminó siendo una de las personas más cultas de este país. Además de un creador universal. Me contaba que siendo un niño de la posguerra del Albaicín cayó en sus manos un libreto de Doña Rosita la soltera

En este álbum aparecen Ernestina de Champourcín, Rosalía de Castro y la malagueña María Zambrano. ¿Vivimos en el siglo de las mujeres?

Deberíamos ya vivir en el siglo de la libertad. Que no significa que esté ya conseguida. Es el que toca. La libertad no es hacer lo que de la gana a uno, es hacer lo que hay que hacer. ¿Qué es lo que hay que hacer? Para eso están los instintos; la intuición; la preparación personal, profesional y humanística de cada uno. Las banderas y los himnos me dan mucha pereza. En este siglo la mujer no cabe duda de que está jugando un papel muy importante. Cuando hablo de libertad hablo me refiero a los derechos, a que no se produzcan injusticias, de no tener que callarnos ante la mentira, de no agachar la cabeza cuando hay que alzarla.

Hablando de derechos, Ciudad de México ultima la prohibición de las corridas de toros. ¿Cómo recibe la noticia teniendo un vínculo tan profundo con el mundo taurino?

La tauromaquia se ha defendido siempre por sí misma. Durante su historia se han cerrado e inaugurado otras plazas de toros. Ha habido plazas que ha habido que quitar por cuestiones relacionados con el clima. Por el viento simplemente. Eso no significa el fin de la tauromaquia en México. No tiene nada que ver que alguien decida que la tauromaquia se prohíba en la capital, equivocadamente, con que desaparezca. Para gustos los colores. Deberían prestar atención a los que sí le gustan. La Plaza México es la más grande del país y la de mayor aforo del mundo. 

Ha publicado un libro recientemente, Mis poemas y un cante. ¿Recuerda sus primeras redacciones?

Si había un dictado, yo iba por delante. Había palabras que no había dicho la profesora, me las inventaba y las incluía. "Esto no lo he dicho yo", me decía. Me extendía de una manera brutal cuando me mandaban redacción. Siempre tuve la necesidad de escribir. Con mucha prudencia y mucho cariño he publicado este poemario. De alguna manera todo tiene conexión.

Dedicará su próximo trabajo al tango. Cuénteme más.

Me apetece muchísimo hacer ese disco con el pianista Leo Sujatovich, una maravilla de músico con el que grabaré piezas muy importantes del otro lado del Atlántico como Naranjo en flor de Piazzola. Tengo la necesidad de sacar a esa Estrella de América (el título del próximo trabajo). Por lo pronto estamos con este disco, Leo. Para mí es un sueño compartirlo y más en estas fechas tan especiales por todas las circunstancias que hablamos. 

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