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En el último día del año, permítanme hablarles directamente como persona y no tanto como profesional. Que me quite el traje de periodista y se ponga al teclado la malagueña de 26 años a la que el periodismo le permitió conocer a seres extraordinarios de nuestra provincia. Son cientos las historias que Málaga me ha puesto por delante este 2025. Al escribir de sucesos e historias humanas, muchas han sido horribles, muy dolorosas; pero otras provocaban que me llevara una sonrisa a casa cuando conocía a sus protagonistas.

Historias que te marcan y que te demuestran que en unos tiempos en los que la sociedad parece que ha perdido el norte, aún hay personas en nuestras calles que merecen la pena. Y que, pese a que muchos tratan de separarnos, de echarnos a pelear, de polarizarnos, la realidad es que aún, cuando las cosas se ponen difíciles, estamos unidos.

Este 31 de diciembre me apetecía cerrar el año en EL ESPAÑOL de Málaga con las historias más emotivas que han ocupado algún espacio en nuestras portadas. Ahí van:

"Soy un boquerón negro enamorado de Benalmádena": la historia de Souleymane, símbolo de la integración

Souleymane vendiendo pulseras. A.R.

Souleymane Guisse es una de esas figuras cotidianas que dan identidad a un pueblo como es Benalmádena. Senegalés de nacimiento y benalmadense por convicción, lleva dos décadas recorriendo terrazas y mercadillos con pulseras, gafas y, sobre todo, cercanía. Su acento andaluz, su sentido del humor y su capacidad para conectar con vecinos y visitantes lo han convertido en un rostro querido y reconocido. Llegó a España con el idioma aprendido en barcos de pesca y con una idea clara: trabajar en lo que hiciera falta para salir adelante. Vendió en la calle, fue camarero y aceptó cualquier empleo honesto que le permitiera ayudar a los suyos, ganándose el respeto de un pueblo que hoy siente como propio y al que devuelve lo recibido con compromiso y gratitud.

Detrás de su sonrisa hay una historia marcada por la distancia y la espera. Su mujer y sus cuatro hijos, al menos en aquella entrevista, seguían en Senegal. Los sostenía a golpe de esfuerzo y sacrificio mientras sorteaba la burocracia y la precariedad para poder reunir a su familia en algún momento en España.

Aun así, Souleymane no se queja. Defiende la dignidad de la migración, rechaza el racismo desde la serenidad y reivindica que nadie deja su hogar por capricho. Presidente de la comunidad senegalesa de Benalmádena, trabaja por una integración real basada en el intercambio cultural y la convivencia. Su historia demuestra que pertenecer no es una cuestión de origen, sino de compromiso y afecto, y que a veces quienes llegan de lejos acaban estando más cerca que nadie del corazón de un lugar.

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"Entre tanto malo en Marbella, ayudar a traer al mundo a Damián ha sido un regalo": tres policías, matronas por sorpresa

Una imagen de los agentes en la habitación.

La madrugada del 21 de mayo, tres agentes de la Policía Nacional vivieron una de esas intervenciones que marcan para siempre una carrera. Ismael, Juan José y Sofía patrullaban en Marbella cuando un coche se detuvo bruscamente frente al Hospital Quirónsalud. Lo que parecía una situación de máxima gravedad terminó convirtiéndose en el nacimiento de Damián, un bebé ucraniano que llegó al mundo en el asiento trasero de un vehículo.

Con rapidez, sangre fría y trabajo en equipo, los policías asistieron el parto en apenas unos minutos: Juan José se encargó de traer al niño al mundo, Sofía hizo de intérprete y nexo con la familia, e Ismael mantuvo la calma del padre y la coordinación con la emisora. El llanto del recién nacido selló un momento que todos describen como irrepetible.

Más allá de la emoción, la experiencia dejó una profunda huella en los agentes. Acostumbrados a intervenir en situaciones límite, coinciden en que nada los había preparado para un servicio así, tan humano como intenso. La visita posterior al hospital, con un peluche (un perro policía) y unos bombones, simbolizó un vínculo que va más allá del uniforme. También abrió una reflexión sobre la necesidad de más formación continua para afrontar emergencias imprevistas. Para ellos, este nacimiento en plena madrugada resume el sentido más amplio de su profesión: estar para ayudar, incluso cuando ayudar significa traer una vida al mundo.

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Los ángeles del barrio de San Andrés de Málaga: la brillante coordinación que salvó la vida del pequeño George

Una imagen de toda la familia. A.R.

George Osasuwa, un bebé de cinco meses, se convirtió en el centro de una historia de angustia y humanidad en el barrio malagueño de San Andrés. Tras sufrir un síncope en su casa, su abuela salió desesperada a pedir ayuda y fue derivada a la farmacia de la calle Panerón, donde Anabel Vargas y Claudia Milenkoff actuaron de inmediato. Con rapidez, coordinación y siguiendo las indicaciones del 061, las farmacéuticas lograron reanimar al pequeño, manteniéndolo con vida hasta la llegada de los sanitarios. La escena, vivida como una eternidad por los presentes, terminó con el bebé estabilizado y trasladado al hospital, donde permaneció ingresado dos días sin secuelas.

El episodio dejó un vínculo imborrable entre George, su familia y el barrio. La actuación de las farmacéuticas, el apoyo de los vecinos y la reacción en cadena de solidaridad transformaron la farmacia en un lugar simbólico para todos ellos. Hoy, el bebé está sano y su familia no oculta la gratitud hacia quienes lo ayudaron en el momento más crítico. Anabel y Claudia, convertidas ya en sus “madrinas farmacéuticas”, representan una historia que resume lo mejor de la vida cotidiana: la calma que vuelve tras el miedo y la fuerza de una comunidad que responde unida cuando más se la necesita.

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El carnicero argentino de La Luz (Málaga) que piensa en los jubilados: “Los miércoles, los abuelitos tienen un 10% menos”

El joven carnicero.

Un cartel turquesa anuncia cada miércoles un gesto poco habitual en una carnicería de La Luz: un 10 por ciento de descuento para jubilados. Detrás del mostrador está Sebastián Valente, un joven argentino de 28 años que ha hecho realidad su sueño tras años de trabajo y sacrificio. Antes de llegar a Málaga con una sola maleta, pasó por momentos difíciles entre España e Italia y encadenó jornadas interminables hasta poder levantar “La tradición”, un negocio humilde con el que aspira a ganarse la confianza del vecindario. Lejos de medir el éxito solo en cifras, Sebastián apuesta por la cercanía, la calidad y un trato que deje huella en quienes cruzan la puerta de su tienda, que va de lujo unos meses después de aquel artículo.

La iniciativa del descuento nació de su vínculo con los mayores y del recuerdo de su abuela, a quienes quiso poner en el centro desde el primer día que puso la oferta, incluso asumiendo la rebaja de su propio bolsillo. En sus vitrinas conviven cortes argentinos y españoles, productos latinoamericanos y elaboraciones caseras, pero el verdadero valor añadido está en la historia que sostiene el negocio. Sebastián aprendió el oficio siendo adolescente con la convicción de que siempre le daría trabajo y hoy lo ejerce con gratitud hacia el barrio que lo ha acogido. Para él, prosperar significa también devolver lo recibido y demostrar que un pequeño comercio puede ser, además de un sustento, un acto de compromiso con la comunidad.

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José, el conserje del colegio El Divino Pastor de Málaga que ha llevado la calle Larios al Materno: "Por y para los peques"

José Páez, con camiseta de AVOI, y representantes de El Divino Pastor.

José Páez es el conserje del colegio El Divino Pastor de Málaga, pero en Navidad su papel va mucho más allá. Desde hace dos años transforma el porche del centro en una recreación artesanal de la calle Larios que, tras las fiestas escolares, se traslada al Hospital Materno Infantil para alegrar a los niños ingresados. La iniciativa nace de su creatividad incansable y de una experiencia personal que lo marca para siempre: la pérdida de su hijo Samuel por leucemia cuando tenía siete años. Por él y por todos los pequeños que pasan estas fechas en un hospital, José convierte el trabajo manual en un gesto de amor y memoria, cuidando cada detalle para llevar ilusión allí donde más falta hace.

La calle Larios en miniatura, con iluminación, música y símbolos cargados de significado, se ha consolidado como una cita esperada en el Materno. A ella se suman otros proyectos, como el mayor árbol de Navidad hecho a mano instalado en un hospital en España y diversas acciones solidarias durante todo el año, siempre en colaboración con AVOI. Cada arco, cada estrella y cada adorno recuerdan a Samuel y a las Navidades vividas en una habitación hospitalaria. José entiende su labor como una forma de no rendirse y de humanizar espacios duros, convencido de que mantener viva la ilusión también es una manera de cuidar.

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La fuerza de la malagueña Victoria Esperanza impulsa una ola de solidaridad: "Hazte donante de médula por ella"

Un montaje con Victoria Esperanza con la Esperanza y otra imagen junto a su madre, Mar.

Victoria Esperanza es una niña malagueña de seis años con leucemia que está viviendo unas Navidades marcadas por la esperanza tras someterse, el pasado 18 de diciembre, a un trasplante de médula ósea después de encontrar un donante compatible. La intervención tuvo un fuerte componente simbólico para su familia, muy devota de la Virgen de la Esperanza, ya que coincidió con el Día de la Esperanza, una fecha que interpretaron como una señal de acompañamiento en uno de los momentos más importantes de sus vidas.

Desde el 10 de diciembre, Victoria y su madre, Mar Fernández, permanecen ingresadas en una habitación de aislamiento del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde la pequeña recibió un intenso tratamiento de quimioterapia como preparación previa al trasplante. Pese a la dureza del proceso, ambas han transformado la habitación en un espacio lleno de Navidad, ilusión y creatividad, con manualidades, un árbol decorado a mano, un belén y mensajes de ánimo que reciben a través de las dos ventanas que tiene en la habitación y en la que ocurren "cosas mágicas". Amigos vienen a cantar, bailar... Y a hacer de un rato un momento bonito para Victoria.

Victoria Esperanza afronta su enfermedad desde el inicio con una entereza que conmueve a quienes la rodean, cantando y manteniendo el ánimo alto. La familia confía en que el 18 de diciembre quede marcado para siempre como el “cumplevida” de la pequeña.

Su historia, que movilizó a toda Andalucía en la búsqueda de un donante de médula, sigue sirviendo como altavoz para concienciar sobre la importancia de la donación, recordando que, aunque Victoria ya ha encontrado al suyo, muchas otras personas continúan esperando esa misma oportunidad.

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La historia tras la sonrisa de Abu, el 'Camarón africano' de Benalmádena: "Mi trabajo me hace feliz, he sufrido mucho"

Un montaje de Abu vendiendo en la playa. TikTok

Abu, conocido en Benalmádena como Chapali o el Camarón africano, es un vendedor ambulante senegalés cuya sonrisa y canciones en la playa se han hecho virales cada verano. Detrás de esa imagen alegre hay una vida marcada por el sacrificio. Nacido hace 50 años en Senegal, creció en una familia humilde de diez hermanos. Estudiaba Filosofía en la universidad, pero la muerte de su padre le obligó a abandonar los estudios para ayudar a su madre, a la que considera una heroína.

Decidió emigrar y pasó meses recorriendo África, trabajando en todo lo que encontraba para reunir el dinero del viaje. Tras pagar miles de euros, llegó a España en patera. Comenzó trabajando en el campo en Huesca y acabó asentándose en Málaga, donde encontró un lugar en el que quedarse. Desde entonces ha encadenado trabajos en el campo, la construcción y la venta ambulante, aprendiendo cada oficio con esfuerzo y constancia.

En verano vende en la playa, donde canta canciones de Camarón y temas populares para conectar con la gente y alegrar el ambiente. Esa cercanía le ha dado fama en redes y clientela fiel. Vive en Benalmádena, comparte piso y envía apoyo económico a su familia en Senegal, donde viven sus cuatro hijos biológicos y dos adoptados. Defiende la integración, valora la hospitalidad española y como Souleymane, lanza un mensaje de empatía contra el racismo.

Chapali es el ejemplo de un hombre que transformó una vida dura en una historia de dignidad, trabajo y generosidad, convencido de que ayudar a los demás y cumplir con sus deberes es la base para ser feliz.

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El camino de Paco: su hijo murió preparando los 101 km de Ronda y ahora él los recorre para no olvidarlo

Fran Trúncer, a la izquierda y su padre, Paco, a la derecha.

Paco Trúncer rinde homenaje cada día a su hijo Francisco, fallecido con solo 33 años, publicando una foto suya en redes para mantener viva su memoria. Fran, apasionado del deporte y especialmente del triatlón, murió de forma repentina el 28 de marzo de 2022 mientras entrenaba en la Sierra de Mijas para la prueba de los 101 kilómetros de Ronda, un reto que había completado varias veces.

La muerte del joven dejó una profunda huella entre familiares, amigos y el mundo deportivo. Ese mismo año fue homenajeado en la salida de la carrera, un momento que llevó a su padre a tomar una decisión: continuar su legado participando él mismo en la prueba, pese a no ser un deportista habitual. Desde entonces, Paco se prepara cada año para recorrer la 101, ya sea en bicicleta o a pie, superando caídas, averías y lesiones, con un único objetivo: hacerlo por su hijo.

Fran fue una persona querida, discreta y muy activa, con una vida marcada por el deporte, la amistad y el disfrute de los pequeños momentos. Su recuerdo permanece especialmente en el monte donde falleció, convertido en un lugar de homenaje con plantas, placas y objetos personales colocados por su familia y amigos.

Mantener viva la luz de su hijo se ha convertido en el motor de Paco, que seguirá entrenando para completar los 101 kilómetros en 2026 como promesa personal y acto de amor eterno hacia su campeón.

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Un corazón que quiso seguir bailando: la historia de Alegría, la niña viral de Ronda que conquista con su arte

Un montaje de imágenes de Alegría.

Alegría Gago es una niña de cuatro años de Ronda que se ha hecho viral por un espontáneo baile flamenco en una zambombá, pero detrás de su arte y desparpajo, hay una historia de superación extraordinaria. Nació en marzo de 2021 y, a las pocas horas, los médicos detectaron un grave problema de salud. Tras varias pruebas, fue diagnosticada de una cardiopatía severa que obligó a operarla a corazón abierto con apenas un año de vida.

Aunque la primera intervención fue un éxito, los médicos sabían que tendría que volver a pasar por quirófano. En 2025, una obstrucción crítica en la aorta obligó a una nueva operación y a un trasplante de válvula. El proceso fue durísimo: Alegría pasó once días en coma, sufrió fallos orgánicos y llegó a perder la vista temporalmente por una inflamación de los nervios craneales. Contra todo pronóstico, fue recuperándose poco a poco, volvió a ver, aprendió a caminar de nuevo y sorprendió al equipo médico por la rapidez de su rehabilitación.

Hoy, Alegría sigue en revisiones, pero su corazón funciona con normalidad y su energía desborda a todos. Hija de Aida Gago, bailaora aficionada y quiromasajista, ha crecido en un hogar donde la música y el baile son una forma de vida. Se levanta y se acuesta cantando, adora los tacones, los disfraces y el flamenco, y muestra una madurez y una gratitud impropias de su edad.

El vídeo que la ha hecho viral no es más que una muestra de su carácter luminoso. Alegría es el reflejo de una niña que ha vencido a la enfermedad con una mezcla de fortaleza, alegría y arte, y que hoy sueña con ser médica para salvar vidas, sin renunciar a subirse a un escenario para seguir bailando.

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Muere José Antonio Sánchez, el creador del club de ajedrez de calle Larios: 'enganchó' a más de 400 personas + Jesús Parra, el doctor que da nombre al centro de salud de Benalauría, en Málaga: "Aquí se cura con las palabras"

Un montaje con imágenes de José Antonio.

Y para la décima, dejo dos fallecimientos de 2025, los de José Antonio Sánchez, el creador del club de ajedrez de calle Larios y Jesús Parra, el doctor que da nombre en la actualidad al centro de salud de Benalauría.

José Antonio fue mucho más que un aficionado al ajedrez en Málaga. Con su acento francés y su sonrisa constante, convirtió la calle Larios en un punto de encuentro abierto donde personas de todas las edades y niveles se reunían para jugar al ajedrez sobre tableros improvisados en los bancos de mármol. Lo que empezó como un gesto espontáneo acabó siendo un espacio multicultural y accesible para todos.

Nacido en el barrio de la Trinidad, emigró desde niño y pasó gran parte de su vida en Francia. Tras jubilarse, regresó a Málaga y se inspiró en las partidas callejeras que había conocido en Lille. En 2019, al ver a un mochilero ofreciendo partidas en la calle, decidió continuar la iniciativa cuando este desapareció. Así creó su particular club de ajedrez callejero, que dejó una huella imborrable en el centro de la ciudad, ya que aún falleciendo Sánchez, los malagueños siguen jugando un par de tardes semanalmente sobre los bancos de Larios manteniendo vivo su legado.

En el caso de Jesús Parra, el día que lo iba a entrevistar me dijeron que mejor le mandara por escrito las preguntas, ya que el cáncer que sufría le hacía muy difícil hablar con normalidad. Así que le mandé las preguntas por escrito y él me las mandó días después respondidas pidiéndome perdón por la tardanza, pero que la enfermedad "es una montaña rusa".

Jesús.

La entrevista salió publicada el 26 de junio, repasando sus años como médico rural, su mayor pasión. Para Jesús, ejercer la medicina en los pueblos siempre fue mucho más que un trabajo. "Aquí se cura con palabras, con tiempo, con presencia", me explicaba con mucho corazón.

En los pequeños pueblos del Valle del Genal, aprendió que el vínculo con el paciente va mucho más allá del diagnóstico. "Conoces a tus pacientes fuera de la consulta, los ves en la calle, en la tienda, en la plaza. Eso crea una relación de confianza muy especial", declaraba.

Pero jamás me respondió al Whatsapp tras enviarle el enlace de aquella entrevista. Pensé que no le habría gustado el resultado, o que se encontraba peor de su enfermedad. El 9 de julio, un amigo de Benalauría me contaba que había fallecido. No le dio tiempo a responderme. Pero me dijeron que compartió mi escrito en su entorno más cercano, feliz por el repaso que habíamos hecho de su vida profesional. Ahora Benalauría tiene un centro médico con su nombre para homenajearle, y yo estas letras para recordar a los grandísimos profesionales del mundo rural como lo fue Jesús y a las grandes personas anónimas que tenemos en la provincia de Málaga.

Enlace de Jesús aquí y de José Antonio aquí