Las Navidades son también una época de movimientos incesantes en el narcotráfico. Los grupos organizados aprovechan estas fechas para realizar balances anuales y mover muchísima mercancía para abastecer, además de los clientes habituales, a las fiestas que se realizan por toda España.
En estos transportes de droga está el mayor peligro para una organización criminal, no tanto porque acaben detenidos y la droga incautada por la autoridad pertinente, sino porque grupo criminal les robe la droga. Son los conocidos vuelcos. La profesionalización de las redes dedicadas a este tipo de robos de droga está superándose con el paso del tiempo.
Muestra de ello es que se equipan con uniformes policiales que, en muchas ocasiones, son idénticos a los que tienen los agentes oficiales; se arman de un arsenal notable, que incluye fusiles de asalto automáticos, subfusiles y pistolas automáticas.
A este equipamiento le unen bridas, pasamontañas, inhibidores de frecuencia, y dispositivos de seguimiento. En los cargamentos de cocaína, esto último es muy habitual porque necesitan controlar unos cuantos coches que marcan con dispositivos para seguirlos en caso de que vayan a ser usados para el transporte final.
Para los robos de partidas de drogas millonarias hay una labor de vigilancia detrás y de información privilegiada que ha sido proporcionada por un topo que se vende por un porcentaje de la droga.
En hachís hay menos sofisticación. En el caso de la marihuana, lo normal es irrumpir en plantaciones en las que están en plena campaña de recogida. Esos tres fenómenos los tenemos en la Costa del Sol, el último vuelco detectado aquí ha sido de hachís pero suceden varios a la semana en diferentes niveles.
La Policía Nacional hace unos días comunicó una operación que se realizó a finales de noviembre en Benalmádena para detener a cuatro narcos que pretendían robar 2.000 kilos de hachís de una casa de seguridad, que otra organización tenía en la localidad y que estaba resguardada por una persona.
Tres de los asaltantes entraron en la vivienda con bastante facilidad, con pasamontañas y chalecos amarillos y amenazaron con armas de fuego al guarda de la droga para que le facilitase la localización del hachís que sabían que tenía.
Mientras esto ocurría, una llamada entró al 091 alertando de una situación extraña en la urbanización donde estaban sucediendo los hechos, y se activaron unidades de la UDYCO Málaga y patrullas de ZETA que no estaban muy lejos de la zona.
El operativo acabó con éxito y en la huida algunos de los sospechosos acabaron arrestados. A la altura del Trocadero de Benalmádena, varios vehículos de Policía Nacional y otros camuflados les cerraron el paso dirección Fuengirola en la N-340.
Este problema de robos entre narcotraficantes lleva consigo que las organizaciones criminales propietarias de la droga tomen más precauciones, lo que se traduce en más armamento para quienes son los responsables de la seguridad del transporte y de que el estupefaciente esté a buen recaudo.
Esa violencia entre mafias de la droga genera situaciones de peligro extremo para los agentes encargados de realizar registros en los puntos donde se descubre que está el alijo de turno.
Ya empieza a ser habitual que se repela a tiros una entrada y registro judicial, porque quien está a cargo de la droga cree de primeras que quien está entrando a la guardería es un narco como él. Y entre mafias, no se detiene, te pueden hacer desaparecer.
La mayoría de tiroteos en la Costa del Sol se producen por los robos entre narcos, una situación que va en aumento porque hay organizaciones que no tienen aún la estructura necesaria para traer la droga ellos mismos.
Por este motivo, se financian robando a otras mafias que son su sustento. Hay tanta droga en el mercado que hay posibilidad para que cualquier tipo de organización entre en el negocio del narcotráfico a alto nivel, y por eso empiezan ahora robando a otras mafias. Es el camino fácil.
