El pasado domingo se detuvo en el mismo aeropuerto de Málaga-Costa del Sol a Wilmer Geovanny Chavarría Barré, capo de la organización criminal ecuatoriana Los Lobos. Esta mafia está extendida en la cultura general española, pero a día de hoy es uno de los grupos criminales más importantes del planeta, y por supuesto uno de los responsables de que llegue cocaína a nuestro puerto.
Wilmer, alias Pipo, lleva desde al menos 2021 huyendo de la justicia de su país, donde fingió su muerte por COVID-19. Oficialmente, seguía en el cajón hasta el otro día que fue arrestado en la terminal de Málaga. Intentó con éxito que se archivase una de las investigaciones por el fallecimiento, y ahora han reabierto uno de sus casos en el Tribunal de Cuenca (Ecuador).
Su abogado, según el periódico Primicias de Ecuador, dice que su cliente sigue muerto porque el acta de defunción que presentaron es válida. Y lo cierto es que por ahora lleva razón, Saul Goodman estaría orgulloso.
Pipo se realizó varias operaciones estéticas en estos años de fuga para cambiar su aspecto.
A Pipo lo investigaban por un asalto a un banco que perpetró en 2010 con un par de compinches y en el que asesinaron a 3 personas en su fuga de la entidad bancaria. Ahora lo vinculan con cientos de asesinatos; él y otros capos tienen mucha culpa de la deriva ultraviolenta de Ecuador en un año que va por más de 7.000 asesinatos y camino de ser el peor de toda su historia.
Pipo, después de su muerte, logró con una red extensa de protección vivir a todo tren en Dubái, y pudo viajar alguna que otra vez por España varias veces con documentos falsificados de Colombia. Desde hace al menos una década, la importancia de Ecuador en el narcotráfico internacional cambió para siempre el destino del país.
Wilmer llegó a la Costa del Sol el domingo en un vuelo procedente de Marrakech sobre las 9.15 horas. Su aterrizaje en Málaga venía respaldado por dos motivos: sus negocios con la droga y porque tiene familiares aquí. Resulta increíble que un tipo buscado por Ecuador desde 2021 y que está sancionado por el Departamento de Estado de Estados Unidos se atreva a viajar por aeropuertos europeos y desde Emiratos Árabes Unidos.
Lo que demuestra la gran fiabilidad de los documentos falsificados que están utilizando grandes criminales mundiales, que les permiten total libertad de movimiento. Pero precisamente su tranquilidad a la hora de cruzar fronteras le ha jugado una mala pasada, quizás la última vez en su vida que cruce una frontera voluntariamente. La otra opción que le puede quedar es que EE.UU. solicite su extradición, y seguro que con esa petición no estaría conforme.
Wilmer Geovanny Chavarría Barré alias Pipo controla grandes alijos de cocaína, y su presencia en Marruecos y Málaga obedece a reuniones "empresariales".
Tiene muchos asuntos pendientes porque su mafia está en constante conflicto con el estado ecuatoriano, con otras organizaciones criminales como los Choneros, y organizando alijos mientras mantienen una estructura extorsiva a nivel nacional en su país.
Por lo que el contacto de Pipo con sus subordinados ha sido constante. Su presencia en Málaga vendría prevista de reuniones importantes para coordinar alijos de cocaína, porque este tipo de delincuente internacional no viene aquí a tomarse sólo 3 espetos. Que también.
En menos de 5 años consiguió, a base de establecer el terror desde las cárceles de Ecuador, el control criminal del país, desplazando a los Choneros para los que trabajó en un inicio; luego llegaron los asesinatos políticos como el de Fernando Villavicencio, y después los golpes mediáticos como el asalto en directo al canal público TC Televisión. A esto se le unen atentados con bombas casi semanales en las zonas marcadas por los puertos importantes de Ecuador.
Pipo comenzó su carrera delincuencia como ladrón de bancos, ascendió como sicario de los Choneros, y de ahí lideró una escisión de ese grupo criminal tras ordenar asesinatos selectivos de quienes eran sus jefes, por lo que se está hablando de un tipo de persona con una inteligencia criminal superior al resto.
Y que ha ganado un respeto dentro de su estructura mafiosa que pocas veces se ve en clanes de narcotráfico sudamericanos, donde las traiciones están a la orden del día. Su definitivo ascenso de sicario a capo fue desde la cárcel de Lacatunga, la misma donde Leandro Norero, un exsocio de Pipo, sufrió un atentado contra su vida. La última persona que habló con él fue Pipo, y lo hizo desde un país europeo con la cara cambiada.
El régimen del terror liderado por él no sólo provoca que Ecuador viva en un Estado de Excepción continuo, sino que es algo que afecta a todo el funcionamiento del crimen organizado del país. Pipo ha podido dirigir una mafia como Los Lobos desde el exterior, entre Europa y Dubái, ordenando asesinatos y atentados, gracias a todo lo relatado anteriormente.
La relación con la Costa del Sol se puede explicar fácilmente: para sacar gran parte de la cocaína de Ecuador hay que hablar con los Lobos y, desde hace 10 años, han ido detectándose alijos de cocaína llegados a Algeciras y Málaga provenientes de empresas ecuatorianas bananeras, de latas de atún o de piñas de las que esta mafia es propietaria. Son grandes proveedores de cocaína, gracias a sus relaciones con las Disidencias de las FARC, y a su vez son socios del Cártel Jalisco Nueva Generación.
La captura de Pipo es una prueba más de la permeabilidad del crimen organizado en el sistema. No era la primera vez que había estado en España y debió de ser detenido antes si Ecuador hubiese enviado la información pertinente. Su detención coincidió con un referéndum planteado por el Gobierno que luego perdió, pero al menos Pipo fue arrestado.
