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Hace unos días la periodista albanesa Klodiana Lala reveló que un compatriota suyo desapareció el 11 de mayo en Marbella. Cuando hay hombres desaparecidos de cierta edad y con una nacionalidad extranjera en la Costa del Sol siempre existe una probabilidad bastante alta de algún tipo de vinculación del suceso con la criminalidad organizada.

Con un histórico de casos considerables, la hemeroteca puede dar cuenta de ello. La lupara bianca, el crimen perfecto. Hacer desaparecer el cadáver y que no quede ningún rastro.

El hombre desaparecido en este caso es Miklovan Danaj, de 30 años y natural de Shkodra, la 6ª ciudad por población de Albania y posiblemente el lugar de donde son originarios los clanes más potentes de la Mafia Albanesa.

Danaj perdió el contacto con su familia en mayo y, según reportan medios albaneses como Panorama o JOQ Albania, se presentaron denuncias tanto en España como en su ciudad natal.

Lo que se sabe es que Miklovan Danaj se había mudado a Marbella en los últimos tiempos, y el medio de comunicación albanés JOQ lo señala directamente como un gran traficante de cocaína que tuvo problemas con carteles colombianos y con un traficante de Vlora, otra ciudad albanesa.

Su familia lo ha estado buscando desesperadamente, pero hace unas pocas semanas recibieron un inquietante mensaje, les advirtieron que no encontrarían a su ser querido. Según la persona que se puso en contacto con ellos Miklovan había sido asesinado en Marbella y su cuerpo lo arrojaron en la costa de Málaga. Algo muy de película de suspense, pero que es habitual en el narcotráfico internacional. “Miklovan ha sido asesinado, no lo busquen”. Así de contundente.

Esa comunicación fue clara, y en ella también va incluida una amenaza a la familia. La organización les dice que “dejen de molestar”y de levantar el avispero o acabarán como Miklovan, un sufrimiento añadido a la pérdida de un familiar.

Los parientes cercanos de los traficantes son los primeros que sufren las consecuencias de esa vida, y estas pueden ir más allá de un asesinato. Detrás de esos coches de lujo y mansiones conseguidos con el dinero de la droga y de otro tipo de delitos, se esconde un drama profundo casi incurable.

Los errores y las deudas en el crimen organizado tienen consecuencias fatales, pero acaban olvidados en la memoria colectiva. Hay un cruento episodio reciente ocurrido en Bolivia que tiene relación con España porque las organizaciones criminales involucradas están asentadas aquí.

El 13 de agosto en el barrio Petrolero Norte de la ciudad boliviana de Santa Cruz se encontraron tres cadáveres de supuestos miembros de una de las células del Cartel de los Balcanes. Se trataba de dos ciudadanos serbios, Miljan Đekić y Milan Kostić, y de un ciudadano de Macedonia del Norte, Dejanče Lazarevski.

Hay también otro narcotraficante balcánico desaparecido y del que se cree que también está asesinado, es el croata Marco Skerbec, de Rijeka. Los cuerpos de los tres primeros se encontraban forrados en bolsas plásticas en una vivienda, listos para ser trasladados a un lugar para hacerlos desaparecer en ácido.

Dos de esas personas fueron ejecutadas a tiros, y al otro le reventaron el cráneo con un bate. Los torturaron a conciencia para sonsacarles algún tipo de información porque se les relaciona con un alijo de 4,8 toneladas de cocaína incautado por la marina francesa el 12 de julio en aguas de Martinica en el Mar Caribe.

Los tres narcos que fueron asesinados este mes en Bolivia.

El buque que transportaba la droga era un remolcador Galaksir de 76 metros, tenía una tripulación de 11 personas que en su mayoría eran croatas y montenegrinos. Entre los arrestados estaba el bosnio Vedran Đjokovic, el propietario de una empresa con sede en Belgrado y que se encarga de contratar a marineros para travesías atlánticas. El negocio perfecto para enmascarar su verdadero fin.

Perder 4,8 toneladas crea un verdadero desajuste contable para una organización criminal que debe afrontar grandes pagos. Por esto ha derivado en la masacre en Bolivia que ha provocado 4 asesinatos directos entre clanes balcánicos, y de 2 narcos bolivianos que también masacraron a tiros en Santa Cruz en días posteriores al 13 de agosto.

Con respecto a España, el Clan Kavac de Montenegro estaba involucrado en la operación porque el croata Marco Skerbec era un miembro clave de esa organización desde Eslovenia, país del que huyó.

Los Kavac tienen presencia en la mayoría de ciudades españolas con puertos importantes en los que se pueda introducir cocaína y en julio protagonizaron dos tiroteos en Barcelona. Uno de ellos fue un intento de asesinato frustrado contra un miembro del Clan Skaljari, y en otro fue asesinado a tiros en el centro de Barcelona un importante sicario de su clan: Filip Knežević. Este último estaba siendo buscado por la doble ejecución en Corfú (Grecia) de los miembros del Clan Skaljari Alan Kozar, de 43 años de Tivari, Montenegro, y Damir Hadzic de Užice, Serbia.

Si hacen memoria de las fechas mencionadas, pueden observar que el asesinato de Knežević coincide después de la gran incautación de cocaína en Martinica. Ajustes de cuentas sin piedad.