Publicada

Agentes de la Policía Nacional han desarticulado en Málaga un grupo organizado dedicado a la simulación de accidentes de tráfico, al que se atribuye la obtención fraudulenta de indemnizaciones de compañías de seguro por importe total de 243.800 euros.

La investigación se inició a partir de la denuncia de una agencia de detectives que representaba los intereses de las aseguradoras perjudicadas. El movimiento se produjo tras detectar varios partes amistosos de accidentes con apariencia de ilicitud.

Tras investigar siete siniestros simulados en un periodo de ocho meses, los agentes han detenido a 32 personas, vinculadas entre sí por lazos familiares y/o de amistad, por su presunta implicación en los delitos de estafa y falsedad documental.

Agentes adscritos al Grupo I de Delitos Económicos de la UDEF/UDEV de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Málaga, se hicieron cargo de las averiguaciones.

Los esfuerzos de los investigadores se centraron en esclarecer un fraude continuado por un cúmulo de accidentes ocurridos con regularidad donde estaban implicadas personas del mismo entorno familiar, de amistad o vecindad, quienes actuaban de forma organizada, fingiendo los siniestros para obtener importantes ingresos a partir de las indemnizaciones de las compañías aseguradoras.

En esta modalidad de estafa se daba un fraude consciente directo a manos de los principales organizadores del entramado delictivo, que elegían a los participantes en los falsos accidentes y se encargaban de toda la burocracia fraudulenta.

Y, por otro lado, un fraude indirecto, ejecutado por otros miembros de la red que, conocedores de la trama y de forma voluntaria, se prestaban a participar en los siniestros simulados, recibiendo un tanto por ciento pactado de antemano.

En ambas variantes también existía la falsedad documental, al confeccionarse los documentos europeos normalizados de declaración amistosa de accidente en relación con siniestros inexistentes, con el objeto de dotarlos de apariencia de veracidad.

Movimientos bancarios y reparto de las ganancias

Al tratarse de una estafa masiva y continuada, se solicitó a la autoridad judicial autorización para acceder a los movimientos de las cuentas bancarias de los sospechosos, observándose las transacciones entre dichas cuentas del dinero cobrado en concepto de indemnización, así como el reparto escalonado de los ingresos obtenidos ilícitamente.

Paralelamente, la Policía sometió a los investigados a vigilancias discretas para establecer sus hábitos y contactos entre ellos, y se analizó la documentación relativa a los accidentes de circulación investigados.

Durante la investigación se constató que este entramado delictivo tuvo una evolución en el desarrollo de su actividad ilícita. Entre el primer accidente y el segundo pasó medio año, de tal manera que, tras las indemnizaciones por el primer siniestro, se abrieron otros seis partes amistosos en solo un mes.

Se constataba, además, un aumento en el número de ocupantes en los accidentes con personas pertenecientes al entorno de los principales investigados, lo que denotaba una especialización encaminada al aseguramiento de mayores indemnizaciones.

Sin mediación de la Policía ni testigos

Los accidentes simulados presentaban en todos los casos un parte amistoso entre las partes conniventes, y por tanto sin mediación de Policía Local ni testigos de los hechos que pudieran constatar la veracidad del siniestro.

En algunos casos aprovechaban los daños que presentaban los vehículos con anterioridad a la fecha de simulación del accidente para repararlos con cargo a las compañías de seguros implicadas, unos desperfectos que no coincidían con los señalados en los falsos partes amistosos confeccionados para materializar la estafa.

La investigación constató que se trataba de un fraude profesionalizado y perfectamente orquestado, siguiendo el modelo de las empresas piramidales, puesto que los máximos responsables del entramado buscaban personalmente a diferentes personas para poder materializar los accidentes simulados.