Cientos de personas se agolpan a las puertas de la estación de trenes de Málaga. Es la imagen que alrededor de las 17:00 horas se podía ver justo en la entrada principal de la Málaga María Zambrano. Muchos de ellos rodean a varios agentes de la Policía Nacional a los que reclaman información sobre lo ocurrido y sobre la posibilidad de acceder al edificio para poder coger el tren que les devuelva a sus casas.
La respuesta de los agentes es taxativa: “La estación está cerrada, ha sido evacuada”. Uno de los policías, que parece llevar la voz de mando, expone ante todo aquel que le interpela (y son muchos) la situación. El apagón ha anulado la operatividad de uno de los principales centros neurálgicos del transporte en Málaga capital.
Ante la insistencia, lanza un mensaje desolador para quienes esperan: “Posiblemente por la tarde no salga ningún tren”. La afirmación es confirmada apenas unos minutos después por una trabajadora de Renfe. “No va a salir ningún tren”, explica, indicando que el dinero les será devuelto a los clientes y que se hace necesario que busquen alternativas para o bien pasar la noche en Málaga o bien regresar por otros medios.
Una aventura harto difícil por cuanto las limitaciones se extienden a otros medios. “Estoy en la puerta de la estación y nos dicen que no salen los trenes”, trata de explicar una mujer a otra persona con la que habla por teléfono.
Mayodormo y Julia son un matrimonio que desde las 15.30 horas está esperando junto a Vialia. Su tren tendría que haber salido con destino a Zaragoza a las 16.20 horas. Como al resto de ‘compañeros’ de fatigas, esa opción ha quedado anulada, viéndose obligados a reservar una habitación en un hostal cercano para pasar la noche.
“Y mañana ya veremos qué pasa”, cuenta Mayordomo, demostrando un aplomo impropio de un momento cargado de incertidumbre. Él y su mujer han pasado los últimos días en un hotel de Benalmádena.
Han regresado a la provincia 38 años después de la última ocasión que pisaron esta tierra. “Cuando estábamos en la recepción hemos escuchado algo y el taxista que nos ha traído ha dicho que había un apagón general”, explica Mayordomo, quien apunta que ante el revés del cierre de la estación han pensando viajar a Madrid en autobús.
“Pero es que tampoco, porque no vendían billetes”. Este viaje, sin duda, va a formar parte ya de sus vidas. “Ahora pensamos en lo malo, pero hay que estar agradecidos porque no nos ha pillado en el tren o en un ascensor”, dice tranquilo.
La historia de Sonia tiene un componente emotivo añadido. Salió de Sabinillas en la mañana de este lunes porque pretendía coger un tren con destino a Madrid. “Llevo esperando un año para ir a ver a mi familia; me había decidido a hacerlo hoy me encuentro con esto”, relata.
La suya ha sido casi una odisea. Cuando viajaba desde su casa hacia la capital se ha percatado de que tenía poca gasolina en el depósito. “Mi idea era repostar en un sitio más barato”, cuenta. Al final se ha visto obligada a aparcar lejos de la estación, ante la certeza de que se iba a quedar tirada.
“Ha sido un ciberataque”, se atreve a decir Antonio, otro de los muchos clientes desesperados. Explica que está desde las 13:00 horas esperando “y sin noticias”. “Es vergonzoso, porque no te dejan entrar al servicio ni aparece Protección Civil para darte una botellita de agua”, se queja.
Viajeros a la puerta de la estación de Málaga
Cuenta esta mañana llegó a Málaga procedente de Sevilla, adonde iba a regresar esta tarde. “Pido ir al servicio y me dicen que no; pido entrar en un bar y me dicen que no porque tengo que consumir, pero como tengo tarjeta… ¿Qué hago, me pongo a mear ahí debajo?”, añade.
Ante la previsión de que el servicio de trenes no se reponga al menos hasta este martes, dice que no le queda otra que pasar la noche en la misma acera donde ahora se encuentra. “Aquí, dónde voy a ir. Voy a pasar toda la noche aquí seguro”.
Otra experiencia es la de una pareja de origen sudamericano que permanece con las maletas y con dos niñas de corta edad en la entrada de la estación. “Nos han dicho que no van a salir, pero como no es nuestra hora estamos aguantando”, expone la mujer, quien precisa que su tren iba a salir a las 17:00 horas con destino Barcelona. “Nos dicen que nos busquemos la vida”, apostilla.
A la estampa de decenas de usuarios que esperan poder salir de la capital de la Costa del Sol en tren se une la de una larga cola de personas que esperan la llegada de taxis. La explanada, habitualmente repleta de taxis, se muestra ahora desangelada y sin oferta.
A apenas unos metros, se encuentra uno de los tres accesos a la estación del Metro en El Perchel. Pese a que la entrada permanece abierta, nadie accede. Se encuentra cerrada desde hace horas y, al asomarse, se observan paradas las escaleras eléctricas y la oscuridad que procede del interior.