La tranquilidad en Marbella se rompió el pasado sábado cuando dos bandas de narcotraficantes se tirotearon cerca de las 1 del mediodía. Una de las organizaciones era de origen belga y otra neerlandesa. Ocurrió en la A-7 en el aparcamiento del centro comercial de Guadalmina, y dejaron dos heridos de bala que fueron tratados en el Hospital Costa del Sol. Posiblemente el centro médico de España en el que más acostumbrado estén en tratar pacientes que llegan baleados. Los tiradores huyeron y siguen en paradero desconocido.

El anterior incidente en el que se utilizaron armas de fuegos ocurrió a pocos kilómetros de Marbella, fue en Estepona en la madrugada del 5 octubre sobre las 4 de la mañana. Sucedió en el Templo, un lugar situado en el centro comercial Costa del Sol a pie de la A-7 entre San Pedro de Alcántara y Estepona. Un sicario entró al local encapuchado y se dirigió hacia una persona de 55 años para dispararle en el tobillo izquierdo. Fue claramente un aviso, no hay que irse a las películas para ser testigos de hechos como este.

Volviendo a lo ocurrido en Guadalmina hay que hacer un repaso de lo que está pasando tanto en Bélgica y Países Bajos para comprender como dos grupos criminales acaban enfrentándose a tiros en Marbella. Estos dos países se han convertido desde hace 5 años en el centro del narcotráfico europeo, no hay mafia internacional importante que no tenga una importante estructura en ellos. En este último mes 23 toneladas de cocaína han sido incautadas en el puerto de Amberes y en el de Rotterdam la cifra ronda las 10 toneladas. Y eso significan pérdidas millonarias para las mafias que se traducen luego en conflictos directos para saldar las deudas contraídas por el negocio no finalizado. Después de las incautaciones los otros problemas son los robos entre organizaciones criminales, y de eso hay bastante ya que no para de introducirse droga por los puertos de Amberes y Rotterdam.

Policías holandeses haciendo guardia en el juzgado donde se juzga al principal narco del país ANP

En estos países diariamente hay atentados con explosivos, o disparos intimidatorios contra viviendas o locales comerciales que pertenecen a miembros del crimen organizado. Las cifras de dinero que mueve el narcotráfico tanto en Bélgica como en Países Bajos son incalculables, sólo con lo que este mes se ha incautado por las autoridades se traduce en más de 1.000 millones de euros en pérdidas para las mafias. Hablando siempre del precio de la cocaína que compra una gran organización criminal.

El clima

Los clanes de narcotráfico han presionado tanto a las autoridades que el año pasado un grupo criminal intentó secuestrar al exministro de justicia belga. Y se aumentó la seguridad de muchísimos políticos en Países Bajos tras amenazas directas de la Mocro Maffia al primer ministro y a la princesa del país.

Este clima de presiones políticas del narcotráfico ha aumentado tanto que una encuesta realizada a jueces y fiscales de los Países Bajos ha revelado una realidad muy preocupante que ya se intuía. La mitad de los jueces y fiscales neerlandeses admiten que han recibido amenazas en los últimos años, la gran mayoría de ellas provienen del crimen organizado. El caso Marengo que involucra al principal narco del país, Ridoaun Taghi, ha marcado mucho a la magistratura ya que fueron asesinados un familiar del testigo principal del caso, el abogado de esa persona Derk Wiersum y el periodista Peter R. de Vries que estaba muy involucrado en la investigación.

Un 40% de los jueces holandeses admiten que se sienten menos seguros desde hace 5 años, y un tercio confirma que ahora trabaja de otra manera. Tienen más precauciones a la hora de llevar expedientes judiciales, y su autoprotección en el hogar ha aumentado. Sin admitirlo abiertamente en el estudio, se intuye que han creado un pool antimafia como ya hicieron en Palermo en los años 80 los jueces de instrucción italianos Falcone, Borsellino, Giuseppe Di Lello y Leonardo Guarnotta. Esos jueces y los funcionarios que estaban asignados a ellos conocían todos los asuntos que investigaba cada uno, así si ocurría algún atentado directo contra ellos el caso podría seguir hasta el final. Eran los peores años de Cosa Nostra. Ahora los jueces holandeses admiten que se investigan casos conjuntamente entre varios para que sus nombres aparezcan en el expediente con el fin de dividir la responsabilidad.

Uno de cada diez jueces neerlandeses admiten que no podrían investigar un caso contra una organización criminal del estilo de Ridoaun Taghi por miedo. Precisamente esa respuesta es la más clara para contestar a la pregunta sobre si en los Países Bajos se ha creado una mafia autóctona con todo ello lo que ello implica. El 90% de los jueces y fiscales neerlandeses están preocupados por la influencia del crimen organizado en el Estado de Derecho. Nadie dice que eso no podría ocurrir en España.

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