Málaga

La vida diaria supone una rutina de preocupaciones constante. La luz, el agua, el gas o la cesta de la compra son los ejemplos más evidentes en las conversaciones del día a día. Sin embargo, uno de los temas más importantes, y, asimismo, más frecuentes que hace mella en los jóvenes es el alquiler de la vivienda.

La opinión de los jóvenes que estudian, trabajan o hacen ambas cosas es muy repetitiva. Natalia Luque, una joven de 22 años, estudiante y trabajadora a tiempo parcial, explica cómo es su situación: "La vida ahora está muy cara, cualquier cosa que compre supone gastar un dinero que no me sobra, ¿cómo voy a pensar así en mudarme?".

Natalia cuenta, además, cómo ha intentado buscar un piso asequible para ella misma, y cómo de frustrada se sintió al navegar por las webs de alquiler: "No hay nada que una persona con un salario mínimo pueda permitirse, como mucho alquilar una habitación por lo que debería de costar el piso entero". 

Por otro lado, Álvaro Fernández, joven de 22 años, estudiante y residente, explica cómo de caro es, desde su punto de vista, ser independiente hoy en día: "A mí la residencia me la pagan mis padres. Cuesta 800 euros al mes, incluyendo almuerzo y cena, casi lo mismo que un alquiler de un piso sin amueblar". El joven hace hincapié en que muchos de sus amigos han tenido que regresar a casa de sus familiares, una vez emancipados, por no conseguir estabilidad económica. 

De igual forma, Yanira Alba, joven de 21 años, estudiante y trabajadora, considera que los alquileres se están enfocando al sector turístico: "El turismo en Málaga es importante, pero si ni los residentes permanentes en la ciudad están contentos, ¿por qué iban a hacerlo los turistas?". Yanira considera que, a este ritmo, y en un futuro lejano, las personas que tengan menos de 30 años van a tener muy complicado el poder independizarse.

La precariedad de los jóvenes es una certeza, y como se ha mencionado anteriormente, hoy día uno de cada tres es pobre. Sira Rodríguez, joven de 21 años, empleada y con una hija, explica la situación que está viviendo: "Mi sueldo no da para mucho, y ahora que tengo una boca que alimentar, menos", y continúa: "Mi novio y yo estamos en la calle, no nos llega para fin de mes y hemos tenido que pedir ayuda a una amiga para que nos acoja".

El alquiler ha pasado de estar equilibrado con respecto a la situación y ubicación de la vivienda, a elevar sus precios de manera exponencial, de tal forma que frustra los planes de emancipación de los jóvenes y limita la edad de los mismos para poder independizarse. Hoy día, son muchas las personas que tienen su propio trabajo y sus gastos controlados, pero a su vez cuentan con un sueldo que no les permite alcanzar las tasas establecidas. 

En 2022, según el Consejo de la Juventud de España (CJE), solo el 14,5% de la población joven andaluza estaba independizada, lo que significa un aumento con respecto al año anterior, pero siguen siendo unas cifras muy bajas que hacen que Andalucía se posicione por debajo de la media estatal en cuanto a emancipación juvenil. 

Esto lo explica, además de los altos precios impuestos en los alquileres, la precariedad laboral de los jóvenes, que hace que al cobrar un sueldo mínimo no puedan permitirse una residencia ajena a la de sus padres. Este hecho, como indica el CJE, se refleja en que una de cada tres personas jóvenes que trabaja es pobre, lo que supone un 32,5% de la misma. 

El alquiler ha dejado ver su cara mala en muchas ocasiones. Estos jóvenes han mencionado situaciones que influyen en un gran número de personas en toda España. El progreso es imposible sin el cambio, y si los precios del alquiler no cambian, la situación de los jóvenes tampoco lo hará.

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