La Policía Nacional ha intervenido 230 kilos de cocaína en una operación en la que ha sido desarticulado un entramado criminal, asentado en la provincia de Málaga, con estrechos lazos con un conocido clan gallego vinculado con el narcotráfico. 

En el marco de la operación Papito, que es como se ha denominado, los investigadores han detenido a nueve personas en Málaga, Granada y Madrid por su presunta implicación en los delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas, habiendo decretado la autoridad judicial el ingreso en prisión para ocho de los arrestados. 

Asimismo, se han efectuado media docena de registros en Torremolinos, Marbella, Málaga capital, Granada y el municipio madrileño de San Agustín de Guadalix, interviniéndose, además de la cocaína referida, dos kilogramos de hachís, 234.000 euros en efectivo, un arma de fuego y cinco vehículos -dos ‘caleteados’-, entre otros efectos.

La investigación, llevada a cabo de manera conjunta por agentes adscritos a UDYCO Costal del Sol y sus homólogos de UDYCO Pontevedra, se inició el pasado mes de agosto a raíz de unas informaciones que apuntaban como un varón, con varias detenciones anteriores por tráfico de drogas en Málaga y Galicia, habría retomado el negocio ilícito relacionado con el narcotráfico. 

Desde el inicio, los investigadores descubrieron conexiones entre miembros de la red investigada y un conocido clan gallego. Continuando con las pesquisas, la Policía detectó que el grupo contaba con varios integrantes y un claro reparto de funciones entre ellos.

En lo más alto de la jerarquía se situaba el principal investigado, de 42 años y afincado en la localidad malagueña de Torremolinos, que lideraría la trama dedicada a la adquisición, almacenamiento y distribución de cocaína a nivel nacional.

La droga, oculta en oquedades habilitadas en los vehículos

Junto al cabecilla de la red destaca la participación de una mujer de origen sudamericano (residente en Torremolinos y relacionada con el clan gallego en el pasado), que se dedicaría a labores de transporte de droga en coches preparados para ocultar estupefacientes en oquedades de gran capacidad en el maletero, con sistema hidráulico de apertura. 

Maletero de uno de los coches preparados para transportar la droga.

Así, la investigada era, según se sospecha, la encargada de realizar los portes de sustancias. Fueron varios los desplazamientos que hizo a Málaga, Granada, Madrid y Marbella, entre otras urbes. Uno de esos portes fue interceptado por los agentes, que procedieron a la aprehensión de más de 30 kilos de cocaína ocultos en la caleta de un vehículo. 

En otro escalón del entramado, la organización contaba con guardadores de la droga, entre ellos un responsable de un taller de chapa y pintura en una nave industrial de Marbella. Allí, los agentes localizaron, al fondo del inmueble y taponado por otros vehículos que dificultaban el acceso a su interior, un coche caleteado en el que intervinieron más de 80 kilos de cocaína y un arma de fuego corta preparada para ser utilizada. 

La organización contaba, además, con otras guarderías en una vivienda de otro de los investigados, en el distrito de Churriana, en Málaga capital, donde fue localizado un zulo que alojaba más de 50 kilogramos de cocaína, y, por otro lado, un inmueble del municipio madrileño de San Agustín de Guadalix, donde fueron intervenidos otros 30 kilos de la misma sustancia y se detuvo a su morador con la colaboración de la Brigada Central de Estupefacientes.

La red desmantelada contaba con varios distribuidores de la droga en las provincias de Málaga y Granada, destacando entre ellos la figura de un investigado que resultó detenido en la capital granadina y a quien se intervino más de 140.000 euros en efectivo procedente del negocio ilícito. 

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