Publicada

Madrid vuelve a enfrentarse a una realidad que parecía superada. El aumento del consumo de drogas en plena calle ya es algo habitual. Y es que cada vez son más los vecinos que denuncian este tipo de situaciones preocupantes en barrios donde hacía tiempo que no se veía esto.

Peleas, trapicheos y consumo a plena luz del día son ahora escenas habituales en parques, comercios e incluso en las inmediaciones de centros escolares, ya que según confiesan los vecinos, los jóvenes cada vez consumen más.

En medio de este panorama, la historia de Candela pone rostro a una realidad que muchos viven, pero prefieren no ver. "Empecé a juguetear con la marihuana, los porros, a los 13-14 años", cuenta con voz serena, a pesar de que no olvida la mochila que carga detrás.

La situación en Madrid es preocupante. Telemadrid

Iba a un instituto de Madrid, pero pronto empezó a evitar las clases con sus amigos para consumir. "Nos saltábamos las clases para ir a fumar y llamaron los servicios sociales a mi madre porque, como estaba faltando a clase, le dijeron que me podían quitar mi custodia", confiesa sin tapujos en el documental Drogas: cuando bailas con la muerte .

La joven relata que a medida que pasaba el tiempo, la situación empeoraba. Candela admite que el consumo era su forma de enfrentarse a lo que vivía en casa. "La adicción yo creo que era como un acto de rebeldía contra mi familia. Me hago daño a mí misma y de esta manera os estoy haciendo daño a vosotros", explica.

Sin embargo, era algo ajena a que su madre también sufrió esa etapa. "Yo le puse límites y ella se negó a aceptarlos y acabamos enganchadas. Una niña tan chica, una fuerza, me arrancó un mechón de pelos y me mordió", recuerda la progenitora con tristeza.

Una situación ante la que la única opción era apartarla del entorno. "Entonces mi madre me metió en un internado, en el cual duré un día y medio. Yo le dije a mi madre que no quería estar ahí y ella me dijo que si me echaban del internado que me metería en un centro de menores".

La madre de Candela revela que fue una dura etapa. Telemadrid

Con el paso de los años, Candela logró salir de ese círculo, pero no fue fácil. "Estar en esa edad centrada en algo tan tóxico hace que no estés viendo más a futuro", reflexiona.

Hoy tiene 24 años, está limpia y quiere ayudar a otros. "Con el paso del tiempo me ha salido como esa llama interna de que quiero ayudar a los demás. A estos niños que han empezado pronto, que no saben qué hacer con su vida o que han tenido problemas familiares".