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Todavía no ha abierto, pero ya está creando máxima expectación entre la gastronomía madrileña. Y es que no puede ser menos con lo que promete inaugurar este verano en el barrio de Vallehermoso el reconocido chef Rubén Hernández: un restaurante de alta cocina con un salón para sólo cuatro comensales con el sumiller de Dabiz Muñoz, Miguel Ángel Millán.

Bajo el nombre de EMi, el esperado proyecto, desvela una de sus grandes sorpresas: Millán, nombrado mejor sumiller del mundo en 2023, será el responsable de la propuesta líquida del restaurante. Una alianza de dos talentos creativos que comparten una misma visión: emocionar desde la excelencia.

Después de su salida inesperada como sumiller de Dabiz Muñoz en DiverXO (tres estrellas Michelin) -que cumplirá en unos días, un año exacto-, Millán se incorpora al equipo del Restaurante EMi con el objetivo de construir una bodega que esté a la altura.

Miguel Ángel Millán, nuevo sumiller de EMi. EMi

"No tenía claro si volver a un restaurante… pero EMi me enamoró. Me ofrecía la libertad y la coherencia necesarias para desarrollar una propuesta líquida con profundidad, emoción y carácter", explica Millán en un comunicado de prensa.

Tras más de una década de experiencia en algunas de las cocinas más influyentes del mundo -Azurmendi, Geraniumm Il Ristorante Luca Fantin en Tokio, Minibar by José Andrés, Atomix de Nueva York, en el que consiguió que fuera nombrado el mejor restaurante de Norteamérica en 2 ocasiones- regresa a Madrid para presentar su primer proyecto personal.

La experiencia en EMi se articulará en torno a un único menú degustación, que fusiona las pautas de la Nueva Cocina Nórdica, técnicas coreanas y japonesas, con el producto nacional como eje vertebrador. Estará compuesto por una secuencia de aproximadamente 14 pases, incluyendo 3 snacks, 8 o 9 platos principales fríos y calientes, un prepostre, un postre y petit fours.

El espacio, de más de 200 metros cuadrados, ha sido diseñado para el disfrute del comensal desde todos los ángulos. Distribuido en dos plantas, la planta calle acoge una barra para 12 comensales frente a una cocina vista. Cuenta también con un privado para 4 personas y una cuidada bodega vista.

La carta líquida

La propuesta que Miguel Ángel Millán ha diseñado para EMi nace como una narrativa paralela al menú degustación. Una bodega viva, en constante evolución, que arrancará con múltiples referencias cuidadosamente seleccionadas y clasificadas por origen geográfico.

La carta combina grandes etiquetas icónicas, añadas históricas y bodegas míticas, con pequeños productores de culto y rarezas únicas. El maridaje, lejos de ser una fórmula cerrada, es una coreografía en constante movimiento, con armonías clásicas, apuestas conceptuales y sorpresas que se adaptarán a la personalidad de cada cliente.

"Queremos que cada experiencia sea irrepetible. Abriremos botellas únicas, difíciles de reponer, y construiremos cada servicio como un pequeño espectáculo sensorial", informa el sumiller. Además, EMi cuenta con una extensa oferta de vinos por copas –incluyendo referencias de gama alta–, así como una selección cuidada de sakes y whiskys entre otras bebidas.