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Madrid es la tierra de cocidos, tapas y vermuts, pero también hay hueco para recetas caseras que sorprenden por su sencillez y valor nutricional. El bacalao a la madrileña es una de esas joyas escondidas: sabroso, tradicional y muy fácil de preparar en casa. Ideal para una cena rica sin complicarse la vida.

Este plato es propio de la cocina humilde, típico de las abuelas madrileñas donde el bacalao, por su larga conservación en sal, era una solución económica y versátil. Aunque tiene sus raíces en la Semana Santa, hoy se disfruta todo el año por su sabor y lo bien que sienta al estómago.

Lo mejor es que no necesita técnicas complicadas ni ingredientes rebuscados. Con tomate, cebolla, un poco de pimiento y buen bacalao, se logra un plato muy ligero que puedes tener listo en apenas media hora.

El bacalao a la madrileña siempre se ha caracterizado por ofrecer lo que muchos buscamos en la última comida del día: sabor, nutrición y rapidez. No hace falta estar una hora en la cocina para disfrutar de un plato con carácter y tradición.

Es perfecto para la cena porque no es pesado ni grasiento. Además, al estar guisado y no frito, resulta más digestivo que muchas recetas de pescado. Si se quiere aún más ligero, se puede optar por no rebozarlo.

Cada ración de bacalao a la madrileña aporta más de 30 gramos de proteínas, gracias al pescado blanco. Esto lo convierte en una gran opción para personas activas o que buscan cenar saludable sin recurrir siempre a pollo o huevo.

El tomate y el pimiento, además de añadir sabor, aportan antioxidantes como el licopeno y la vitamina C. El aceite de oliva virgen extra también es recomendable por sus grasas saludables.

Ingredientes para el bacalao a la madrileña

  • 600 g de bacalao desalado
  • 500 g de tomate triturado natural
  • 1 cebolla grande
  • 2 dientes de ajo
  • 1 pimiento rojo
  • 1 hoja de laurel
  • 1 cucharadita de azúcar
  • 100 ml de aceite de oliva virgen extra
  • Sal y pimienta negra al gusto

Paso 1

Corta la cebolla en juliana fina, los ajos en láminas y el pimiento rojo en tiras (puede ser fresco o asado). Si tu bacalao es salado, asegúrate de haberlo desalado previamente durante 24-48 horas, cambiando el agua varias veces. Si ya está desalado, simplemente sécalo con papel de cocina para que no suelte agua al cocinarlo.

Paso 2

En una sartén grande o cazuela, calienta aceite de oliva y sofríe la cebolla y el ajo a fuego medio hasta que estén dorados y blandos. Añade el pimiento y deja cocinar unos minutos más. Incorpora el tomate triturado, una hoja de laurel, sal, pimienta y una cucharadita de azúcar para reducir la acidez. Cocina todo durante 20 minutos a fuego medio, removiendo de vez en cuando, hasta que la salsa espese y se concentre.

Paso 3

Coloca los lomos de bacalao sobre el sofrito ya cocinado. Puedes añadirlos directamente o previamente pasarlos por harina y darles una vuelta en la sartén si prefieres la versión más tradicional. Tapa la cazuela y deja que el bacalao se cocine lentamente en la salsa durante 10-12 minutos, hasta que esté tierno y se deshaga en lascas.

Paso 4

Apaga el fuego y deja reposar el guiso unos minutos para que los sabores se integren bien. Sirve caliente, decorando con un poco de perejil picado si deseas. Acompaña con pan para mojar en la salsa, o con una ensalada ligera si prefieres una cena más equilibrada.