Después de imponer aranceles del 25% a México y Canadá (postpuestos, aunque solo de momento) y del 10% a China, Donald Trump parece dispuesto a desatar una nueva ola de proteccionismo contra la Unión Europea. El presidente de Estados Unidos ha anunciado su intención de imponer aranceles adicionales a las importaciones europeas, una decisión que podría reescribir la balanza del comercio internacional. Para España, como para otros socios comunitarios que mantienen relaciones comerciales con EEUU, las consecuencias serían significativas, con impactos directos en las exportaciones y la competitividad de las empresas.

Estados Unidos, primera economía mundial, cerró 2024 con un PIB de 29.168 millones de dólares, equivalente al 26,5% del PIB mundial y un 50,3% superior al de la Unión Europea. La economía estadounidense creció un 2,8%, mientras que la inflación bajó del 3,8% al 2,5%, marcando una tendencia estable.

Sin embargo, la estrategia del 47º presidente de Estados Unidos, que apunta a reactivar la industria nacional a través de políticas proteccionistas, plantea interrogantes: si por un lado se propone fortalecer la producción nacional, por el otro corre el riesgo de penalizar a los socios comerciales y a las mismas empresas estadounidenses que dependen de las importaciones de bienes intermedios para sus cadenas de producción.

El comercio entre los dos lados del Atlántico se distingue por un claro superávit a favor de Europa: según datos de Eurostat, en 2023 los países de la UE vendieron bienes en Estados Unidos por más de 503.000 millones de euros, mientras que las importaciones procedentes de EEUU se detuvieron en 347.000 millones, destacando una balanza comercial positiva de casi 157.000 millones de euros para el viejo continente.

En el caso de España, Estados Unidos es el sexto mayor destino de las exportaciones españolas y el segundo socio comercial extracomunitario más importante después del Reino Unido. Representa aproximadamente el 5% del total de exportaciones españolas, con un valor cercano a los 20.000 millones de dólares en 2023, una cifra considerable, aunque a mucha distancia de las que pueden exhibir socios como Alemania, Francia e Italia.

Estados Unidos es el sexto mayor destino de las exportaciones españolas

La relación comercial entre España y Estados Unidos representa un vínculo estratégico clave en términos de volumen de comercio, aunque con una marcada asimetría a favor de EEUU en la balanza comercial. Por ejemplo, España importó en 2023 desde Estados Unidos bienes equivalentes al 2,5% de su PIB, lo que supone alrededor de 40.000 millones de euros, una abultada cifra debida, en gran parte, a la compra de energía y bienes tecnológicos.

Sobre todo, tras la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania, el país americano se ha convertido en uno de los principales proveedores de gas natural licuado (GNL) de España, que se suma a las importaciones de petróleo crudo, productos químicos y productos farmacéuticos. Por su parte, los principales sectores de exportación de España en ese mercado son el agroalimentario (aceite de oliva, vino), automoción y farmacéutico.

Para las empresas españolas que mantienen relaciones comerciales con EEUU, el aumento de los aranceles estadounidenses se traduciría en un desafío directo. Por un lado, las empresas exportadoras podrían ver una reducción de la demanda procedente de ese mercado, con márgenes de beneficio más ajustados y la necesidad de revisar las estrategias comerciales y las cadenas de suministro.

Por otro lado, quienes importan materias primas o componentes de Estados Unidos se encontrarían lidiando con costos más altos, poniendo en riesgo la competitividad de su producto final.

Para complicar aún más el panorama, las tensiones comerciales ya han tenido repercusiones en los mercados de divisas. El dólar se ha fortalecido un 2,3% frente al euro, hasta alcanzar los 1,0125, su nivel más bajo desde noviembre de 2022.

El dólar se ha fortalecido un 2,3% frente al euro, hasta alcanzar los 1,0125, su nivel más bajo desde noviembre de 2022

Esta apreciación de la moneda estadounidense encarece las importaciones procedentes de EEUU y, aunque en principio favorecería las exportaciones de España, los aranceles, aún en el aire, podrían poner esto en peligro. Por esta razón, las empresas ya tendrán que evaluar estrategias de cobertura del riesgo cambiario para evitar impactos negativos en los márgenes de beneficio.

Valdis Dombrovskis, comisario de Economía de la UE, ha afirmado que Europa está dispuesta a defender sus intereses. Como ya ocurrió durante la primera administración Trump, la UE podría responder con medidas proporcionadas, relanzando la guerra arancelaria. En 2018, el aumento de los aranceles sobre el acero y el aluminio había llevado a Europa a imponer represalias contra productos estadounidenses icónicos, como Harley-Davidson y el whisky. Un escenario similar correría el riesgo de desestabilizar de nuevo el comercio mundial, con efectos a largo plazo a ambos lados del Atlántico.

Para España, el desafío será diversificar los mercados de destino y adoptar estrategias para contener el riesgo de tipo de cambio. Esta sería una forma de mitigar los impactos derivados de la nueva política comercial de la administración Trump y, en la medida de lo posible, intentar explorar nuevas oportunidades de crecimiento en un contexto de incertidumbre que podría perdurar.

*** Luis Merino, director general de Ebury en España.