Mientras el paro registrado en el SEPE este octubre aumentó en 37.000 personas, en Madrid bajó. Poco (190 desempleados menos), pero bajó.

No es en lo único que la economía de Madrid despunta. De hecho, concentra el mayor porcentaje del PIB de España, por encima de Cataluña. 

Es una Comunidad Autónoma con un territorio mediano (8.000 Kilómetros cuadrados). Con la densidad de población más alta de España (862 habitantes por Km2), sus casi 7 millones de habitantes tienen un PIB medio anual de 34.821 euros per cápita, el mayor de todas las Comunidades autónomas (la media española es de 28.280 euros).

La tasa de paro ronda el 10%, también por debajo de la media nacional. Su deuda pública es del 13% del PIB, la más baja de toda España y no debe nada al Fondo de Financiación a Comunidades Autónomas (que incluye la deuda del FLA, Fondo de Liquidez Autonómico) ¡Sí eso “cero”! 

De los 191.750 MM de euros de esa deuda registrados en el Banco de España en junio, Cataluña debía 73.000 MM, Valencia 48.000, Andalucía 25.000, … 

La tasa de paro ronda el 10%, también por debajo de la media nacional

Madrid ha necesitado menos ayuda del Estado para manejar sus presupuestos. A pesar de tener una política fiscal de reducción continua de los impuestos que dependen de la Comunidad Autónoma.

Pero no por eso, va a reducir su presupuesto. Al revés, lo va a aumentar. Baja su presión fiscal y puede gastar más. Es una economía que, además de eficaz, es eficiente.

No es raro que su presidenta, la Sra. Ayuso, esté contra el acuerdo de reducción de la deuda a Cataluña. Mientras en los años anteriores Madrid saneaba sus deudas, otras Autonomías tiraban del Estado. Algunas para financiar una “imagen internacional” con representaciones en el extranjero, que son redundantes con las embajadas españolas y las europeas.

Esta economía eficiente no es fruto de la casualidad. La Comunidad de Madrid no tiene riquezas naturales, ni agrarias, ni minerales, pero tiene dos fortalezas inestimables: la situación geográfica y sus recursos humanos.

La situación geográfica le permite ser nudo de comunicaciones. Una cualidad que ha sabido construir y aprovechar. No tiene puerto de mar, pero Barajas es puerta de entrada no sólo a España, también a parte de Europa. Aun así, como nudo aeroportuario podría sacar más rendimiento. En lo que se ha hecho fuerte es en su posición de nudo ferroviario y de carreteras.

No tiene puerto de mar, pero Barajas es puerta de entrada no sólo a España, también a parte de Europa

No obstante, esa posición geográfica no sería tan rentable, si no fuera por la composición de su población. Compuesta históricamente por migrantes de toda España y, ahora de todo el mundo, tiene como característica su capacidad de integración y, muy importante, su formación.  

Por ejemplo, en la zona noroeste (Pozuelo, Majadahonda, las Rozas, …) hay ciudades en las que el 70% de sus familias censadas tienen titulados universitarios.  Madrid se está convirtiendo a pasos agigantados en un hub global de enseñanzas universitarias, por supuesto en español, pero también en inglés. Y se sabe que los polos de desarrollo del futuro se harán alrededor de las universidades. Algunas son muy jóvenes, pero maduran a pasos agigantados. 

Creo que el Gobierno de la Comunidad haría muy bien en atraer cuantos centros de enseñanza superior quisieran venir a Madrid. Es una industria de alto valor añadido, no contaminante, con muchos puestos de trabajo cualificados y que irradia desarrollo económico, social y cultural a su alrededor. La industria tecnológica y la universidad son sinérgicas.

La cultura es también el Madrid de hoy. La capital es la cuarta ciudad en musicales del mundo y el Bernabéu será un icono entre los estadios de futbol. Además de todo el valor museístico, artístico y monumental de la capital y ciudades como Alcalá de Henares, el Escorial y Aranjuez, …

Un presente optimista en una España que se recrea en lamerse sus heridas. 

Sin embargo, el futuro está por construir. La estrategia económica parece clara. Pero hay que perfilarla. En ese trabajo deben participar conjuntamente las Administraciones Públicas, el sector privado y las instituciones sin ánimo de lucro.

Por eso, las instituciones madrileñas deben dejar a otros el lloriqueo y la queja. La situación de Madrid es tan esperanzadora que es el momento de la ilusión. 

***J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.