Clubhouse, la red social basada en audios, no es lo que era. Pese a su éxito este invierno, la app agoniza con sus usuarios huyendo a otras redes sociales que comienzan a ofrecer el mismo servicio. Twitter ya ha lanzado su propia versión de la tecnología audio de Clubhouse, ofreciendo espacios en la red para que haya conversaciones en vivo. Si siguen por este camino, la plataforma de Jack Dorsey quizá reemplace a Clubhouse. Pero aunque esta desaparezca, la revolución que trajo acaba de empezar.

Clubhouse se lanzó en 2020 como una plataforma de audio en la que había conversaciones sobre distintos temas —muchos de venture capital (capital riesgo)-. Los usuarios podían unirse a un chat, escuchar, pedir la vez, participar o marcharse cuando el tema les cansaba. Pronto, empresarios como Elon Musk y celebridades se unieron a la app, a la que solo se podía acceder por invitación.

Con los confinamientos y toques de queda, apenas había interacción social así que muchos se refugiaron en Clubhouse, donde al menos podían charlar con otros de algo que no fuera el trabajo. Pero la app tenía sus limitaciones. Por un lado, los audios no podían ser grabados o compartidos, lo que trajo muchos problemas de moderación de contenido. Por otro, la app solo estaba diseñada para iPhones, muy generalizados en Estados Unidos pero no tanto en otros países.

La idea de fondo de Clubhouse no era nada nueva, es una nueva manera de diseñar las llamadas en grupo. Después de un año de llamadas de Zoom o Microsoft Teams en el trabajo, meterse en llamadas con extraños a través del móvil era algo natural. Y más en pleno confinamiento. Cambiaba el año, pero no la situación, así que cuando comenzó la saga de GameStop en Wall Street, el interés en Clubhouse aumentó.

Pero desde ese punto álgido, el interés ha decaído. En abril, la app tuvo un 89% menos de usuarios nuevos que en febrero, una caída vertiginosa. Clubhouse agonizaba, y las tecnológicas olieron sangre.

Era hora de imitar o morir. Ese mismo mes, el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, anunció sus planes para incluir características de audio en sus plataformas, como había hecho Clubhouse. LinkedIn también está mirando cómo incorporar la tecnología a la red, y hasta Spotify ha comprado una aplicación de audio en vivo llamada Betty Labs, que se enfoca en deportes. Pero es Twitter la red que va ganando la partida.

Al principio, la empresa de Jack Dorsey trató de llegar a un acuerdo para comprar la app, pero las conversaciones no llegaron a nada. Para Twitter era mejor copiarlo. En mayo, la plataforma lanzó una nueva característica llamada 'Salas', que permite a usuarios con 600 seguidores o más formar chats para hablar de distintos temas en directo. Twitter está además considerando ofrecer la opción de que los anfitriones cobren por entrar a esas Salas.

Para Twitter, el lanzamiento de Salas es una opción brillante. La app tiene muchas ventajas, como su infraestructura online y el número de usuarios.

Para Twitter, el lanzamiento de Salas es una opción brillante. La app tiene muchas ventajas

Por un lado, ya tiene 199 millones de usuarios monetizables, así que no comienza de cero. Por otro, el formato de Salas funciona para Twitter, la red en la que comienzan las conversaciones, en la que viven periodistas y políticos y en la que se generan los debates.

Dorsey quiere que siga siendo así, así que añadir un espacio donde se pueda compartir con voz solo puede ser beneficioso. Por último, los usuarios no necesitan descargar una nueva app para acceder al audio. Se quedan en Twitter. Y por eso mismo, es también más apetecible unirse a Salas, porque ya conocen a los anfitriones —los siguen en la red.

Así, con una estrategia de envolvimiento, Twitter puede reemplazar a Clubhouse poco a poco, copiando lo que funciona y mejorando lo que no. El éxito de Salas frente a Clubhouse se basa en último término en los "efectos de red", ya que todo el mundo está en la app y no hay que empezar de cero añadiendo a amigos otra vez. Esta parece ser la estrategia ganadora.

En cualquier caso, pese al declive de Clubhouse y el repunte de Twitter, no podemos olvidar que Instagram, Facebook, LinkedIn y otras redes sociales luchan por lo mismo: nuestra atención. Y la batalla ahora se lidia en el audio, como hace seis años se dio en el vídeo (recordemos Periscope). Incluso si Clubhouse llegara a desaparecer, la plataforma ha cambiado el futuro de la industria, empujando a las redes sociales en una nueva dirección: la voz.

Con el fin de las cuarentenas y el retorno a la vida social, pasaremos menos tiempo online que en los últimos meses. Por eso, quizá los números para Salas y otras iniciativas parecidas se ralenticen. Pero acabarán teniendo su momento; no para todo el mundo ni para todo, pero sí para un nicho. Clubhouse trajo algo. Twitter lo está perfeccionando. Pero el audio no se va a ningún lado.

*** Josep Valor es profesor de IESE Business School, y Carmen Arroyo es investigadora del IESE y periodista financiera en Euromoney Institutional Investor en Nueva York.

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