En España se generan anualmente 23 millones de toneladas de residuos municipales, de los cuales se recicla un 36%, se valoriza energéticamente el 13% y se vierte el 51%. Estos indicadores nos sitúan muy lejos de los objetivos marcados por el Plan de Acción de Economía Circular de la Unión Europea, ya que se debería reciclar el 65% de los residuos municipales y reducir su vertido al 10% para el año 2035.

El no alcanzar estos objetivos no es una opción, sino una obligación, ya que se considerará por la Unión Europea un incumplimiento legal y traerá consigo importantes sanciones para España, además de no asumir los compromisos de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. En nuestro país ya se ha incumplido el objetivo intermedio establecido en la actual Ley de Residuos y Suelos Contaminados de reciclar el 50% de los residuos municipales en 2020.

Para alcanzar esos objetivos de reciclaje y depósito en vertedero, es imprescindible invertir en la construcción de nuevas plantas de reciclaje y en la mejora de eficiencia y eficacia de las actuales, así como en investigar tecnologías innovadoras para desarrollar infraestructuras industriales de reciclaje y valorización que permitan producir más y mejores materias primas secundarias (MPS).

Es imprescindible invertir en la construcción de nuevas plantas de reciclaje y en la mejora de eficiencia y eficacia de las actuales

Sin olvidar mejorar la recogida selectiva, incrementando su eficiencia y añadiendo nuevos flujos, como las fracciones orgánica y textil, los aceites de cocina y los residuos peligrosos del hogar.

Además, para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible es preciso invertir en movilidad eléctrica en las flotas de vehículos de servicio urbano. Resulta llamativo el hecho de que, hasta la fecha, las tecnologías limpias apenas se han abierto paso en el parque móvil metropolitano, incluyendo los vehículos que prestan servicios urbanos, como la recogida de residuos, la limpieza viaria o el mantenimiento de la red de alcantarillado.

Cualquier avance en la introducción de movilidad limpia en este sector tendrá una influencia decisiva para mejorar la calidad del aire, el ruido y la huella de carbono de la ciudad.

Electrificar una flota de alrededor de 20.000 vehículos medios y pesados diésel promedios podría suponer para las ciudades españolas una reducción anual de la huella de carbono de cerca de 520.000 toneladas, equivalentes de CO2 a plantar cada año cerca de 1,6 millones de árboles y un ahorro de consumo energético de 4.400 GWh al año, equivalente al de una ciudad de 1,2 millones de habitantes.

Además, para poder alcanzar los objetivos de reciclaje de la Unión Europea, se prevé un aumento de la recogida selectiva de los residuos, lo que redundará en un aumento de la flota necesaria para la prestación del servicio.

Transformar nuestra economía lineal en una circular a través del adecuado tratamiento de los residuos y electrificar las flotas de los vehículos que prestan servicios urbanos precisaría de inversiones por importe de 10.000 millones de euros.

Sin embargo, en el contexto de transformar la sociedad española al modelo de Economía Circular, resulta alarmante la distribución y preferencias de los fondos europeos Next Generation en el Plan de Recuperación y Resiliencia, España Puede, presentado por el Gobierno, dada la limitada inversión en las actividades orientadas al cumplimiento de estos objetivos.

De los 140.000 millones de Fondos Next Generation negociados por España con la UE para los próximos seis años, entre 2021 y 2023 se destinarán 13.000 millones de euros a la Estrategia de Movilidad Sostenible, Segura y Conectada, y 3.782 millones de euros a la Nueva Política Industrial 2030 y la Estrategia de Economía Circular.

Sin embargo, estas cantidades no se han concretado todavía en partidas destinadas a desarrollar las infraestructuras de reciclaje y valorización necesarias; o a electrificar las flotas de vehículos pesados que prestan servicios urbanos.

En la situación que nos encontramos, un ciudadano o ciudadana normal se escandalizará al descubrir que ocho países de la UE ya vierten menos del 10 % de residuos municipales, gracias a una adecuada combinación de las tecnologías más avanzadas de reciclado y valorización energética, mientras en nuestro país todavía nos encontramos en el 51 %.

Por consiguiente, es prioritario que España aproveche la oportunidad ofrecida por el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para invertir en movilidad eléctrica de servicios urbanos y en infraestructuras de reciclaje y valorización de residuos.

Además, se trata de una gran oportunidad para crear empleo altamente cualificado y actividad económica no solo durante la construcción, sino también durante la explotación de las instalaciones.

*** Mariano Sancho Herrero es presidente de ASELIP (Asociación de Empresas de Limpieza Pública y Cuidado del Medio Ambiente Urbano).

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