El pasado 7 de octubre el presidente del Gobierno presentó el 'Plan de recuperación, transformación y resiliencia' que va a movilizar un volumen de recursos excepcional -hasta 140.00 millones de euros- durante los próximos seis años. Más allá de la recuperación, este plan pone el acento en la transformación del tejido productivo español para que nuestra economía y sociedad sean más resilientes, esto es, más robustas y capaces de resistir perturbaciones provenientes del entorno.

El plan se concreta en cuatro líneas directrices, una de las cuales -la España digital- es especialmente relevante para obrar la transformación que necesita nuestra sanidad. Se reconoce, además, explícitamente, el refuerzo a las capacidades del Sistema Nacional de Salud (SNS), como una de las diez políticas palanca de la necesaria reforma estructural.

Esta circunstancia, junto con la impresionante inyección económica asociada al paquete de medidas, supone una enorme oportunidad, pero también una responsabilidad de todos los actores, para que este dinero sirva realmente para generar una transformación profunda y perdurable en el tiempo.

Necesidad

La aceleración de la transformación digital de la sanidad ya era una necesidad en los tiempos precovid y se revelaba como una palanca fundamental para hacer sostenible la atención sanitaria universalizada, en un contexto de envejecimiento de la población y de aumento inexorable de la prevalencia de las enfermedades crónicas.

Era clara la necesidad de una gestión más eficiente de los recursos a través de, entre otras medidas, una mejor integración de la asistencia sociosanitaria, mejor coordinación asistencial entre niveles asistenciales y profesionales, una mayor implicación de los pacientes en la gestión de su propia salud y una orientación decidida a la obtención de valor en salud, más que “cantidad de actos asistenciales”. Todas ellas son medidas difícilmente desarrollables sin el acompañamiento de una estrategia digital.

La pandemia no ha hecho sino exponer, en toda su crudeza, la necesidad de esa transformación para poder afrontar con éxito los retos derivados de la misma. Aquí es especialmente destacable el reto a corto-medio plazo, consecuencia del incremento exponencial de las listas de espera comprometidas por los problemas de accesibilidad de los pacientes al sistema y por la reducción de productividad -bajo condiciones de pandemia- de los recursos hospitalarios.

Aún en ausencia de una segunda ola, esta circunstancia ya es tremendamente exigente para el sistema. Se estima que, después de la primera ola, retornar a cifras de lista de espera precovid requeriría casi un año trabajando con unos niveles de productividad un 10% superiores a lo habitual. Pero en el contexto de la “segunda ola” esto se convierte en un reto formidable. Además, es necesario evitar, en la medida de lo posible, que los pacientes acudan al hospital para lo que no sea absolutamente necesario y que los ingresos sean lo más cortos posibles. Una vez más, las “estrategias digitales” se erigen en palanca fundamental.

Promotores

Desde la perspectiva de Medtronic, una empresa líder mundial en tecnología médica, entendemos que tenemos una responsabilidad, no sólo como proveedores de tecnología, sino también en la tarea de contribuir a la sostenibilidad del sistema sanitario y, por lo tanto, en ser promotores de la necesaria transformación.

En estos momentos tan exigentes, estamos comprometidos con mejorar la accesibilidad de los pacientes a los servicios de salud, con la orientación de los servicios a la obtención de valor en salud y con la mejora de la eficiencia de los recursos hospitalarios que contribuyan a acelerar la reducción de las listas de espera.

Estamos volcando recursos y haciendo grandes esfuerzos para ofrecer a los hospitales estrategias y servicios digitales orientados a la atención remota de los pacientes, que incrementen la calidad de la atención a la vez que la seguridad, con los pacientes en sus domicilios y evitando visitas innecesarias al hospital.

A modo de ejemplo, nuestro programa Get Ready permite mantener al paciente involucrado en su adecuada preparación, antes de la intervención quirúrgica y hasta el día de ésta, y que pueda reducirse al máximo su estancia en el hospital, gracias al seguimiento estrecho de su evolución postquirúrgica en el domicilio.

O, en el campo de la eficiencia, disponemos ya de servicios validados de transformación operativa en bloque quirúrgico, que aumentan la productividad de una instalación tan crítica en estos momentos para reducir las listas de espera.

Reto

Tenemos un gran reto y una enorme oportunidad por delante, y es que las medidas que se pongan en marcha, para mejorar esta situación contingente, tengan una vocación transformadora y supongan un salto de eficiencia y calidad que perdure en el tiempo y que nos haga tener una sanidad también más resiliente, cuando la pandemia sea ya un mal recuerdo.

Estas estrategias digitales no se deben entender como la mera incorporación de herramientas digitales, sino como el surgimiento de servicios digitales, que, apoyados en tecnologías digitales, pongan el foco en la transformación de procesos, nuevos modelos operativos, mejora de la coordinación asistencial y que aborden la gestión del cambio dentro de las organizaciones sanitarias.

Es el momento de apostar decididamente por la TRANSFORMACIÓN con iniciativas que introduzcan cambios duraderos y trascendentes. Para ello se requiere apostar por estrategias con protagonismo de los servicios habilitados por tecnologías digitales y grandes dosis de gestión del cambio.

Estamos seguros de que nuestros gestores sabrán aprovechar el momento y no interpretarán el progreso como una mera incorporación de herramientas tecnológicas. Ello llevaría a la renovación y/o a la “actualización”, pero desde luego no a la TRANSFORMACIÓN de la que tanto está necesitada nuestro país.

*** Germán Gutiérrez es director de Salud Digital de Medtronic en España.