Las claves
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Las comunidades con menor PIB per cápita son las que presentan una mayor mortalidad hospitalaria por insuficiencia cardíaca y están lideradas por Andalucía y Extremadura. Así, lo avalan los datos de un estudio a nivel nacional presentado en el Congreso SEC25 de la Salud Cardiovascular, organizado por la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Cabe señalar que el documento refleja que Navarra está entre las tres regiones que presenta una mayor tasa de mortalidad, a pesar de ser el tercer territorio más rico de España.
En el lado opuesto, se encuentra la Comunidad de Madrid, Islas Baleares y País Vasco, que presentan una menor mortalidad hospitalaria por esta patología.
Dicho esto, no analiza las diferencias entre proceso asistencial, entre hospitales, tiempo de atención, continuidad asistencial que, según la investigadora, pueden estar influyendo, sino más bien se basa en determinantes sociales, como el PIB per cápita, la tasa de paro, educación o contaminación.
Examina cómo influyen esas condiciones sociales y el tipo de hospital en la frecuentación de ingresos por insuficiencia cardiaca, es decir, en cuántas personas ingresan por insuficiencia cardiaca dentro de una población y en un periodo concreto y en la mortalidad durante la hospitalización.
De los determinantes sociales evaluados, el PIB per cápita ha sido el único que mostró una asociación con la mortalidad.
De esta manera, el documento refleja que las desigualdades de renta sí se asocian a diferencias en la mortalidad, con un mayor número de muertes en regiones de menor PIB ( Andalucía, Extremadura, Canarias, Castilla-La Mancha).
Determinantes sociales
“Ya se habían observado diferencias en la mortalidad por insuficiencia cardiaca entre distintas regiones de Estados Unidos y Europa. Pero, hasta ahora no se habían realizado estudios que analizaran estas diferencias teniendo en cuenta el riesgo clínico o los factores sociales que influyen en la salud”, explica Carolina Ortiz, cardióloga en el Hospital Universitario Fundación Alcorcón y encargada de elaborar el estudio.
Estos hallazgos de diferencias entre regiones respaldan "la necesidad de incorporar los determinantes sociales a nivel individual para evaluar los resultados en salud de la atención sanitaria", asegura el documento.
“Con más de 760.000 ingresos del Sistema Nacional de Salud y un ajuste de riesgo robusto, el trabajo da base a políticas intersectoriales, sanitarias y sociales para reducir estas desigualdades. Mejorar las condiciones de vida y los recursos comunitarios importa tanto como la atención hospitalaria”, termina Ortiz.
