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Uno de cada cuatro españoles cuenta con seguro de salud, según los datos de la Fundación Idis, unos 12,6 millones en total. Año tras año, las cifras de pacientes atendidos en los centros sanitarios privados aumentan y baten récords. Sin embargo, este fenómeno está provocando una importante presión asistencial en el sector, que corre el riesgo de morir de éxito, por así decirlo.

Así lo ve Javier Murillo, director general de SegurCaixa Adeslas, quien celebra que "la demanda de seguros de salud no deja de crecer, y lo hace de forma sostenida. Desde la pandemia, más de dos millones de personas se han incorporado al seguro de salud en España, consolidando un cambio estructural en el acceso a la atención sanitaria".

Sin embargo, no hay sólo más asegurados, sino también un cambio en el uso del seguro de salud. "Tanto los nuevos clientes como los que ya estaban asegurados de antes están utilizando su póliza cada vez más, no como un mero complemento de conveniencia a la sanidad pública, sino para convertirla en su vía principal, y en muchos casos, exclusiva, de acceso a las prestaciones sanitarias del día a día".

Así, la sanidad privada ya no es sólo complementaria. Y esto significa una presión creciente "sobre un dispositivo que no estaba dimensionado para un crecimiento tan rápido en personas" y los nuevos hábitos de consumo.

En este sentido, Murillo habla de un "shock de demanda con una mayor frecuencia de uso, saturación en algunos centros y especialidades, presión sobre las urgencias, más expectativas de atención personalizada y una población asegurada que también envejece y tiene necesidades más complejas".

El responsable de Adeslas abordó estas inquietudes este jueves, y son compartidas por otras voces consultadas en la sanidad privada. Directivos hospitalarios comparten que la situación asistencial es límite en muchos centros debido a la elevada demanda, con unas listas de espera desconocidas hasta ahora para algunas especialidades.

Una situación que se extrema, especialmente, en periodos en los que la sanidad pública está saturada, como durante las epidemias de gripe.

Y la demanda va a ir a más debido al aumento de asegurados (hay estimaciones que indican que se elevarán a los 14,6 millones) y el envejecimiento de la población.

Un informe de Colliers indica que para mantener la ratio de cobertura actual de camas hospitalarias (que está en los 4,13 habitantes por cada 1.000 habitantes) en 2030 será necesario que el sector abra al menos 18 hospitales privados nuevos con 4.300 camas más.

Las regiones más azotadas por el incremento de la demanda son Madrid y Cataluña que, no por casualidad, son los territorios donde ya está previsto que construyan nuevos centros sanitarios.

Pero el incremento de la demanda no es el único problema que afronta la sanidad privada. El incremento constante de costes, tanto por el lado del personal como por el que genera sumar nuevas tecnologías también cuenta.

¿Cuál es la salida ante este contexto? "Necesitamos nuevos enfoques basados en datos, con una visión compartida, modelos de pago alineados al valor que se aporta y una evaluación continua de los resultados obtenidos", opinaba Murillo.

"Esto es muy diferente de lo que hemos venido haciendo en la sanidad privada durante muchos años. Pero sólo así podremos construir un sistema más eficiente, equitativo y centrado en el paciente", sentencia.