Fundada en 2009, Uber irrumpió en Estados Unidos desde San Francisco como un servicio de transporte urbano, con coches particulares, pedido a través de una app. Prácticamente eliminó al taxi tradicional en muchas ciudades. Aunque conviene saber que, salvo en Nueva York y algunas otras megaurbes más europeizadas, nunca fue lo normal en EEUU parar un taxi "levantando el brazo".

En un país con enorme liberalidad para los contratos de trabajo, lo de la app de Garrett Camp y Travis Kalanick fue un cambio disruptivo y todo lo demás, pura circunstancia.

En Europa, con entornos ciudadanos mucho más reglamentados, una actividad profesional muy controlada y, consecuentemente, también muy gremializada, las guerras de Uber con el taxi han sido otras y su afán de conquista no ha salido tan bien parado.

Este martes, en el Foro de la Nueva Economía, el director general de Uber en España y Portugal, Juan Galiardo, apaciguador y moderado, ha presentado una imagen diferente de la compañía. Un adalid de la sostenibilidad del nuevo espacio urbano, con caminantes, bicicletas, patinetes, transporte público y, ya de paso, la nueva movilidad que aportan los VTC y el taxi tradicional, cogidos de la mano para el uso de una misma aplicación. Y contra el coche privado.

"El caminar, utilizar la bicicleta, sin dudas, es una tendencia positiva", proclama Galiardo. "Vemos también una enorme digitalización de la movilidad. La contratación de taxis a través de una app y otros medios telemáticos sin duda es un muy buen ejemplo, que ha crecido muchísimo a raíz de la pandemia".

"Sin embargo, también es cierto que vemos otras tendencias que nos preocupan mucho. En concreto, la involución hacia un mayor uso del coche privado, a menudo en sustitución del transporte público, que sin duda es el que se ha visto más afectado por la pandemia. Algo en lo que vamos a tener que trabajar todos juntos, empresas de movilidad, operadores y Administraciones públicas, para revertir esa tendencia y volver a caminar hacia un modelo más sostenible de movilidad", recalca.

En un breve intercambio con el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, el director de Uber compartió "al 100%" su visión de la "transición de modelo de movilidad", considerando "uno de los grandes retos adaptar el transporte público de gran capacidad para que siga siendo la columna vertebral de la ciudad".

Espadas aprovechó para poner en valor el proyecto de crear una red de electrolineras entre Sevilla y Málaga, para coches eléctricos, para "garantizar el suministro en una conexión entre las dos ciudades que prácticamente asumen el 50% del PIB regional en términos de generación de riqueza".

También opina Galiardo, respondiendo a la petición de ayuda para la gestión de datos, que hay "nuevos retos que la pandemia ha puesto por delante", como "la digitalización de la experiencia de uso de los datos y la colaboración público-privada. Creemos que va que va a ser muy complicado afrontar esos retos de sostenibilidad, de movilidad inclusiva, únicamente desde el sector público, o únicamente desde el sector privado. La colaboración va a ser fundamental".

La invitación del alcalde es que, desde la aplicación de Uber, sea posible "integrar las diferentes alternativas de transporte público de la ciudad, para que cuando abras la aplicación en Sevilla, no solo puedas reservar un taxi o un patinete, sino también informarte sobre las rutas de transporte público disponibles para llegar a donde quieras. Y que, eventualmente, incluso se pueda comprar el billete de transporte público y ponerlo en valor de cara a los turistas, que ojalá puedan volver pronto".

"Desde luego, es un área en la que deberemos invertir mucho y ojalá que podamos hacerlo también en la ciudad de Sevilla", replicó Galiardo.

"Partidario" de la regulación

El responsable de la compañía en España se declara "partidario" de la regulación en el sector del transporte, que se ha precipitado en los últimos años "por la digitalización" y por la propia aparición del 'modelo Uber', para que "se cumplan los grandes objetivos que como sociedad buscamos, en un modelo de transporte que sea sostenible, seguro e inclusivo".

"No se trata de que no haya regulación, o de la liberalización, que a veces se abusa de esa palabra, sino de que haya buena regulación", añade. "Nosotros valoramos muy positivamente el paso que ha dado la Comunidad de Madrid recientemente de regular las VTC, con un foco clarísimo en la profesionalización del sector y en la formación de los conductores".

En Madrid, subraya, hay  ya "1.500 taxis" que se han acogido al uso de la app de Uber y, en otro breve intercambio con Mar Alarcón, cofundadora de Social Car, declara su deseo de volver a operar en Barcelona "con el sector del taxi de la mano".

"Nuestra propuesta es muy sencilla: vamos a empezar por el principio. Vamos a intentar dar un servicio con el sector del taxi. Cuando abras la aplicación de Uber en Barcelona podrás pedir un taxi. Iremos de la mano del sector, de las asociaciones mayoritarias, contribuyendo con tecnologías para reducir kilómetros en vacío y para facilitarle al usuario el proceso de reserva, atención al cliente…", explica.

"…Y también, a través de inversión, estimular a través de descuentos y promociones el uso del servicio en un momento difícil. Esto que hace unos años sonaba un poco a ciencia ficción… Uber y el taxi pueden colaborar", remata.

También valora otra iniciativa de Andalucía "para flexibilizar determinados elementos de la regulación del sector del taxi, permitiéndole ofrecer precio cerrado y taxi compartido".

"Creemos que sí hay luz al final del túnel y que la solución probablemente va a pasar por una gradual convergencia entre la regulación de las VTC y la del taxi, añadiendo a la de las VTC aquellos requisitos o elementos reguladores que tengan sentido", prosigue.

Acepta reglamentaciones y cita que "ya existen obligaciones de que los nuevos vehículos sean sostenibles y nos ayuden a alcanzar el objetivo que tenemos de que un 50% de kilómetros recorridos sean 100% eléctricos en 2025. Pero que también venga acompañado de una mayor flexibilidad en la regulación del taxi, que estaba pensada para un mundo de mano alzada primordialmente, menos digital y con retos de movilidad distintos".

Líneas rojas

Con lo que sí se revuelve es contra "introducir requisitos que no entendemos que esté demasiado justificado que respondan al interés general, como obligar al ciudadano a que espere una hora, 15 minutos o media hora para reservar una VTC. Si queremos que no sienta que depende de su coche propio, desde luego, estas medidas no contribuyen en esa dirección".

Reivindica Galiardo la faceta 'social' desplegada por su empresa a raíz de la pandemia: "Pusimos en marcha un compromiso global para dar más de 10 millones de desplazamientos para personal sanitario, que entendíamos que eran en aquel momento los únicos que se debía mover, en una colaboración con Social Car. No solo coches con conductor, sino también sin él, en función de las necesidades".

Y ahora, para la vacunación, "vamos a decir que redoblamos ese compromiso con una nueva partida de 10 millones de desplazamientos gratuitos para garantizar que el transporte nunca sea la barrera para que los segmentos más vulnerables de población puedan vacunarse en España".

Aclara que todavía están "ultimando los planes, pendientes de que las comunidades autónomas y los ayuntamientos terminen de confirmar las localizaciones donde la población se va a poder a vacunar. Anunciamos ya ese compromiso de facilitar traslados gratuitos utilizando la tecnología de Google, tanto en VTC como en taxi, en función de la comunidad autónoma de la ciudad donde sea. Nos ponemos a disposición de todas esas autoridades sanitarias".

Mientras, Galiardo asume "la caída del negocio tradicional" y la búsqueda de alternativas, como el negocio de reparto, en especial la entrega de comidas a domicilio por Uber Eats, cuyo rendimiento "es prácticamente del mismo tamaño que el negocio de transporte de personas".

De modo que el 'nuevo Uber', sostenible y responsable de la ciudad, se ve diversificando el negocio con alquiler de patinetes (Lime) y bicicletas eléctricas, y otras tareas de reparto. "Hasta ahora el foco ha estado en el envío de comida a domicilio, pero hay muchísimas otras oportunidades, como en el supermercado, con la adquisición reciente de la compañía sudamericana Cornershop; el envío de bebidas alcohólicas, con una empresa americana llamada Drizly; y muchísimos otros segmentos en ese mundo de la logística de última milla urbana".

En lo que Galiardo no entra, preguntado por D+I, es en ese futuro prometido por Uber de taxis robóticos autoconducidos, moviéndose por la ciudad… sin chóferes humanos. "Creo que todavía estamos un poco lejos de este proyecto. Es un avance tecnológico que llegará en algún momento. No creemos, yo desde luego no creo, que vaya a ser poco menos que darle a un interruptor y que de la noche a la mañana… Va a ser un proceso muy gradual en el que va a haber inicialmente algunas rutas más sencillas que poco a poco se irán automatizando. Pero estamos muy lejos a nivel mundial".

"Ahora mismo nuestra prioridad, como decía, es apoyar la recuperación económica aquí en España, apoyar a nuestros socios, tanto a flotas VTC, como autónomos VTC, autónomos del taxi, repartidores… y en todos estos meses complicados que tenemos por delante, enfocarnos en cómo podemos cómo podemos contribuir a esa recuperación económica", concluye.

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