Erdogan, presidente de Turquía.

Erdogan, presidente de Turquía.

Fondos de inversión

Turquía, el más rentable de los países emergentes europeos en el año

Los fondos que invierten en acciones de Turquía son los más rentables, dentro de la categoría VDOS de Renta Variable Internacional Emergentes.

9 agosto, 2022 01:54
VDOS

Como era de esperar, la invasión de Ucrania ha tenido un mayor impacto en los países del este de Europa, con una especial incidencia en la economía rusa. Además de Turquía, este grupo de países forma parte del bloque conocido como Europa emergente, cuyas empresas cotizadas han tenido un comportamiento medio más bien pobre en el año, con la excepción de Turquía.

La aparente fortaleza de la economía real de Turquía no parece fácil de explicar. En 2020, cuando la mayoría de las economías pasaban por serias dificultades, fue una de las pocas grandes economías que logró crecer y durante el año pasado su Producto Interior Bruto (PIB) creció un 11%. Las cifras de este año muestran que la producción industrial aumentó un 9,10% hasta mayo.

El núcleo de este aparente sinsentido esconde un raro equilibrio entre dos fuerzas: por un lado, un dinamismo empresarial que impulsa la economía turca; por otro, la errática formulación de políticas que la ha socavado. Bajo la presión del presidente Recep Tayyip Erdogan, el banco central ha mantenido los tipos de interés bajos, a pesar del brusco avance de la inflación.

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Una medida que parece algo imprudente, teniendo en cuenta que Turquía es un país con bajo nivel de ahorro, que necesita atraer capital extranjero para cubrir un déficit persistente en su cuenta corriente. Importa energía (gran parte de su gas procedente de Rusia e Irán) y cuando, como ahora, los precios de la energía aumentan, su déficit comercial y su necesidad de capital extranjero tienden a aumentar.

Pero incluso con esta situación, los fondos que invierten en acciones de Turquía son los más rentables en el año, dentro de la categoría VDOS de Renta Variable Internacional Emergentes Europa, que en el año obtiene una rentabilidad media de 3,84%. De esta categoría, se han seleccionado los que, contando con la calificación de cinco o cuatro estrellas de VDOS y un requerimiento mínimo de inversión de 6.000 euros o menos, tienen un mejor comportamiento por rentabilidad desde comienzos de año.

El más rentable de esta selección es HSBC GIF TURKEY EQUITY con una revalorización de 31,87% desde comienzos de año en su clase EC y un 21,30% a un año, con un controlado coste por volatilidad en este último periodo de 27,71%, que lo sitúa en el segundo mejor grupo de su categoría por este concepto, en el quintil cuatro. Se propone como objetivo obtener rendimientos a largo plazo, a partir de crecimiento de capital y rentas invirtiendo principalmente en renta variable de empresas con domicilio social en Turquía y que coticen en una importante Bolsa de valores u otro mercado regulado de Turquía, así como aquellas empresas que llevan a cabo una parte preponderante de sus actividades comerciales en este país.

Además, busca invertir en diferentes capitalizaciones de mercado, pudiendo utilizar instrumentos financieros derivados a efectos de cobertura y gestión del flujo de efectivo. Entre sus mayores posiciones en cartera encontramos acciones de Turk Hava Yollari AO (9,71%) Turkiye Sise ve Cam Fabrikalari AS (8,67%) Ford Otomotiv Sanayi AS (7,65%) BIM Birlesik Magazalar AS (7,37%) y Kardemir Karabuk Demir Celik Sanayi ve Ticaret AS (4,53%). La suscripción de la clase EC de este fondo supone una inversión mínima de 5.000 dólares (aproximadamente 4.911 euros) aplicando a sus partícipes una comisión fija de 2,25%.

Un 22,48% se revaloriza en el año la clase CLASSIC de capitalización de BNP PARIBAS TURKEY EQUITY  En el último año su rentabilidad es de 4,72%, con una volatilidad de 31,43%. Tomando como referencia de gestión el índice MSCI Turkey IMI 10/40 (NR), su objetivo de inversión es aumentar el valor de sus activos a medio plazo. Para ello invierte al menos el 75% de sus activos en valores de renta variable emitidos por sociedades que tengan su domicilio social o realicen la mayor parte de sus actividades empresariales en Turquía. Sus mayores posiciones incluyen TURKIYE PETROL RAFINERILERI A A (7,31%) TURKIYE SISE VE CAM FABRIKALARI AS A (7,90%) TURK HAVA YOLLARI AO A A (6,80%) BIM BIRLESIK MAGAZALAR A A (6,63%) y FORD OTOMOTIV SANAYI A A (6,24%). Sus partícipes soportan una comisión fija de 1,75%.

Rentabilidad y volatilidad

Gestionado por Erste Asset Management, ESPA STOCK ISTANBUL VTA USD  obtiene una rentabilidad desde el pasado 1 de enero de 7,82% y de 1,35% en el último año, periodo en que registra un dato de volatilidad de 27,81%, un dato bastante controlado que lo posiciona por tal concepto en el segundo mejor grupo de su categoría, en el quintil cuatro. Invierte principalmente en empresas con sede en Turquía o que cotizan en su mercado de valores.

El proceso de inversión fondo se basa en el análisis fundamental del negocio. Al seleccionar acciones, la atención se centra en empresas de alta calidad y alto crecimiento. Por lo general, no se proporciona una cobertura contra el riesgo de divisa extranjera de la lira turca, pero es posible. Las mayores posiciones en la cartera de este fondo corresponden a acciones de Eregli Demir ve Celik Fabrikalari TAS (8,18%) Turk Hava Yollari AO (7,17%) Turkiye Petrol Rafinerileri AS (7%) BIM Birlesik Magazalar AS (6,61%) Haci Omer Sabanci Holding AS (4,92%). Grava a sus partícipes con una comisión fija de 1,80 por ciento y de depósito de 0,50%.

Las reformas de 2001 en Turquía fueron transformadoras. Uno de los grandes cambios fue la concesión de mayor independencia al banco central para mantener controlada la inflación. Se impusieron restricciones al gasto público y se abrió la contratación pública a la licitación pública. Continuando con estas políticas, cuando Erdogan llegó al poder en 2003, la inflación cayó a un solo dígito, el crecimiento del PIB despegó y la productividad repuntó.

Pero con el tiempo el ímpetu de reforma económica se desvaneció. El banco central sucumbió a la presión política y perdió de vista su objetivo de inflación, se dio rienda suelta a los grandes proyectos de infraestructura y la ley de contratación fue derogada. La construcción pasó a ser el motor de la economía, desplazando a la industria y, puesto que la construcción es una industria de baja productividad, la calidad del crecimiento del PIB disminuyó. También es un sector muy sensible a los tipos de interés, lo que podría explicar el empeño en mantenerlos a un nivel bajo.

***Paula Mercado es directora de análisis de VDOS